Valentina
Cuando Alejandra y Susan me dijeron que Rafael se iría de viaje y quería despedirse de los niños, no dude en ofrecerme para llevarlos porque necesitaba hablar con él y con eso de que no responde mis mensajes, no he podido decirle lo que quiero. Este es el momento perfecto para hablar con él y principalmente para pedirle una disculpa por lo que le hice, él no se merecía nada de eso.
—No, ame, mío —vi a Benjamín y Octavio que estaban sentados en la alfombra, hace un momento estaban jugando, pero ahora Benjamín le quitó su peluche.
—Pero estábamos jugando —Mario lo vio sorprendido.
—Ya no tiedo, no tae ben —mi niño se puso de pie, tomó sus peluches y fue a guardarlos a su cesta—. Mami, eche —señaló mis pechos y bufé.
Un día vio que estaba dándole leche a las niñas y él nos veía con curiosidad y de un momento a otro, hizo un puchero y empezó a llorar, le pregunté que tenía y dijo que su mamá le daba leche. Luego de un rato los sollozos aumentaron y unas grandes lágrimas cubrían su carita hermosa, así que cuando las niñas se durmieron, lo senté en mis piernas y le di de mi leche, desde entonces siempre me pide que le dé y la verdad no me molesta, pero darle pecho a tres niños es doloroso y aún falta que nazca el otro bebé. Pobre de mí.
—Benjamín, ya estás grandes para eso —le dijo Octavio en un tono que no me gustó.
—No, Benamín, ebé —hizo un puchero y sus ojitos empezaron a llenarse de lágrimas.
—No llores —lo cargué—. Tú eres un bebé, mi amor —le di un beso en la frente—. ¿Quieres leche de mami, mi amor?
—Shi, mami —limpie sus lágrimas. Subí mi camisa, bajé el sostén y él de inmediato se pegó a mi pezón y empezó a succionar.
—Valentina no hagas eso, ya tiene dos años, aparte, ¿qué le vas a dar a nuestro hijo? Le das a las gemelas y ahora también a él —me reclamó.
—Octavio, lo que yo haga con mis pechos y mi leche, es muy mi problema y desde ya te digo, que no le vuelvas a hablar mi hijo como lo hiciste, él aún es un bebé.
—No lo es, ya es un niño, lo que pasa es que el imbécil de su padre y tú lo tratan como si lo fuera y no lo es. Lo están haciendo un malcriado, mal educado.
—Octavio, hazme el favor de irte de mi casa y no vuelvas —dije de forma tranquila, pues no debo exaltarme por mi hijo, no lo quiero perder—, yo te llamaré cuando tenga cita con el doctor y cosas así, de menos no vengas.
—Pero...
—Y desde ya te digo que olvides la idea de que me mude contigo, yo no voy a vivir con alguien que trata mal a mi hijo. Porque Benjamín es mi hijo y por lo tanto todo lo malo que le hagan a él, me lo hacen a mí. Así que vete —apretó la mandíbula, pero se fue.
Pasé una mano por el rubio cabello de mi bebé, que ya estaba dormido, pero aún no dejaba de succionar la leche. Ver a Benjamín es como ver a Rafael, sólo que con el cabello más amarillo, cada día se parece más a él y las niñas igual, sólo espero que mi bebé cuatro se parezca a mí, su papá no es feo, al contrario es guapo, por algo me gustó, pero no es alguien que me agrade mucho.
Mientras más pasa el tiempo, más me convenzo que nunca voy a poder tener algo con Octavio, la manera en la que trata a Benjamín no me gusta, su forma tan explosiva de ser tan poco y por supuesto sus mentiras no van conmigo. Hace poco me di cuenta que eso de que era un inversionista no es del todo cierto, si es dueño de hoteles, pero los ha comprado a costa de niñas inocentes que prostituyen, pues trabaja con gente que se dedica a la trata de blancas y tienen varios prostíbulos.

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Dispuesto a Todo
ActionUn enemigo del pasado ha regresado dispuesto a acabar con Rafael, cuyo objetivo principal es: separar a Rafael y a Valentina. Para Rafael, la familia es primero y perderla será suficiente para destruirlo. ¿Qué tanto estará dispuesto a hacer Rafael...