Capitulo 45

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Odiaba extender el brazo y que ella no estuviera.
Se sentía vacío y desubicado.
Abrió los ojos y solo pudo ver el hueco que dejó su cabeza en la almohada. Miró al piso y la buscó en el balcón, entonces la vio... o mejor dicho, vio sus pies descalzos. Con una sonrisa dejó que sus ojos recorrieran el largo de sus piernas hasta el dobladillo de su bata que no iba mas abajo que la mitad de sus muslos.

Estaba absorta.
Su mirada concentrada en un punto que Fernando no podía ver.
Que estaría mirando?
Algo hermoso seguramente a juzgar por su interés en ello. Despacio se bajó de la cama y se puso sus shorts. Lentamente caminó hacia ella. No quería distraerla de lo que hacía.

Una vez estuvo a la altura de su mirada, el mismo se impactó con la vista. Estaban ante un inmenso bloque de hielo que se extendía por aproximadamente 100 metros de diámetro. El iceberg estaba alejado pero era tan grande que se veía perfectamente desde donde estaban El agua había erosionado la parte que sobresalía a la superficie y el sol arrancaba destellos multicolores allá donde le pegaba la luz.

--No te parece divino?—Pregunto ella aun dándole la espalda—es tan blanco
--Si—dijo el acercándose mas y preguntándose como rayos supo que estaba parado detrás de ella—Hermoso—El salvo la distancia que aun los separaba y la abrazó por la espalda descansando la barbilla en su cabeza—pero no tanto como tu.
Ella lo miró al fin y le sonrió.

--Gracias mi Fer
--Por decirte que eres hermosa? Si lo eres en verdad
--No por eso—dijo ella señalando el témpano con un dedo—si no por eso
--Es una maravilla de la naturaleza, mas bien dale las gracias a Dios por crearlo
--A el se las doy todos los días pero no por crear el Ártico, sino por crearte a ti.

Fernando sintió que la emoción le llenaba el pecho y ella vio brillar la felicidad en su mirada. Le volvió a sonreír y acaricio su cara con la punta de los dedos y luego abriendo su palma para abarcar su mejilla. El le devolvió la sonrisa y luego le dio un beso suave en los labios.

Luego tomaron una ducha juntos y tras vestirse fueron a por los niños y la abuela.

Así pasaron toda la semana y la siguiente. Vieron focas, orcas y ballenas del Artico pero la nenita hizo un puchero al no ver pingüinos. Uno de los marineros le aseguro que quizas vieran alguno de regreso a la costa ya que estaban en temporada de apareamiento y no solían alejarse tanto. Y así mismo fue. Al arribar a la orilla pudieron ver no uno, sino montones de ellos haciendo sus nidos. Por demás esta decir que la nenita estaba flotando en las nubes de la felicidad.

Desembarcaron en el muelle y un transporte los recogió para llevarlos al hotel. Fernando notó que algo no andaba bien. Lucero estaba algo rara. La noche anterior había estado distraída y ausente. Y esa mañana, estaba muy callada. Le sonreía si, pero no como siempre. Sus ojos mostraban que sus pensamientos estaban lejos y eso lo ponía nervioso. Al medio día fueron a almorzar y luego de un corto paseo con los niños, y una vez estuvieron en el hotel el decidió hablar.

Los niños tomaban su siesta y la madre de Lucero se había quedado conversando con uno de los compañeros del viaje que se estaba quedando en el hotel.

Lucero estaba cepillando su cabello cundo Fer entro a la habitación. La miró un instante y estuvo a punto de desistir de la idea pero debía preguntarle que demonios le ocurría.

--Bonita—Ella lo miró y Fer sintió que algo se rompía en su interior—te...te pasa algo?
Un silencio eterno invadió la habitación. El pensó que ella no respondería pero si lo hizo
--Si Fer—dejó el cepillo sobre el tocador y se acercó a el—En realidad si me pasa algo.
--Que? Que es?
--No se como decirte esto pero...
--Pero?
--Tengo que volver a México
--Que dijiste?
--Que debo volver y debe ser mañana mismo
Que alguien lo despertara si estaba soñando. Era una pesadilla
--Pero por que? Que se te quedo?
--Me voy Fer y por Dios ya no preguntes más
--Que no pregunte? No crees que merezca al menos una explicación?
--Si Fer, la mereces. Solo que no estoy en condición de dártela
--No comprendo porque?
--Dame tiempo y luego te lo diré si?
--Bien, si es lo que quieres, no te detendré.

Fernando salió dando un portazo y Lucero se quedó parada allí mirando la puerta. Pero no lloró. Pues el motivo de su regreso era algo que no podía contarle a Fer. Pero que tenía que ver con el en su totalidad. Y no se lo diría pues no quería crearle falsas esperanzas de algo que no era seguro.

Así es que Lucero y Fer tomo un avión de regreso a Estados Unidos. Ante el asombro de su madre y sus hijos que no entendían nada de lo que ocurría ni por que, de pronto, sus vacaciones se cortaron. Su madre no le preguntó nada, ya se había acostumbrado a respetar las decisiones de su hija sin cuestionarlas, y estaba segura que sus buenas razones habían tenido para hacer lo que hizo.

Al llegar ella le pidió que los dejara en el hotel. Fernando así lo hizo y sin más se despidieron en la entrada. Ella lo vio marcharse hacia su coche casi arrastrando los pasos.

Quería reconfortarlo y decirle que era bueno lo que pensaba hacer pero no lo haría. No le crearía expectativas con algo que, a lo mejor no resultaría. Por eso lo dejó irse y perderse en la oscuridad.
--Ojala no haya arruinado todo mi Fer—Entonces, una lagrima rodó por su mejilla y ella se la enjugó rápidamente—Ojala no haya arruinado todo.

Al día siguiente Lucero dejo a su madre en el hotel sin explicación alguna. Sólo le dijo que cuidara a los niños mientras volvía.
Llegó a la clínica a las nueve menos cuarto de la mañana. A las nueve tenía la cita con el ginecólogo. Le dieron un turno y si la recepcionista la reconoció, nada dijo. Lucero tomó asiento en un cómodo sofá junto al cual había un sinnúmero de revistas. Tomó una y la ojeó. Fotos de bebes sonrientes y madres felices poblaban las páginas.
Estaba inquieta y le sudaban las manos. Y si le decían que era imposible? Si ya le habían dicho que se podía pero, y si ella no? Dios! Todo esto le ponía los nervios de punta.
--Señora?—dijo la enfermera
--Si?
—ya puede pasar
--OK gracias

Se puso de pie de un salto y se sorprendió que sus piernas pudieran sostenerla. Tomoo el pomo de la puerta y tras respirar hondo, entró. El doctor la esperaba sentado en su escritorio. Al verla le sonrió y se puso de pie.
--Cierre la puerta por favor
Lucero obedeció y se acercó.
--Señora Hogaza
--Si
El doctor le extendió la mano
—siéntese por favor
Ella se la estrechó y se sentó.
--Ya se porque me pidió la cita
--En serio?
--Su ginecólogo en México me acaba de mandar sus papeles médicos vía fax. Claro que aun debo hacerle unos exámenes.
--Supongo
--Pero eso hará que el proceso sea más rápido.
--Que bien—Lucero agradeció la tecnología
--Si?—Lucero solo podía pronunciar monosílabos pues su garganta se había cerrado
--Si, y así podremos agilizar la desobstrucción de las trompas y ver si finalmente es posible la quimio-atracción y se produce la fusión de los gametos.
--Me podría explicar que significa eso?
El doctor sonrió
--Quiero decir que si finalmente logramos que quede embarazada.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora