Capitulo 48

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Seguían unidos en un beso que al rato se hizo intenso y exigente, ambos se sorprendían de lo rápido que los invadía la pasión al estar juntos.
Se separaron y El la cargó y la miro a los ojos.

--Dime por donde?
Ella le mostró el camino a su cuarto y el subió las escaleras con ella como si no pesara nada. Entraron y cerraron la puerta tras de si.

--Un mes—le susurró el contra los labios—se te hace justo?
--No—el la beso con fuerza y ella tomó aliento cuando pudo separarse de sus labios un segundo—y créeme que para mi no ha sido fácil
Fernando la atrapó en un abrazo de oso que amenazaba con dejarla sin aliento.
--Entonces si es verdad que me echaste de menos?
--Ya te lo dijo la nena
--Que tanto?
--Mucho
--Demuéstralo
--Que?
--Demuéstrame que tanto es lo que me extrañaste.
Lucero lo miró a los ojos y vio el fuego de su mirada. Era intenso y significaba una sola cosa. El la deseaba con toda el alma.

Ella le desabrochó la camisa sin dejar de mirarlo y el siguió el movimiento de su mano hasta que el ultimo botón sobre la cintura dejo ver el hueco de su ombligo.

Entonces bajo la vista hasta su abdomen de músculos perfectos. Lentamente puso sus manos en esos músculos y volvió a mirarlo.

--Recuerdas cuando hice esto?—agarro la piel de su cintura y tiró de ella. El la miro fijo a los ojos—Si, claro que lo recuerdas. Tienes la misma expresión
--si, y casi me da un infarto.
--Casi—ella movió sus manos lentamente hasta dejarla sobre sus pectorales—me gustas tanto—con ambas manos terminó de sacarle la camisa. La bajó por los hombros hasta que cayó al suelo.
Fer estaba ahí parado, sin mover un dedo solo dejándola tocarlo. Ella deslizó un dedo por su brazo y le acaricio la nuca justo debajo del nacimiento del cabello.
--Tú me gustas más.

Ella le sonrío y lo empujó por los hombros hasta hacerlo caer de espaldas sobre la cama. Se inclinó hacia el y puso las manos a cada lado de su cabeza. Le besó los labios ligeramente y fue descendiendo por su cuello dejando un sendero de besos húmedos. Le acarició el pecho y dejó que sus labios recorrieran los músculos.

Ella siguió su descenso hasta su ombligo y lo miró a los ojos un instante antes de introducir su lengua en la cavidad.

Fernando jadeó y apoyó su enorme mano en la cabeza de ella. Ella puso una mano en la hebilla de su correa y la abrió. Fer contuvo el aliento y ella deslizó la mano por el cierre de su pantalón.

Ella soltó el botón e introdujo la mano tocándolo íntimamente. El cerró los ojos cuando un estremecimiento le recorrió la espalda al notar el roce de sus dedos. Ella siguió acariciando esa parte hasta hacerlo jadear.

Sacó su mano y le bajo el pantalón por las caderas para sacárselo de un tirón por los pies. Luego volvió a lo que estaba haciendo mientras Fer la miraba con una expresión de genuino placer en el rostro.

Después subió lentamente. Depositando besos por su estomago y pecho hasta llegar a su boca donde fue recibida por la lengua masculina.
Se sentó a horcajadas sobre el, aun con la ropa puesta juntando sus caderas y besándolo con la misma intensidad que el la besaba.

Fernando le acaricio la espalda y con sus manos le subió la blusa y se la saco por la cabeza. Luego dando un giro quedó sobre ella y le besó el cuello. Acaricio sus pechos por encima de la tela del sujetador.

Bajo la mano y acaricio su estomago y acto seguido introdujo la mano por la cintura de su pantalón para tocarla como ella lo había tocado antes. Ella se retorció bajo sus caricias y el siguió tocándola lentamente.

La desnudó despacio, deleitándose en la vista de sus piernas que tanto le gustaban. Ella lo observaba mientras retiraba una a una sus prendas. Fer estaba absorto en los que hacia y tenia los labios entreabiertos y los ojos fijos en su piel.

Alzó la vista y un torrente los recorrió a ambos al mirarse a los ojos. Ela sabia lo que venia a continuación y se le encogió el estomago. El se puso sobre ella y la besó profundo y pausado. Saboreando sus labios y tirando de ellos de vez en vez.

Lucero creyó morir cuando lo sintió entrar despacio. Llenándola con su poderosa esencia.
Se movieron lentamente, acoplándose al mismo ritmo para después cuando el deseo los desenfrenó, danzar en un baile salvaje y místico. El erotismo flotaba en el aire y un velo de magia los cubría.

Su cuerpo enorme la presionaba contra el colchón y sus brazos la apretaban con fuerza. Se hicieron el amor como nunca y Lucero sintió cuando el se estremeció al llegar al final.
Entonces ella misma sintió su liberación y los dos cayeron rendidos y exhaustos.

Fer se acostó sobre su espalda y ella sobre su pecho. Se abrazaron y ella lo apretó como si no quisiera soltarlo. Cerró los ojos y le pidió a Dios que el milagro ocurriera.
--Te pasa algo?—le preguntó el al notar la fuerza con la que lo abrazó.
--No—no podía decirle porque, no todavía—solo que te extrañaba demasiado
--Si—dijo el acariciando su espalda—de eso pude darme cuenta.
--Si te digo que soy la mujer mas feliz del mundo—alzo la cabeza para mirarlo a los ojos—me creerías?
--Si, porque yo soy el hombre mas feliz.
Ella le sonrió y pensó que si todo se concretaba como ella esperaba que se concretara, entonces si sería el más feliz.

Volvió a acomodarse sobre su pecho y dejó escapar un hondo suspiro. Fer la estrechó y apoyó la cabeza en su pelo para inhalar su aroma a fresas.

Se durmieron así escuchado solo el sonido de sus respiración.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora