Valentina
Cada vez que Rafael se iba me quedaba preocupada, porque me daba mucho miedo que le pasara algo. Desde que nacieron las niñas, me preocupaba mucho más y ahora con Benjamín, peor aún, ¿qué haría yo sola si le pasara algo? Definitivamente nada, Rafael era mi mayor apoyo, era el amor de mi vida y la vida sin él no tendría sentido alguno.
—Mami —respiré hondo y me concentré en lo que estaba haciendo con Benja—. Ete pollo, e malo.
—¿Por qué es malo? —reí.
—Pote shi, mami, ete pollo no tae ben a tenol oto —empezó a jugar con ambos y reí.
—Voy a ir por un jugo, ¿tú quieres algo, amor? —acaricié su cabello.
—Eche mami, pesa.
—¿Pesa? —fruncí el ceño, pues no entendí que quiso decirme.
—Shi —asintió y siguió jugando.
—Am. Bien —en el camino a la cocina estuve tratando de adivinar que quiso decirme—. Pesa, ¿qué es pesa?
Por mi mente pasó la idea de llamar a Rafael, él siempre entendía lo que decía y no sabía cómo lo hacía, pero luego recordé que debía estar ocupado y decidí adivinar yo sola. Tomé los botes de leche en polvo de Benja y las niñas y las puse en sus biberones. Con la mirada revise todo en la cocina y me detuve en un bote rosado en dónde decía fresa.
—Eso es —era el polvito ese que le ponía Rafael a la leche de Benja—. Pesa es fresa —lo tomé y se lo puse a su leche. Tomé los tres biberones y los llevé a la sala.
—Mami, ebes —Benja tenía el ceño fruncido pues las niñas empezaron a llorar—. Lloda mami.
—Ya lo sé mi amor, por eso traigo su leche —asintió. Esas niñas eran como un relojito suizo—. Amor, ven acá —lo levanté del piso y lo recosté en el sillón—. Recuestate para tomarte tu leche —lo hizo, le puse su almohada en forma de nube detrás de su cabecita—. Toma —le di su biberón y empezó a tomárselo—. Vengan mis niñas.
Cargué a ambas, y las recosté en el sillón, rápido tomé los biberones y los metí en sus boquitas, de inmediato se quedaron calladas.
—Ya alladon —Benja desde su lugar quedaba viendo a las niñas.
—Si mi amor, ya se callaron —le lancé un beso y me lo devolvió—. ¿Ya terminaste?
—No —se acostó y siguió tomándose su leche.
—Señora —vi a mi lado.
—¿Qué pasa Tres?
—Trajeron esto para usted —me mostró un sobre.
—Déjalo ahí, por favor —con un asentimiento señalé la mesa—. Gracias por traerlo —asintió y se fue.
—Mami, mine —me mostró su biberón.
—Eso mi amor. ¿Vas a jugar?
—Shi, ton Dayo.
—Rayo no está bebé, se lo llevaron a pasear —hizo un puchero—. Cuando las niñas terminen de tomarse su leche vamos a decirle al Tres que lo traiga, ¿si, mi amor?
—Shi, mami, popavo —se deslizó por el sillón hasta llegar al piso—. Shi pue mami.
—Si bebé, eres un niño muy inteligente —sonrió—. Ya terminaron mis gorditas —les quité los biberones y los puse sobre la mesa.
Tomé a Valery, la recosté en ni hombro y empecé a golpear su espalda para poder sacar sus gases, cuando logré mi objetivo hice lo mismo con Valeska.

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Dispuesto a Todo
AçãoUn enemigo del pasado ha regresado dispuesto a acabar con Rafael, cuyo objetivo principal es: separar a Rafael y a Valentina. Para Rafael, la familia es primero y perderla será suficiente para destruirlo. ¿Qué tanto estará dispuesto a hacer Rafael...