Lucero salio con prisa. Debía llegar temprano a la televisora y ya pasaban de las nueve. Pero no era su culpa. Últimamente dormía más de la cuenta y cuando se despertaba generalmente ya el sol estaba alto.
Ese día tenía varias reuniones y debía ultimar los detalles de su participación en el programa LaVoz. Pero iba a llegar tarde. Tocó el hombro del taxista.
--No puede ir mas aprisa?
--Hay mucho tráfico, lo siento
--Ni modo
Se hundió en el asiento y suspiró. Saco u chicle y lo masticó con ganas.
--Gusta?—dijo ofreciéndole uno al conductor
Este negó con la cabeza y ella le sonrió por el retrovisor.Y tras una eternidad por fin llegó a su destino.
Entró apresuradamente. Todos estaban allí menos ella. Los productores y todos los involucrados la miraron al llegar. Ella les sonrió y aunque ambos le correspondieron a la sonrisa se notaba su enfado. Se sentó y escuchó atentamente a todo cuanto decían y tras varias horas y visiblemente cansada. Se puso de pie.
Pero no significaba que se iría a casa, aun le quedaban varios pendientes.
Sería un día bastante largo.Fernando llegó a casa de Lucero sobre las diez de la mañana. Tocó el timbre y esperó. Abrieron pero no era ella sino su ama de llaves.
--la señora no esta—fue todo lo que le dijo
--Y donde puedo hallarla.
--Se fue al trabajo
--A la televisora?
--Si
--Gracias
Subió a su coche y se marchóNo entendía porque no la llamaba. Solo tenía que tomar el teléfono y marcar el numero. Pero por alguna extraña razón no lo hizo. Decidió que quería verla en persona.
Entro con paso firme y se dirigió a una de las oficinas. Allí le informaron que ella aun estaba reunida con los integrantes del nuevo programa y que tardaría un buen rato en salir. Pensó entrar pero la verdad no quería verla delante de tanta gente. La que ria para el solito y no sabia si iba a ser capaz de evitar besarla frente a todos.
En lugar de eso decidió ir a su camerino. Ella tendría que pasar por allí en algún momento. Le dejó un recado de que alguien la esperaba pero le pidió a la persona que no le dijera que era el.
Lucero salio al fin de la reunión junto a su hermano. Y cuando estaba a punto de irse alguien la detuvo.
--Oye Lu
--Si?—le sonrió a la chica
--Es que tienes una visita
--Una visita?
--Si—hizo una pausa y bajó la voz—Esta en tu camerinoLucero pensó en todas las posibles personas que pudieran estar esperando y no se le ocurrió quien.
Ella se dirigió a su camerino y abrió la puerta despacio
--Toñito, si quieres vete que te alcanzo al rato
--Segura?—Su hermano ya sabia la noticia y la trataba como invalida—No me gustaría dejarte sola
--No estoy enferma solo estoy—se tocó el vientre—Youknow?
--Si ya se. Pero me gusta cuidarte.
Su hermano le dio un beso en la frente y se fue.
.Miró al interior y no vio a nadie. Frunció el seño al pensar que le habían gastado una broma. No seria la primera vez. Pero al ir a cerrar la puerta nuevamente notó una porción de pelo que sobresalía por encima de su silla giratoria. Era negro y abundante. Suave y peinado cuidadosamente justo como lo llevaba...
--Fer!
El se puso de pie y lentamente se giró hasta que sus ojos se encontraron.
--Bonita—Abrió los brazos—Al fin te veo
Mil pensamientos le pasaron a ella por la cabeza. Mil sensaciones le invadieron el cuerpo y el alma. Llevó sus manos al vientre y le sonrió. Corrió a su encuentro y se dieron un abrazo fuerte y cálido. Fer la sostuvo y la alzó en el aire.--Ay mi Fer no sabes cuanto te he extrañado!
--Yo más
Le plantó un beso profundo y lleno de la ternura que embargaba su corazón.
--No, no tienes idea
--Que si la tengo mujer!
Casi no podían hablarse. Sus corazones ardían y sus besos no le daban tregua a las palabras. Ella lo apretaba como si quisiera fundirse con el y a el le pasaba lo mismo.
--No se porque, pero debía venir a verte. Algo de ti me llamaba y acá estoy.
--Yo se—volvió a besarlo—Yo se porque mi cielo
--Si?—sus labios se mezclaban con sus manos—Dime porque?
--Aquí no-ella se soltó de su abrazo y lo tomó de la mano—Vamos a mi casaFernando la siguió. Era extraña su actitud pero aun así no le importaba. Lo único que quería entender era que ella lo llevaba de la mano.
Salieron al parqueo y subieron al coche de Fer. Hicieron el trayecto en silencio y de cuando en cuando el paraba para darle besitos en los labios.
Al fin llegaron a la casa y siguieron tomados de la mano aun después de entrar a la sala. Los nenes no estaban pues pasarían el día en casa de la abuela.
--Espera—Fernando tiró de su mano al verla tomar rumbo a las escaleras—Me quieres decir que te traes?
Ella lo miró y le sonrió.
--Arriba
--Bien—le dio otro beso—Si es lo que quieres
--Quiero
El sonrío y la siguióElla lo condujo hasta arriba pero no se dirigieron a su recamara como el había pensado. Sino que entraron a otra habitación. Ella se paro en el centro y esperó.
Fernando entró y entonces sus ojos recorrieron la habitación. Estaba pintada de blanco. Había botes de pintura y brochas; una escalera y una estructura cuadrada protegida por una manta. Se acercó a la pared donde claramente se veía que estaban haciendo bosquejos de figuras. Traslucían ositos y pollitos en serie.
Destapó lo que estaba cubierto por la sabana y vio una hermosa cunita.
Sin duda era habitación de un bebe.Fernando miró a Lucero. Ella estaba de espaldas a el y eso lo desconcertó. Se le acercó y una mano en su hombro.
--Lucero—Ella guardó silencio lo que lo desconcertó aun mas—me quieres decir que pasa? De quien es esta habitación?
Ella se giró lentamente y cuando el vio sus ojos se le hizo un nudo en el estomago.
Subió sus manos y las dejó en las mejillas de el. Le sonrió como solo ella sonreía y casi no le salio la voz al hablar.
--Ay mi Fer!—era conciente de lo que estaba a punto de decir—Te amo tanto!El guardó silencio...esperando
--Solo quería que supieras lo que significas para mi—Siguió ella con el alma arrugadita de la emoción—Solo por eso
--Continúa por favor
--Mi cielo, yo solo quería que supieras la dimensión de mi amor por ti. Pero no sabia lo que sentiría al enterarme y por eso no te llame para contarte—Siguió hablando sin detenerse—y asi llevo días en una nube de donde no quiero bajar porque...
--Espera—el la interrumpió pues no la seguía—Despacio y me explicas, no entiendo lo que dices.Ella lo miró y le tomó la mano entre las suyas. Entonces la puso sobre su vientre y lo miró a los ojos. Fernando tragó saliva y contuvo el aliento. Era importante lo que estaba a punto de decirle. Su expresión lo demostraba. Miró como apretaba las manos sobre su vientre y entonces lo adivinó. Un segundo antes de que ella lo dijera.
--Vamos a tener un hijo.
Fernando estaba seguro de que alguien, en alguna parte, había abierto una puerta en el cielo. Solo así podía explicar la luz intensa que veía a su alrededor. La escuchó decirlo. La oyó pronunciar las palabras pero no estaba seguro de que la escuchó hasta que realmente la escuchó.
De todas las cosas buenas que le podrían pasar en la vida, esta, definitivamente era, por mucho, la mejor.
Anhelaba ser padre.
Pero ser padre del hijo de Lucero era más de lo que podía desear. Era perfecto. Simplemente perfecto.Despacio de dejó caer hasta el piso. El corazón acelerado y las lágrimas amenazando con ahogarlo. La miró desde abajo y ella le sostuvo la mirada hasta que lo oyó hablar
--Dime que no es una broma
--No lo es—le sonrió ligeramente—no jugaría con algo tan serio.Entonces lo vio esconder la cara entre las manos y esperó. Espero con el alma encogida y el pecho consternado. Cuando finalmente levantó la vista sus ojos eran un mar de lágrimas, lagrimas de felicidad sincera, pura y simple.
Fer se puso de pie y la abrazó. Tan fuerte que amenazaba con ahogarla. Le dio mil vueltas en el aire y un millón de besos en la cara.
Y ambos lloraron. Y rieron y se besaron hasta saciar sus labios con el sabor del otro.
Tendrían un hijo. Habían creado una vida entre los dos.
Ellos.
Fernando y Lucero
Por fin estaban unidos.
Por fin serian uno solo.
Para siempre.