Capitulo 47

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El celular de Fernando sonaba insistentemente por enésima vez, pero, el simplemente no quería contestar. Así que lo ignoró y al rato dejo de repicar. Fernando se volvió con intenciones de salir de su habitación cuando el bendito aparato volvió a llenar el aire con su ringtone.

Lo miró y se dispuso a ignorarlo como la vez anterior pero, algo dentro de si lo empujó a contestar. Lo tomó y se sorprendió al ver la foto de contacto.

--Chente?
--Fercho! Como andas hijo?
--Bien gracias y tu?
--Ah no me quejo. Con mis años y todavía puedo montar a caballo. Es una dicha
--Si—Fer sonrió, le agradaba aquel hombre—y que se te ofrece?
--A vaya! Me preguntaba si querrías venir este viernes a mi casa?
--Por?
--Es que tengo un asunto importante de que hablarte muchacho y la verdad odio hacerlo por teléfono.
--la verdad no se si pueda, es que estoy algo ocupado.
--En realidad es importante y si quieres te explico algo antes
--Está bien.
--recuerdas aquel caballo negro hermoso que les preste para la telenovela?
--Altanero?
--Si
--Que pasa con el?
--Veras, es que a alguien le interesa comprarlo y quiero exhibirlo.
--En serio?
--Así es
--Y que tengo yo que ver con eso?
--Pues eres de las únicas personas que lo montaron sin problema alguno.
--No soy el único—A Fernando casi no le salio la voz al hablar—No esta olvidando a alguien?
--si ya se pero a ella no se lo puedo pedir entiendes?
--Pero, no se si podré
--Le negarías un favor a un viejo como yo?
--No, claro que no pero...
--Solo serán un par de días
--Cuando?
--Este fin de semana
Fernando lo pensó un momento. Le haría bien distraerse un poco en realidad.
--Está bien, iré
--Gracias Muchacho.

Fernando miro al cielo luego de colgar. En que lío se había metido?

Lucero estaba ansiosa. Daba vueltas de acá para allá sin saber donde poner sus manos. Por millonésima vez miro el reloj. Ya eran mas de las diez de la noche y el aun no aparecía. Los niños se habían acostado ya y menos mal que no les dijo que el vendría pues se hubieran desilusionado mucho. Últimamente le preguntaban mucho por el y no entendían porque ya no lo veían. No le extrañaba eso en la nena pero hasta José Manuel le preguntaba si no le había llamado. El niño se daba cuenta que ella lo extrañaba y que también estaba triste por su ausencia.

Tomó asiento junto a la chimenea y miró la puerta como si esta pudiera responderle porque el no llegaba. Será que no había aceptado? Si Vicente le aseguro que si. Lucero sonrió al recordar la excusa del artista para hacerlo venir. Bueno a ella no se le hubiera ocurrido algo mejor, pero es que lo del Altanero era demasiado.

--Necesita algo señora?—Era el ama de llaves de la casa—Ya me voy a dormir
--No gracias—Lucero le sonrió a la mujer—Puedes retirarte
Esta asintió y la dejo sola otra vez con sus pensamientos. Las diez treinta y del "caballero", como lo había llamado Chente, ni sus luces.

Con un hondo suspiro se resigno a pensar que talvez no se presentaría. Se puso de pie con intención de retirarse a dormir cuando una luz brillante ilumino el cristal de las ventanas. De un salto estuvo junto a ella y corrió las cortinas para ver.

Eran los enormes faros de un automóvil que se acercaba. Ella no podía ver pues la luz se lo impedía y esperó, esperó con el corazón en la garganta. Una vez el auto estuvo bajo la luz del porche ella vio que se trataba de un campero militar color bronce. Ya lo había visto antes y casi no podía creer que fuera el mismo.

La puerta del conductor se abrió y una figura de hombre emergió del interior. Vestía de jeans y camisa y sus pies calzaban botas vaqueras. No podía ver su cabeza por el sombrero que la cubría pero si pudo divisar la parte de debajo de su fuerte mentón y su hermosa boca de labios apretados.
Despacio se retiró de la ventana y ocupo una silla junto a esta. Estaba a oscuras y el no la vería al entrar.

Fernando caminó con dirección a la puerta principal. Salvo los escalones en dos zancadas y cuando estaba a punto de tocar, recordó que traía llaves. Sonrío al pensar en lo tonto que hubiera sido despertar a los empleados teniendo como entrar.

Sacó las llaves del bolsillo e introdujo la correcta en la ranura. Le dio vuelta y con un leve chillido la cerradura cedió. Empujo la puerta despacio y entro sin hacer ruido. Camino lentamente para evitar que sus botas hicieran ruido en el piso de madera. Una vez dentro, miró a su alrededor y vio que el salón estaba a oscuras.
Lucero lo vio entrar y se le formó un nudo en el estomago. Lo vio girar la cabeza buscando algo y casi vio que sus ojos la habían descubierto.

--Si no fuera porque se que no es posible diría que estas aquí—lo dijo para si, solo para estar seguro—Debe ser que ese aroma a fresas tan tuyo aun sigue impregnado en mi nariz.

--Talvez—dijo ella aun en la oscuridad –si sea que lo soñaste—Fernando se quedó de piedra. No era posible, pero sin embargo...--Fer?—Su voz melodiosa le llenó los sentidos

Era ella después de casi un mes.

Su reacción fue de no responder. Pero era absurdo e infantil y el no era un niño precisamente.
--Si
--Soy yo—Ah claro, como si el no lo hubiera notado
--Ya se, que haces aquí?

Que hacía? Bueno no esperaba que le abriera el corazón pero su frialdad le dolió. Encendió la luz y al fin, sus ojos se encontraron.

--Es que...--Que difícil era aquello, pero decidió ser directa—Quería verte

Fernando cerró los ojos. Como podía ella ser así? Es que no se daba cuenta de lo que le hacia? Si, si se daba cuenta y por eso se lo hacia. Era tan obvio que el se moría por ella. Todos se lo notaban. Los fans, la familia y claro ella también!

--A si?—Fernando le escupió las palabras—Y como para que?
Estaba enojado, y ella entendía el porque. Ojala que todo esto hubiera valido la pena.

--Veras Fer, hay un par de cosas que quiero aclarar contigo.
--Cosas? Aclarar? A que te refieres?
--Fernando...
--Si! Fer-nan-do! Ese soy yo recuerdas?—Estaba herido y quería herirla lo mismo—Tu amigo del alma verdad? El que te comprende y el que te espera fiel e incondicional y para que!

--Ya basta!—gritó Lucero—ya se que estas enojado pero no me hables así!
--Y que se supone que diga?—Se le acercó pero no demasiado—"Hola Lucerito que gusto que estés aquí"? tenme un poquito mas de fe mujer!

--Fer
--No quiero hablar del asunto!
--Yo si—decidió bajar la guardia—por favor Fer ...es importante.
--Díselo al que le importe!
--Mami?—la voz somnolienta de la nenita se escucho en lo alto de la escalera

Ambos miraron en esa dirección y la vieron acercarse frotándose los ojos

Lucero miró a Fernando como retándolo a que se moviera de donde estaba y notó como, en un instante, su expresión había cambiado con la presencia de la niña.

--Nena que haces despierta a esta hora?
--Principito viniste!—Grito la niña al ver a Fer y, para el asombro de la madre, corrió a sus brazos.
Fernando la levantó del suelo y la nena le rodeó el cuello con las manos.
--Pues es que ya te extrañaba.
--si?
--Si, si.
--Y a mi mami?—la niña señaló a la madre—ella a ti si
--En serio?—eso si que no se lo esperaba—Que tanto?
--Mucho—Dijo la nena—a veces llora cuando cree que no la veo.
--Y tu crees que es por mi?
--Si, ella le dijo a mi abue que te quería con tooooda su alma.
--Nena!—Lucero decidió que ya era hora de intervenir—Ya estuvo
Fernando la miró y ahora sus ojos le decían otra cosa
--Es cierto?—le pregunto Fer directo a sus ojos
--Tu que crees?
--Los niños no mienten verdad?
--Nunca

Fernando miro a la niña
--Nena—le dijo.
--Si?
--Que te parece si te llevo arriba y te arropo? Así me cuentas que tanto es lo que me extraña tu mami y luego puedo bajar a terminar de hablar con ella.
--Y me lees mi cuento?
--Sale
Fernando subió las escaleras y un rato después volvió a bajar. Lucero estaba de espaldas a el y al sentirlo se giró. Se miraron un instante en silencio. Luego, ambos dieron un paso en la dirección del otro.
--Con toda tu alma eh?—le dijo el
--siempre
Fernando sonrió y para Lucero fue la cosa más hermosa que había visto. Entonces, la rodeó con sus brazos. Y ella se perdió en el aroma que desprendía su piel. Se dieron un beso largo y pausado.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora