Capitulo 50

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--te parece si damos una vuelta?—le dijo Fer mientras acariciaba la crin a Cocuyo
--Si eso me gustaría pero...
--Pero que?
--Debemos ir despacio
--Bien

Salieron a buscar a los nenes y los encontraron tomándose una limonada. Fernando habló con el encargado de los caballos y este le aseguro que se podían montar sin miedo. Se los ensillaron y Fer la ayudó a montar a Altanero. Luego le puso la nena al frente y el mismo se subió en el Cocuyo y de un tiron puso a José Manuel a su espalda.

Recorrieron el rancho durante un rato, cabalgando lo más que pudieron pero sin alejarse demasiado de la casa. Los niños estaban contentos y reían de puro gusto. Al cabo de una hora regresaron a almorzar. Luego del almuerzo los nenes tomaron una siesta y quedaron al cuidado del ama de llaves quien prometió vigilarlos mientras Fer y Lucero iban a dar otra vuelta en los caballos.
Esta vez si que se alejaron bastante hasta un pequeño arrollo que serpenteaba en un extremo fronterizo de la propiedad. Junto al cual había una hilera de árboles enormes tan tupidos que no dejaban ver nada detrás. Cabalgaron hasta allí y los dos de dejaron caer sobre la fina hierba que crecía junto al bosque.

Lucero se acomodo en el pecho masculino y el la abrazó mientras ambos miraban al cielo.

--Viste que nubes mas hermosas?
--Si—dijo Fer acariciando su pelo
--De niños Antonio y yo jugábamos a ver figuras en las nubes
--Si es un juego divertido
--Veíamos de todo, coches, animales. Hasta la cara del profe de matemáticas del cole!
Ambos se carcajearon
--Sabes porque me gustan las nubes?
--Por?
--Pues porque adoptan la forma que tu quieras, y solo debes usar tu imaginación.
Ella miro al cielo y vio una bella imagen de ellos dos con un bebito en brazos.

Fer se inclinó y le dio un beso lento y suave. Saboreando sus labios con ganas. Ella se aferró a su cuello y se dejó besar sin poner resistencia.

Las manos de ella ahora estaban en su espalda por debajo de la tela de su camisa. Adoraba tocar aquellos músculos que se tensaban a cada movimiento de sus manos. Fer la cubrió con su cuerpo y enterró la lengua en su boca buscando la de ella que lo recibió con gusto. El tenía los labios dulces y su lengua aun sabía al postre que habían comido en el almuerzo. Estaban vestidos, pero eso no impidió que se acariciaran la piel. La tela le daba un aire erótico irresistible a lo que hacían. El era enorme y pesaba bastante pero no le molestaba. Al contrario, a ella le encantaba sentirlo así.

Pero no hicieron el amor, solo se besaron hasta gastarse las ganas y los labios en la faena. Después se pusieron de pie y, una vez se calmaron sus respiraciones, regresaron a la casa.

Los niños corrieron su encuentro. Y ellos los abrazaron a ambos. La nena le dijo que querían tomar un baño en la piscina.
A ella le pareció buena idea y todos se cambiaron a sus trajes de baño. El único que no lo hizo fue Fer pues no había traído.

Ella lo miró picadamente. Y subió una ceja antes de decirle al oído:
--si por mi fuera te metería desnudo. Pero eso no seria correcto
Sus palabras causaron conmoción en la sangre de el y se los imaginó a ambos desnudos metidos en el agua.

Se conformó con verla a ella y a los nenes divertirse. Ella era buena nadadora y José Manuel ayudaba a la nenita a hacer brazadas en la parte baja de la alberca.

--No le gustaría darse un baño señor Fernando?—el ama de llaves estaba parada junto a el con una bandeja de galletas y una jarra de limonada en las manos
--No tengo con que
--El don Alejandro tiene trajes de baño nuevos. Seguro que a usted le quedaría alguno.
--No quisiera molestar.
--no es molestia, venga conmigo
Fer la siguió al interior de la casa y ella saco varios trajes de baño de un armario empotrado en la pared del pasillo.
Se los pasó y le indicó la puerta del baño de invitados. Fer entró y tras probarse algunos, encontró uno que le venia bien. Solo que era algo chico y dejaba muy marcados sus atributos masculinos.

La mujer lo miró con aprobación al salir del baño y lo dejó solo. El caminó de vuelta a la alberca. Lucero se giró en el instante en el que el se acercó a la orilla.
--Olee!—le dijo ella levantando una ceja
--Mejor no digas nada—Le advirtió el—Son de tu amigo Alejandro
--Pos te aseguro que a ti te quedan mejor que a el
Las mejillas de ser se encendieron y se metió en el agua para privar a todos del espectáculo.
Se acercó y la sostuvo en sus brazos.
--Agradece que es de día y los nenes están mirando que si no...
--Que si no que?
--mejor ni te digo, de pensarlo bien no podría salir de aquí mientras alguien pudiera ver a lo que me refiero.
Lucero soltó una carcajada
--pues es mejor que no me lo digas

Nadaron un rato y luego salieron a tomar el sol. Ella le frotó bloqueador a los nenes y a la espalda de Fer. No había muchos empleados ese día, solo el ama de llaves y los demás trabajadores estaban en los establos

Por eso se sentaron juntos y ella s acomodó de espaldas sobre su pecho. Los nenes los miraron pero no dijeron nada al respecto. Para ellos ya era natural verlos así. Y aunque no había hablado de eso con José, el niño era muy discreto y sabía lo que ella sentía por Fer.

Al caer la noche entraron a la casa y de vistieron para cenar. Luego vieron un programa infantil que los nenes adoraban. Pero, estaban cansados por pasar el día nadando bajo el sol que, una hora después, ya se estaba cayendo del sueño.

La madre los preparó para dormir y Fer les leyó el cuento correspondiente de esa noche. Lucero se sorprendió al ver que la nena dejó a José elegir el cuento. Una historia de piratas.

Después los dos salieron a dar un paseo bajo la luna. Caminaron agarrados de la mano un rato y se iban dando besitos de cuando en cuando.

Al otro día se tendrían que marchar y lucero esperaba que las cosas al fin fueran bien entre ellos. Y, si ella estaba embarazada pues mejor pero aun debía esperar pues no era así de fácil. No quería ilusionase demasiado pues existía la posibilidad de que no ocurriera. Todo era cosa del azar y de Dios.
Por eso no le diría nada a Fer hasta ver que pasaba.
Aun así no pudo evitar preguntarle
--Si hubieras tenido un hijo, lo preferirías nene o nena?
A Fer le extrañó la pregunta pero le contestó
--No se, talvez nena—Fer la miró a los ojos—Porque me lo preguntas?
--Por curiosidad.
Fer la miró a los ojos y tanto si tenia algo mas que preguntar al respecto como si no. Permaneció en silencio. Lucero lo agradeció pues no era el momento de hablar. Luego se lo diría pero era mejor esperar a ver que pasaba.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora