55- Mejores amigos.

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Efrén

-La operación fue un poco complicada, pero ya está bien, ahora solo falta esperar a que despierte para saber si la bala no afecto nada y si podrá volver a caminar -nos dijo el doctor, unas cinco horas después de que nos dijeran que iban a operar a Rafael.

-Gracias, doctor -estreche su mano y se fue.

-¿Crees que vuelva a caminar? -vi al Pollo.

-Ni siquiera sabemos si está invalido o no -rodeé los ojos y me fui a sentar. Saqué el celular de mi bolsillo y le marqué a Diego, pero no contesto, con lo dormilón que es, de seguro no aún ni ha despertado. Busqué el número de Tavo y lo llamé a él.

-¿Qué pasó, Efrén? -preguntó adormilado.

-Ayer tuvimos un problema y estamos en el hospital.

-¿Qué pasó?

-Le dispararon a Rafael y a Sheko.

-¡¿Qué?! ¿Cómo están?

-Sheko está bien, al parecer no fue algo tan grave, pero a Rafael no le fue también.

-¿Está bien o...?

-Tranquilo, tuvieron que operarlo, pero el doctor dijo que ya está bien, no sabemos si va a poder caminar o si la bala dejará alguna secuela, pero al menos ya está fuera de peligro.

-Ya voy para allá.

-No es necesario, sólo llamaba para que supieran, aparte son las cuatro de la mañana -dije viendo mi reloj.

-No importa, ya voy para allá.

-¿Con quién vas venir?

-Solo, porque aquí solo está Diego y está dormido. Emiliano y Alejandra, aún están con Susan en el hospital.

-¿En qué hospital están? Porque yo aquí no he visto a ninguno de ellos.

-Sino están ahí, entonces no sé.

-Busca a alguien que te traiga.

-Tranquilo.

-¿Pollo, sabes si Susan, Alejandra y Emiliano, están en este hospital? -se quedó pensativo.

-Sí, aquí está. ¿Quieres que vaya a buscarlos? -negué.

-Luego, ahora es tarde y para que se va a llevar un gran susto.

-Ta' bueno pues.

***

Tavo

Bajé del carro y entré al hospital, me preocupa mucho lo que le pasó a Rafael, la posibilidad de que no vuelva a caminar aun más. No me lo imagino en una silla de ruedas o en una cama para el resto de su vida, aunque si eso llega a pasar, estaré a su lado, a diferencia de Valentina, yo no voy a dejarlo solo. Cuando llegué a la sala de espera, en encontré con Efrén, El Seis, El Quince y El Pollo.

-Ey, ¿ya vieron a Rafael? -todos me vieron.

-No, ¿y tú con quién llegaste? -me preguntó Efrén.

-Solo -me encogí de hombros-. Pero dime, ¿qué pasó con Rafael?

-Ya te dije que está bien. Está dormido aún y por eso no hemos podido verlo, pero el doctor ya dijo que está bien -me senté a su lado-. Si Rafael se llega a dar cuenta que te deje llegar aquí solo, a las cuatro de la mañana y en día de escuela, me va a matar.

-No puedo ir a la escuela y mucho menos dormir tranquilo cuando sé que Rafael está aquí -Efrén sonrió-. ¿Y Sheko? ¿Ya lo vieron?

-Tampoco, él también está dormido -saqué mi celular-. ¿Has hablado con Valentina?

-No y menos ahora que a compartido fotos con el imbécil que anda -le mostré una foto que publicó en Instagram hace unos días.

-¿No crees que haces mal en no buscarla, es tu mamá?

-Lo sé y también sé que gracias a ella tengo la familia que tengo, pero no me gusta lo que hizo.

-¿Te dolió? -suspire pesadamente.

-Sí. Porque empezaba a creer que tenía dos padres y...

-Los tienes. Rafael te quiere muchísimo y Valentina, ella te ama, eres su niño, así que deberías hablar con ella.

-Voy a pensarlo.

-¿Quieres un café? -El Pollo me mostró un vaso.

-Sí, gracias -me dio el vaso y empecé a tomarlo.

Cuando dieron las cinco de la mañana, me aburrí y empecé a caminar por el pasillo. Tengo sueño, pero no voy a irme de aquí y mucho menos le voy a decir a alguien porque me regresan a la casa. Pasé por la zona de los bebés y me llamó la atención verlos a todos tan pequeños, extraño a las niñas a Benja, los veo de vez en cuando, pero no es lo mismo que cuando vivíamos juntos.

Todo que pasó entre Valentina y Rafael, aunque parezca muy estúpido me ha afectado, porque me gustaba tenerlos cerca a ambos y a los niños, porque me sentía en una verdadera familia, pero ahora ya no es así. Aparte Rafael ya no es tan feliz como lo era con Valentina y no me gusta verlo así, menos porque él es inocente.

-Tavo -di un brinco al escuchar mi nombre y me giré-, ¿qué estás haciendo aquí? -sonreí al ver a Quique, mi mejor amigo, lo conocí en la escuela.

-Yo vine para estar con... Con mi papá. ¿Y tú? -golpeé su hombro.

-¿Adivina quiénes tienen un nuevo sobrino?

-¿Tú y Nando? -Nando es otro amigo y también es primo de Quique.

-Sí, el bebé de mi prima nació hace poco.

-Felicidades, güey -lo abracé.

-Gracias.

-Hay no mames, ¿qué haces aquí, Tavo? -ambos volvimos a ver a Nando-. ¿A poco nos estás siguiendo?

-Ni que fueras tan importante cabrón -los tres reímos-. Ya Quique me contó lo de su sobrino, felicidades.

-Gracias, güey -le di un abrazo-. Mira -señaló a un bebé a través del cristal-, es él y se llama igual que yo.

-No seas argüendero, puto -Quique le dio un golpe-. Aún no escogen el nombre.

-Tanto que se están tardando y de seguro le pondrán Juan o Pedro o cualquiera de eso nombres pendejos y comunes -reímos porque las personas suelen ponerle los mismos nombres a sus hijos, por ejemplo, yo me llamo Jesús y es un nombre común-. Pero tú no me has dicho qué haces aquí.

-Mi papá tuvo un accidente y vine para saber como estaba.

-¿Y cómo está?

-Bien, pero aún no sabemos si habrán secuelas, entre ellas que no pueda volver a caminar -me desarregle el pelo-. Tenemos que esperar a que despierte para saber con exactitud cómo está.

-Espero que salga bien de esto -Quique puso su mano en mi hombro.

-Ya verás que así será, según lo que nos has contado, tu papá es un hombre fuerte -asentí.

-Sé que va a estar bien, tiene mucho por que luchar -sonreí.

Los tres nos quedamos hablando un rato, acerca de la escuela y de que como no vamos a ir a la escuela ninguno de los tres, nuestra única salvación será El Efra, el cuarto integrante de nuestro grupo, es el más desmadroso y esperamos que haga todo los trabajos, para que nos pase los apuntes y así no perder más puntos. A este paso vamos a reprobar en todo.

-Estar despierto a esta hora para mí es un sacrilegio -Nando bostezo y recostó la cabeza en el hombro de Quique.

-Yo también tengo sueño y hambre.

-Quique, no jodas, tú siempre tienes hambre.

-Pinche Quique, cállate, tengo sueño.

-Ah no cabrón, yo no soy tu almohada -Quique se apartó y la cabeza de Nando calló.

-Hay hijo de la fregada, me dolió -reímos al ver a Nando quejándose y sobando su cuello.

-Esa era la intención.

No cabe duda que sólo mis mejores amigos pueden sacarme una sonrisa cuando más preocupado estoy y eso que no está Efraín.

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