Capitulo 49

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Lucero se despertó.
Abrió los ojos y vio que estaba sola en la cama. Se giró y pronto pudo notar como le molestaban ciertas partes de su anatomía debido a la faena de la noche anterior.
Se estremeció al recordar todas las cosas que hicieron esa noche.

Talvez estaba sugestionada por la idea de concebir un bebe de el pero la verdad era que lo había sentido como nunca antes. Sus manos le habían sellado la piel y podía recordar el tacto de sus dedos por todo el cuerpo.

Al llegar la madrugada la habían despertado sus besos y pronto volvió a encender el calor húmedo de su ser. Se habían amado con ganas y de la forma mas sensual que recordara.
Fernando le dejó sellada la piel son su esencia. Jamás podría deshacerse del ansia que le provocaban sus besos.

Se bajó de la cama desnuda y caminó descaza hasta el baño. Tomó una ducha y se vistió. Había llevado ropa adecuada para un rancho. Camisas, botas y pantalones vaqueros.

Bajó las escaleras y pronto un olor a desayuno casero le golpeó la nariz.

El cuadro con el que se topó al entrar a la cocina podía describirse como mas que "enternecedor" ,sentados a la mesa junto al ama de llaves de Chente y con caritas de felicidad estaban tres de las personas que mas amaba en el mundo.
Sus hijos y Fer.

El tenía a un lado a José Manuel y al otro a la nena. Los niños lo miraban atentos mientras el, habiendo caritas cómicas, imitaba los personajes de un programa infantil para el cual había trabajado hacia muchos años. Lucero casi muere de risa cuando vio a Fer ponerse de pie y mover la cabeza como uno de esos personajes. Un pájaro amarillo enorme.

Fernando la miro en ese instante y en silencio le dijo todo lo que llevaba por dentro. Ella le sostuvo la mirada un instante hasta que estuviera seguro que era recíproco el sentimiento, luego miro a los niños que los miraban a ambos y sonreían también.

Desayunaron y salieron al patio un momento. Los trabajadores del rancho los trataban con mucha cortesía y les dieron un recorrido por las instalaciones. Lucero ya había estado allí antes pero siempre le parecía un hermoso lugar. Pero lo que mas le gustaba eran los caballos. Su amigo Chente tenía ejemplares hermosos y de pura sangre.

La nena Y José Manuel estaban felices porque últimamente le estaban pegando a la honda de la montada y Fer tanbien sonería complacido al ir mirando lo lindos que eran aquellos animales. Un chico que Lucero conocía se llevo a los niños para que vieran como se ensillaba un caballo. Dejando a Fer y Lucero un momento a solas. Se dieron un fuerte abrazo y un beso suave antes de seguir viendo los caballos.
Lucero se entretuvo con una madre y su potrillo recién nacido. Instintivamente se llevó una mano al vientre. Miró a Fer que ahora le daba la espalda y una imagen de el con un bebe en brazos le asaltó los sentidos. Sonrió al pensar en que tal vez pronto ocurriría el milagro.

Fernando abrió la puerta del último cubículo establo y se quedó mudo cuando vio al caballo que lo ocupaba.

--Sabias que Altanero esta aquí?
--No está, Chente lo inventó para hacerte venir
--Eso dijo?
--Si, porque lo preguntas?
--Pues—abrió del todo la portezuela del establo— porque mintió.
--Que?
--Si
Entonces y Lucero pudo ver la piel de ébano del caballo.
--Mi Dios bendito! Si es el!
En dos pasos estuvo junto al animal y se abrazó a su cuello. El caballo pareció reconocerla pues restregó su nariz en el pelo de ella.

--Hasta el extrañaba tu aroma—Dijo Fernando con una carcajada—no lo culpo.

Lucero le golpeó el hombro y el se unió a ella junto al caballo. Ambos acariciaron su lomo y se miraron un instante. Los dos sabían exactamente lo que el otro estaba pensando. Despacio, sus cabezas se fueron acercando hasta que sus labios se rozaron pero sin besarse.

--Crees que el sabrá lo que significa para nosotros?
--Tal vez, los caballos son muy intuitivos.
Sus labios se unieron por fin y Fer la abrazó con fuerza. Luego volvieron a mirar al caballo y entonces notaron que tenía algo colgado al cuello. Era una nota obviamente escrita por Chente.

"busquen en el otro cubículo, ahí les deje otra sorpresa"

Los dos salieron y abrieron la puerta y ambos se quedaron con la boca abierta. Allí y frente a ellos estaba el "Cocuyo" quien meneó la cabeza a manera de saludo al ver a Fer.
Los dos se miraron y esta vez. Si que sonrieron de felicidad.

--Este Chente es un pillo no crees?
--Si, lo que no entiendo es que hace Cocuyo acá
--No importa, el caso es que esta.
Entonces Fer vio que también tenía una nota atada al cuello. La leyó y decía lo mismo que la de Altanero.

--Seguro fue por si lo encontrábamos primero.

Fer la miró y no pudo evitar preguntarle.
--Era tan importante que yo estuviera hoy aquí?
--No sabes cuanto mi Fer
--Y me vas a decir porque?

Ella lo pensó un momento. Luego le sonrió
--No puedo—Ella lo miró a los ojos—Solo puedo pedirte que confíes en mi.
--Esta bien—dijo el al fin—será como tu digas

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora