62- Verdades y nadie más.

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Rafael

-Valentina, él es Octavio, hijo de mi padrino, hermano de Sheko y culpable de la muerte de mi padrino -empecé a decirle-. Y tengo sospechas de que él tuvo que ver con las fotos, con el disparo y con todo lo que ha pasado.

-¿Eso es cierto? -le preguntó dolida.

-Perdón.

-Me mentiste Ma... Octavio.

-Amor...

-¿En realidad me amas?

-Te amo, te lo juro, al principio todo fue un plan para hacer sufrir a ese imbécil -me vio-, pero me enamoré, Valentina, eres una mujer maravillosa y te amo.

-¿Por qué lo hiciste? -Valentina ya estaba llorando.

-¿Hacer qué, amor? ¿Enamorarme de ti?

-¿Por qué destruiste mi familia? Hiciste que dejara a mi esposo, yo lo amaba -amaba, del verbo Rafael ya me vale madres-, hiciste que alejara a mis hijos de su padre.

-Sé que lo que hice estuvo mal, pero entiende que aunque al principio todo era parte de un plan, me enamoré perdidamente de ti -el muy perro descarado empezó a llorar.

-¿Sabes qué es lo peor? Que también te amo -levanté una ceja.

-Perdóname, mi amor -Valentina asintió.

-Te perdono, porque te amo -mi mandíbula calló al piso en ese momento.

-¡Whoau! -ambos me vieron-. Yo nunca te fui infiel, nunca te dile mentiras, en estos años mi único error fue ocultarte lo de Benjamín y por más que te perdí perdón y te dije que volvieras conmigo, nunca lo hiciste. Pero este imbécil ni siquiera te dice su verdadero nombre y lo perdonas -reí-. Que manera de enterarme que a mí nunca me amaste como decías hacerlo.

-Eso no es cierto, Rafael, sabes que fuiste al primer hombre al que amé -negué.

-Los dos son tal para cual, se merecen; hipócritas, traidores.

-Rafael, yo te amé, desde el primer momento...

-Ya Valentina, cállate, no me interesa escuchar tus estupideces -me vio sorprendida, bueno, todos en la bodega lo hicieron-. Hoy me doy cuenta que mi vida a tu lado era una farsa, lo único real fueron las niñas, nada más.

-¿Puedo matarlo ya? -preguntó Sheko con fastidió-. Ya se me abrió la herida y me estoy desangrando.

-No, por favor no lo maten -rodeé los ojos.

-¿Rafael, lo mato? -vi a Sheko.

-Rafael, por favor no, haré lo que quieras con tal de que no lo maten -escucharla decir eso realmente me dolió.

-Rafael, por su culpa mi papá está muerto, él mató a Lorenzo, te quitó a tu esposa.

-No le puedes quitar a alguien algo que no tiene y aparte que yo sepa no la obligó a irse con él -ella bajó la cabeza-. Me voy a arrepentir de esto, pero déjalo vivo -Sheko me vio molesto.

-¿Qué? Rafael, en cuanto tenga oportunidad de matarnos lo hará.

-Se irá vivo de aquí, con la condición de que si se vuelve a acercar a cualquiera de nosotros, lo haré pedacitos yo mismo y lo voy a disfrutar mucho -Sheko tiró la pistola sobre una mesa y salió de la bodega.

-Esto que acabas de hacer es una traición para la memoria de mi hermano -Emiliano también se fue.

-Espero que lo te equivoques -Efrén golpeó mi espalda y se fue, dejándonos a los tres solos.

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