Capitulo 31

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Amar a un hombre como Fernando era tan fácil como respirar. Eso pensaba Lucero mientras cantaba para el público hidalguense. El estaba allí, la estaba mirando y ella sentía el calor de su mirada recorriéndole la piel. Ella le sonrió y mentalmente le dedico todas sus canciones. Las que ella había escrito y las que no y seguramente Fer lo adivinó pues sus ojos brillaban de emoción.

Al regresar Antonio volvió a su casa pero Fer no regreso a Lucero a la suya. Sino que se la llevó a cenar a un restaurante de un amigo en donde le dieron una mesa con un sofa en semicírculo en un privado. Durante la cena y platicaron de todo. Lucero sonreía y a Fer le parecía que el cielo se habría frente a el.

--Y cuando regresas a USA?—Lucero estaba recostada en el pecho de Fer y este le acariciaba el pelo
--Me iré contigo
--pero podrían vernos
--Solo tomaremos un avión, no vamos a "besuquearnos" en el asiento
Lucero lo miró a los ojos
--Según tu lo que hacemos es "besuquearnos"?
--No solo eso pero...
Ella le golpeo el pecho
--Eres un grosero!
El la abrazó y ella trato de zafarse pero el la apretó contra el respaldo del sofá y la besó con fuerza. Lucero se rindió y metió la mano por dentro de su camisa y le acaricio el pecho. El subió la mano por sus piernas y la siguió besando hasta que cierta parte de su anatomía le dijo que debía parar porque estaban en un lugar público.

Se puso de pie y la ayudo a levantarse. Pago la cuenta y salieron deprisa. Una vez en la camioneta volvieron a darse un beso.
--Quieres que te lleve a casa?
Ella lo miró a los ojos y el le sostuvo la mirada un rato. Sus niños no estaban porque se quedaron con la abuela. La casa estaba solitaria y talvez Fer se podría quedar allí. Pero ella no quería estar con el en el mismo cuarto que había compartido con su ex pues se sentiría extraña y talvez Fer también
--No quiero separarme de ti pero no quiero ir a mi casa.
Fer le sonrío como comprendiendo y puso en marcha el motor. Dio varias vueltas hasta decidirse y al final condujo hasta la entrada de su casa.

--No es tu casa pero si la mía.
--Y tus papas?
--Estarán dormidos
--Fer yo no creo que debamos
El le puso un dedo en la boca y la hizo callar. Activo el mando a distancia y el portón se abrió. Dirigió el carro hasta el jardín trasero y apago el motor. Lucero seguía en silencio y Fer le dio un beso para disipar sus dudas.

Entraron en la casa a oscuras. Fer la tomó de la mano y subieron las escaleras despacio. Con cuidado caminaron por el pasillo y Fer le indico que se detuviera. Abrió una puerta y entraron juntos. De pronto Fer oyó un sollozó encendió la luz de la mesita y se volvió a mirarla, ella estaba parada ahí pero no muy segura de querer estar.
Y estaba llorando!

--Que tienes bonita?
Ella no contesto, solo lo bajó la vista y siguió llorando.
--Por Dios dime que tienes!?
Ella respiro prefundo y al fin habló
--Es esto...Esto de vernos a escondidas y tras las puertas como si fuésemos delincuentes!
El se acerco y la abrazó. Ella apoyó la cabeza en su pecho y cerro los ojos.
Era raro, el la había llevado ahí para hacer el amor y eso era en lo ultimo en lo que estaba pensando. Solo quería abrazarla y quedarse ahí con ella.

--Crees que a mi me causa gracia todo esto?—le acaricio la espalda suavemente no para seducirla sino mas bien para reconfortarla—me duele oír por ahí que si estas con este y con aquel y no poder decir que el dueño de tu corazón soy yo.

Lucero se apartó un poco para mirarlo y le tocó la cara con la mano y lo vio cerrar los ojos un momento. Cuando los abrió ella pudo ver toda la emoción que lo embargaba. Ella se puso en puntillas y le dio un beso en la barbilla, luego besó su mejilla y el movió la cabeza para ofrecerle sus labios. Ella dudó un momento y el no se movió. Lo miró a los ojos y puso su mano en su nuca para que bajara la cabeza.

Lentamente acaricio sus labios con la nariz y luego le tomo el labio inferior entre los suyos. Fer sintió la ligera succión y se le calentó la sangre en las venas. La estrechó entre sus brazos y la alzó un poco para que se amoldara mejor a su cuerpo. Entonces presionó su boca contra la de ella y probó el sabor de sus labios que ya tanto conocía.
Sus bocas se fundieron y sus cuerpos se acercaron lentamente a la cama. Fer se sento en el borde y ella se puso entre sus piernas.

Ella se saco la blusa por la cabeza y lo miro a los ojos. Fer la acaricio el vientre con su enorme mano y a Lucero le recorrieron mil temblores por la piel. El le beso el ombligo y ella lo sujeto de la cabeza tanto para no caerse como para mantenerlo ahí.
Despacio se desvistieron y Fer la arrastro hasta la cama. Le acaricio las pantorrillas y la parte interna de los muslos.

Y como siempre pasaba cuando se tocaban. Todo se borró a su alrededor y solo estaban ellos y la pasión que los consumía. Era intensa y avasalladora como un torrente. Los llevaba al abismo donde ya nada importaba solo ellos dos. Las manos de Fer la recorrían y ella se estremecía bajo el peso de su cuerpo. Era intoxicante como una droga y la arrastraba hasta lo más profundo de sus sensaciones.

Rato después seguían entrelazados.

--Creo que debo irme—Ella apoyaba la cabeza en su pecho y el acariciaba su espalda—es tarde
--En un rato te llevo a tu casa.
Ella lo miró y el comprendió lo que sus ojos callaban.
--Bonita esto no es cómodo para mi tampoco—le besó la frente

Se levantaron y se vistieron y Fer la llevo a su casa.

Antes de marcharse el le pregunto:

--Nos vemos en New York?
--Seguro que si
--Me llamaras?
--Si quieres
Se volvió para irse pero algo lo detuvo. Lucero lo vio vacilar un poco. Parecía decidirse entre irse y quedarse y al fin de volvió a mirarla. Sus ojos estaban algo brillantes. Y ella juraría que estaban húmedos. Se le acerco y puso su mano en la mejilla de ella.

--Será que algún día me dejaras decirlo?
--Si, pero todavía no es el momento.
--El momento llegará alguna vez?
--Dios quiera que si

Se dieron otro beso y el se marchó dejándola ahí parada.
Sola...

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora