Capitulo 21

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Fer la miro a través del espejo y por un instante se quedaron así perdidos uno en los ojos del otro. Entonces dio un paso al frente y le hizo una seña al chico de que los dejara solos. Este salio apresuradamente cerrando la puerta. Lucero seguía mirándolo por el espejo Llevaba una camisa blanca de tela suave. El se acercó y se paro a su espalda. Ninguno de los dos dijo nada.
Fer puso sus manos en los hombros de ella y le sonrió.
--Que haces aquí?—el frunció el seño—Es decir... sin avisarme que vendrías
--Te incomoda que haya venido?—esto no estaba saliendo como el se imaginó
--No! Por Dios!—Que demonios le pasaba?—Yo...estoy feliz de que estés acá
--No parece—El retiro las manos y le dio la espalda—estás incómoda
--No, no...yo no...
--Si quieres me voy.
Debía hacer algo y pronto. Debía arreglar esto y no seguir pareciendo que no le agradara que el estuviera ahí. Lucero se paró y se acercó a el. Le puso una mano en la espalda y lo obligó a darle el frente. Dios mío, era tan grande que le costaba estar a su altura sobre todo porque ella aún no se había puesto sus botas de tacón. Se empinó un poquito y lo besó en la barbilla.
El se tambaleo ante el gesto y ella lo agarró del cuello de la camisa para que bajara la cabeza.
--Nunca digas que quiero que te vayas—Sus narices estaban juntas— Me hiciste mucha falta.
El la abrazó y ella rodeó su cuello con los brazos. El la alzó y dio varias vueltas con ella así hasta que le dejo en el suelo pero sin soltarla.
--Estas bien?—lo preguntó cuidadosamente—digo por lo de la separación
--Todo lo bien que se puede estar—lo miró a los ojos antes de decir—después de dejar a tu esposo de 14 años.
--Me imagino
--Ni siquiera me llamaste para preguntar
--No quería incomodarte.
--Nunca
Se miraron por un instante y el bajó la cabeza lentamente para darle un beso. Quería que fuera breve, un roce nada más. Pero en cuanto sus labios se tocaron se prendió la chispa y el deseo lo invadió.
Fer la miró por un instante y sonrió. La cargó, la sentó de golpe sobre el tocador y se puso entre sus piernas. Volvió a besarla esta vez mas profundo, ella le clavó las uñas en la espalda y se besaron con mas intensidad olvidando por un instante donde estaban.
Fer le tomó el labio inferior entre los suyos y ella protestó ante la mordida que le dio.
--Espera—lo empujo un poco—espera
--Mmmm
--Fer...
El levantó la cabeza y la miró
--Hay mucha gente allá afuera—El le besó el cuello—y...no...podemos...
--Me quedaré por ahí hasta que termines y después...
--Después?
--Después—Volvió a mirarla a los ojos—te vienes conmigo a mi casa.

En ese instante alguien toco la puerta y ella se bajó del tocador. Lo miró y sonrío. Fer tenía en la boca todo su lápiz labial.
--Será mejor que...—le hizo señas de que se limpiara
--Ah si!—Fer se miró al espejo. Soltó la carcajada y se pasó el dorso de la mano por los labios—Será mejor...

Ella fue a abrir. Era el chico que había estado antes ahí. Saludó nuevamente a Fer e incluso se tomo algunas fotos. Ella también se tomó fotos con Fer y las guardó en su celular. El salió y ella terminó de arreglarse.

Las horas se hicieron eternas y aunque ella se divirtió mucho en el evento, su mente estaba en otro lugar y de cuando en cuando, sentía maripositas en el estomago pensando como terminaría aquella noche.

El evento terminó y ella se dirigió al camerino a recoger sus cosas. Un chico que ella no conocía la estaba esperando con un mensaje de Fer.
--venga conmigo señora
--Y Fer?
--Ya se verán.
Ella recogió sus cosas y salio con el.
Caminaron en silencio y justo cuando ella pensó que irían al estacionamiento el chico abrió una puerta y la invito a pasar. Caminaron por un pasillo largo hasta llegar a otra puerta que daba a un callejón solitario. Estaba algo oscuro y ella pudo ver una camioneta estacionada en las sombras.
El chico le indico que se acercara y un hombre grande y corpulento le abrió la puerta para que pasara. Ella entro al vehiculo pero Fer no estaba.
--Y Fer?
--Esta esperándola en casa señora, en un instante llegaremos
El trayecto lo hicieron en silencio hasta que llegaron a la casa pero en vez de estacionar al frente le dieron la vuelta y Lucero pudo ver como se abría la puerta trasera dándoles paso.

El auto rodó por un sendero de piedras hasta que entro en el garaje. El hombre se bajó y la ayudó a salir. Ella lo miró inquisitiva y el hombre adivinó lo que estaba pensando.
--Es por su seguridad señora—se tocó el quepis—El señor me mataría si mañana alguien dijese algo inapropiado de usted.

Ella sonrió ampliamente y el le indicó por donde debía entrar. Ella camino despacio y abrió la puerta y se encontró con los ojos de Fer. El la tomo de la mano y la invito a sentarse en el sofá junto a el.
--Es bonita tu casa
--Gracias—el le tomó la mano—Te trataron bien?
--Tus empleados son muy amables—ella le acaricio la palma de la mano—Pero...
--Pero?
--Porque tanto misterio?
--Es que así deben ser las cosas—le sonrío—te asustaste?
--Me sentí como en una película de espionaje
Fernando soltó una sonora carcajada
--No quise que te espantaras—la abrazó—pero no podemos darnos el lujo que alguien te vea entrar a mi casa a altas hora de la noche.
--Te agradezco el gesto
El la miró algo serio esta vez
--Yo preferiría que vinieras por la puerta principal y a la luz del dia
--Es que aun no...
--Lo sé y solo por eso hice las cosas como las hice—se puso de pie—Es mas nadie me vio entrar a tu camerino y nadie me vio salir.
Lucero se sorprendió por lo que dijo.
--Y el chico que me peino?
--Es un viejo amigo
Le dio la mano para ponerla de pie y tiró de ella para que lo siguiera hasta arriba de las escaleras. Se paró frente a una puerta y la invito a pasar. Ella entro primero y el la siguió. Era una habitación bastante grande dominada por una enorme cama con sabanas grises.
El decorado era muy masculino con tonos tierra y negro.
Ella se giró para darle el frente.
--Me hiciste mucha falta
--Y tú a mí
--pensé en ti día y noche, noche tras noche
--Yo también
--Miraba todos los noticieros a ver si te veía
--Igual yo
--Y porque no me besas?

El se acercó hasta que sus cuerpos se tocaron.
--Pensé que nunca me lo pedirías

Y se besaron.
Una y otra vez hasta que a los dos les falto el aliento. Fer la arrastro hasta el borde de la cama y la volvió a besar con intensidad. Luego la cargó pero en ves de llevarla a la cama entro con ella al cuarto de baño y la dejó en el suelo.
Ella miro a su alrededor y sus ojos detuvieron en un punto
--Un jacuzzi?—Subió una ceja—Que exótico
--No te gusta?
--Si
Estaba lleno y Fer acciono un botón. El agua empezó a burbujear.
Le tomó sus manos y las llevó hasta el borde de su camisa. Ella se la desabrochó despacio mirándolo a los ojos. Le encantaba su cuerpo. Era fuerte y masculino. Ella dejo que sus dedos rodasen por aquellos músculos perfectos y Fer se derritió ante el placer de la caricia.

Ella se aparto un poco y despacio, se fue despojando de su ropa bajo la mirada de Fer. En un instante estaba casi desnuda ante sus ojos. Se acercó y el hundió la cabeza en su pecho. Ella acaricio su pelo y se dejo llevar por el deseo.
Terminaron de desvestirse, entraron despacio y se sentaron juntos. Fer la rodeó con sus brazos y volvieron a besarse. Olía a madera y a manzanas. No era raro, en el, todo olía a manzanas. La espuma le hacia cosquillas a Lucero y la sensación era increíble.

El le acarició la espalda y deslizó los dedos por su piel. Ella se estremeció bajos sus caricias y le devolvió el gesto despacio. Fer se inclino y reclamo su boca con fuerza. Ella le correspondió de la misma manera.
Estaban embriagados de deseo. Estaban como en otra galaxia.

Hicieron el amor despacio, deleitándose en el placer de acariciarse
Nada importaba.
Nadie importaba.
Solo ellos dos y el gran amor que se tenían.
Se quedaron allí hasta que tocaron el cielo,... juntos.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora