Capitulo 25

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Fernando estaba en su oficina repatingado en su asiento. Un brazo descansando en su pierna y el otro flexionado sobre su cara. Estaba agotado, después de un largo día de trabajo. Se frotó la nuca y sintió sus músculos agarrotados. Necesitaba un masaje y dormir un rato.
Miró su reloj. Eran las 7:00 p. m. y ya estaba listo para irse. Se puso de pie y tomó su chaqueta del respaldo de la silla.

Salió de la oficina y cuando iba por el pasillo, Nelson, uno de los chicos que trabajaba con el, lo llamó
--Fer tienes que venir a ver esto
Fer dio media vuelta sin ganas.
Entró al cubí■■■■ del chico y este le sonrió pícaramente, Nelson siempre le estaba enseñando cosas que descargaba del Internet. Y, aunque a veces a Fer le incomodaba su descaro, lo comprendía perfectamente, era joven y tenía las hormonas alborotadas.

--Que nuevo "monumento" hallaste Nelson?—ese era el mote que el chico le daba a las damas desnudas que encontraba por ahí en la red—porque a eso te refieres no?

El chico negó con la cabeza.
--Te equivocas—Giró la pantalla hasta ponerla de frente a Fer—esto es mucho mejor.

Fernando se tambaleó sin querer y se agarró al marco de la puerta.

Allí, y con sus bailarines saltando a su alrededor, estaba la causante de sus penas de amor. Se movía por el escenario al ritmo de su nuevo sencillo. "Esta vez la primera soy yo"
Estaba divina. Con un peinado moderno, un maquillaje elegante y un sexy minivestido que dejaba al aire sus hermosas piernas.
Fer Sintió la sangre correr por sus venas y una imagen de dos cuerpos entrelazados en la arena le llenó la cabeza.
--Ya puedes cerrar la boca—Nelson soltó la carcajada—aunque con semejante mamacita yo tampoco podría
Fer lo fulminó con la mirada
--Ten mas cuidado con como te refieres a Lucero en el futuro—sus ojos llameantes de furia—No te permito que le faltes al respeto de esa forma
--Tranquilo vaquero—el chico se tocó la gorra que llevaba en la cabeza—Ya se que ella es una dama, solo estaba de broma.
--Ya estas advertido—Fernando se dio la vuelta—no me gusta que nadie se exprese de ella en esos términos.
--Pareces un marido celoso
Fernando se volvió nuevamente. Y le dijo en tono solemne
--Será mejor que mantengas el pico cerrado muchacho
El chico dejó de sonreír y se enderezó en la silla
--Perdón, es que a veces no se ni lo que dijo.
Fer lo miró un momento y luego salio sin decir mas.

Nelson se quedo pensativo un momento
--Vaya! Si no fuera porque es su mejor amiga, diría que el jefazo esta bien enamorado.

Fer salió de la oficina en dirección al garaje, que lastima que no había traído su deportivo. Tenia ganas de reventar neumáticos.
Estaba molesto, seriamente enojado, pero no por lo que había dicho Nelson, sino porque ella estaba en Miami y no le había avisado. No era que a el no le interesaran los eventos pero hacia mas de un mes que estaba sumergido en sus estudios de dirección y trabajos de oficina y casi ni tenia tiempo de ver los medios.

Ella participó en miles de espectáculos en esos meses, anduvo promocionando su disco del cual ya llevaba dos sencillos al aire. Y hasta tiempo de hacer videos había tenido. Pero, porque no le había contado que siempre si asistiría a los premios?
Una idea desagradable cruzó la mente de Fer
--Será que no quiere verme?—negó con la cabeza—es absurdo, porque no querría verme?
Hundió el pie en el acelerador y los neumáticos chillaron sobre el asfalto. Recordando el límite de velocidad, redujo un poco la marcha y en un rato frenó de golpe frente a su casa.

Entro corriendo y ni siquiera vio a su ama de llaves parada junto a la puerta de la cocina. Esta le hizo una seña pero el siguió caminando como si fuera invisible.
Entro a su habitación y dio un portazo. Saco el celular del bolsillo de su chaqueta y buscó el número. Hizo intento de marcarle pero se detuvo.
Si ella no le había avisado era porque simplemente no había querido hacerlo. Ella tenía su número de celular, el de su oficina y el de su casa. Vamos! Hasta tenía el numero de su ama de llaves!
--porque no me llamaste bonita?—Fer empezó a dar vueltas por la habitación—no sabes que me estas matando con esto?
Se sentó en el borde de la cama y escondió la cara entre las manos. Debía haber una explicación lógica para todo esto. Y después de pensarlo mucho llego a la conclusión de que la única explicación que existía era que simple y sencillamente ella NO quería verlo.
Pero el debía hacer algo para remediar su angustia. Y claro que lo haría. Tomo su celular y marcó un número

Lucero entró al camerino. Después del número musical había dado varias entrevistas y se había tomado un millón de fotos con todo el mundo. Se sentó en el diván, sacó los pies de sus botas y se los frotó con los dedos, le dolían los juanetes.

Alguien le trajo una taza de té que ella agradeció como el mejor de los tragos. Dio un sorbo del líquido aromático que descendió por su garganta, causándole una gran sensación de placer.
Al terminar dejó la taza sobre el tocador y tomó su cartera. Llevaba meses sin fumar, y casi nunca sentía deseos de hacerlo. Pero, en ese momento hubiera matado por un cigarrillo. Sacó un chicle, lo introdujo en su boca y comenzó a masticarlo enérgicamente.

Bajó la vista nuevamente a su cartera y pudo ver el borde de aquello que la tenia tan alterada. Alguien lo había mandado por correo a su casa de México, claro sin remitente, y ella no sabia que impulso maligno la obligó a traerlo consigo hasta donde estaba.

Odiaba esa revistucha, había inventado mil barbaridades acerca de ella y le había colgado otro tanto de milagros que ni ella misma sabia que había hecho.
Pero esto.
Se había negado a darle crédito. Había dicho mil veces que no era cierto.
O al menos eso había querido pensar. Una llamada que había hecho la sacó de sus dudas y le confirmó sus más negras sospechas.

Sacó la revista y volvió a hojearla. Allí sobre sus páginas estaba la prueba irrefutable de lo que su corazón temía.
--Maldito seas Fernando!—sus ojos se humedecieron—Te odio por romper mi corazón de esta manera!.

Volvió a guardar la revista en su cartera y luego de ponerse nuevamente sus botas salio a grandes pasos del camerino. Se despidió de todos y llamó para que fueran a recogerla. Unos minutos después apareció el transporte del hotel.

Un hombre alto salió del vehí■■■■ y le abrió la puerta. Ella entró y se acomodó en el asiento. El coche salió del estacionamiento y ella se dedicó a mirar por la ventana. Generalmente gustaba de charlar con la gente que le colaboraba pero, esa noche, no estaba de humor.

Recorrieron varias calles y en un cruce el conductor viró a la izquierda. Lo que llamó la atención de Lucero en ese momento pero se dijo que era una tontería. Talvez l conductor solo había tomado un atajo. Además, Miami era una ciudad enorme y con muchas calles, así que se podía ir a cualquier parte por cualquier lado.
Pero quince minutos después seguían sin llegar al hotel y ella empezo a sustarse.
--Falta mucho para que lleguemos?—se atrevió a preguntar—Es que me parecia que el hotel estaba mas cerca.
El conductor no le contesto. El pánico la invadió
--Ha escuchado lo que he dicho?—ella le tocó el hombro pero el no se volvió. Entonces ella lo miro por el retrovisor y finalmente comprendió
--Pero si es usted?—el hombre le sonrió—A donde me lleva?
--Debe saberlo mejor que yo señora
--Detenga el auto aquí mismo!
--me temo que no es posible
Ella puso la mano en la manija de la puerta
--Si yo fuera usted, no haría eso madame—el se volvió un instante y luego miró al frente—vamos a alta velocidad y usted quedaría pintada sobre el asfalto.
Lucero hizo un puchero y se hundió en el asiento
--Esta cometiendo un delito me oyó!
--Lo se
--Si te demando, podrían encarcelarte
--Correré el riesgo
A Lucero no le sorprendía oír eso
--Me están secuestrando!
--Diríjale sus quejas al jefe—el hombre se tocó el quepis—yo solo sigo órdenes
--A ese—Lucero juntó las manos simulando estrangular a alguien—Hare mucho mas que "dirigirle mis quejas" youknow?

El conductor soltó una sonora carcajada y volvió a concentrarse en la carretera.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora