Capitulo 60

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No quería irse.

Fernando no quería irse. Y aunque sabia que debía hacerlo su mente y su corazón se quedaban en esa tierra suya que pronto y con le venia de Dios, vería nacer la sangre de su sangre. Fernando sonrió para si y debió dejar escapar una risita pues la mujer sentada a su lado le hablo:
--estas muy feliz verdad? El la miró. Era una mujer mayor y le sonreía dulcemente. --Si, lo estoy y no se imagina cuanto
--Cuando un hombre sonríe así—le dijo ella—es por dos motivos, o esta enamorado a va a ser padre.

A el le habría gustado responderle que por las dos. Pero no lo hizo. El no sabía si aquella mujer lo había reconocido. Pero no podía arriesgarse a averiguarlo. Por eso sólo se limitó a sonreír y se giró a ver por la ventana.

Y así se alejó. Pero no por mucho. Pronto volvería, volvería para estar con ella.

En ese instante alguien miraba al cielo. Dos corazones que latían juntos y lo buscaban entre las nubes. Lucero suspiró al pensar que se alejaba. Lo estaba extrañando horrores. Solo hacia un par de horas que se había marchado y a ella le parecían años.

Fernando entró con un tropel a la empresa. Sus empleados lo vieron pasar de largo sin saludar. Se miraron sin entender pero nadie dijo nada. Ya estaban acostumbrados a sus formas. Era hermético cuando se lo proponía y ni quien le sacara la verdad.

Ni siquiera su amigo Omar podía hacerlo dar explicaciones y no se las pidió. El sabía que las cosas andaban bien pues a pesar de olvidar sus buenos modales, Fernando, estaba sonriente. Casi feliz.

Se sentía mal.

Lucero tenía nauseas matutinas. En realidad tenia de esas todo el santo medio pero las de la mañana eran las peores. Lo peor era que debía pararse de la cama para llevar a los nenes al Cole.

Debía sacar a Jose de la cama y peinar a la nena. Y no sabía como podría ponerse en pie sin desmayarse. Despacio bajo un pie y luego el otro. Se sentó en la cama y cerró los ojos cuando sintió que se mareaba.

Respiró profundo y contó mentalmente hasta diez. Eso servia para bajarle el enojo y esperaba que tuviera el mismo efecto en su malestar. Abrió un ojo solo lo necesario para comprobar que la habitación seguía girando a su alrededor. Dejo caer los hombros, resignada.

Por suerte pareció que alguien allá arriba se apiado de ella pues el mareo pasó tan repentinamente como había llegado. Se levanto y camino al cuarto del niño. Este dormía profundo y le tocó sacudirlo varias veces para que se despertara. A regañadientes lo hizo y después de besar a su madre se fue a bañar.

Lucero se dirigió al cuarto de la nena y esta ya estaba bañada y vestida.

--Quiero trenzas—le dijo y la madre miro al cielo
--Trenzas?—Lo que le faltaba—no prefieres otra cosa?
--No—la nena era firme en lo que quería—quiero trenzas
--Bien—Lo último que necesitaba Lucero en ese momento era algo que diera giros y vueltas—Pero solo dos eh—ya sabia que la nena no depondría su actitud y ella no quería armar discusión. Así que le hizo las trenzas.

Con esfuerzo porque se mareo varias veces. Al fin término de arreglar a los nenes y tras ducharse ella también bajaron a desayunar. Después los llevo al colegio. Así paso todo el día.

Y para cuando se hizo de noche se sentía realmente horrible. Pensó llamar a su mama para que se quedara con ella pero recordó que se había ido a visitar unos amigos a otra ciudad. Entonces hizo lo que le pareció más sensato. Llamar a Manuel. Vivía cerca y era el padre de los nenes.

Que los cuidara por esa noche y los llevara al la escuela en la mañana. les preparo sus mochilas espero a que el llegara por ellos. Solo que el ex se quedo a cenar y luego los nenes sugirieron ver una película juntos. Entre tanto a ella le venían los mareos y Manuel decidió que mejor se quedaría a dormir. A ella no le pareció la idea pero se sentía tan mal que acepto.

Pasaban de las diez. Fernando sonrió al pensar que pronto la vería. Una calles más y estaría frente a su puerta, ella le abriría y se echaría en sus brazos. El la sostendría un momento en el aire y luego la besaría con ganas.

Su sonrisa se ensancho al pasarle las imágenes por la cabeza. al recordar como ella lo había besado la ultima vez. Al llegar frente a la casa frunció el seño. Todo estaba a oscuras ecepto por las luces de seguridad. Seguramente ya dormía. Se dispuso a marcharse como la última vez que había llegado a esas horas.

Pero al dar la vuelta notó que las luces de la planta baja se encendían. Y el corazón se le paralizó un segundo solo para volver a latir con fuerza. Apagó el motor y bajó del coche. Cerró la puerta y caminó con paso firme hacia la entrada.
Toco el timbre y esperó.

Lucero estaba sentada en su cama. Sus fans la mantenían despierta enviándole mensajes de cariño que ella reciprocaba con gusto. Sintió sed y bajó a la cocina. Generalmente dejaba las luces apagadas pero, desde que se enterró que estaba embarazada siempre dejaba aunque fuera una lámpara encendida. Al pasar por la sala vio a Manuel dormido en el sofá.

En ese instante sintió que se desvanecía. Su ex marido no estaba completamente dormido y corrió a socorrerla cuando se cayó al suelo. La levando y la dejó sobre el sofá. En ese instante escucho el timbre y se sobresaltó. Quien podía tocar así a esas horas?

Abrió la puerta y se encontró frente a frente con Fernando.

Ambos hombres se miraron fijamente durante largo rato. Ninguno habló pero Manuel siguió a mirada de Fer a ver que estaba mirando. Solo por curiosidad porque ya lo sabía.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora