Capitulo 58

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Se pararon frente a la puerta y Fer abrió con sus propias llaves. La miró a los ojos y volvió a besarla...solo un roce, nada más.
--Tranquila—le dijo al separarse de sus labios—Todo va a estar bien
--Dios quiera que si

El interior de la casa estaba a oscuras. Lucero a penas veía por donde caminaba y varias veces sintió pánico de tropezar con algo. Pero, por fortuna, Fer la llevaba de la mano.

Con cada paso que daban a ella se le hacia mas estrecho el nudo que traía en el estomago. Los vio antes que notaran su presencia. Sentados uno frente al otro en sendos asientos frente a la ventana. Parecían tener una charla bastante entretenida.

--Ya estamos aquí!—les gritó Fernando anunciando su presencia

Ambos se voltearon al tiempo y Lucero los vio sonreírle calidamente a su hijo. Luego la miraron a ella y pudo notar curiosidad en los ojos de la madre de Fer.

Lentamente se acercaron y los señores se pusieron de pie al mismo tiempo.

--Hijo—el padre era tan alto como Fer—veo que hallaste lo que fuiste a buscar—Se voltio hacia ella y le sonrío.
--Así es—le respondió Fer con una sonrisa.
La madre de Fer permaneció en silencio, sus ojos miraban fijos a Lucero pero no eran hostiles, mas bien parecían curiosos.
El padre de Fer le dio un beso en la mejilla y los invito a sentarse. Fer no le soltó la mano en ningún momento.
Se sentaron frente a frente.
--mama, papa—Fer la miró a los ojos—Lucero y yo tenemos algo que decirles.

--Habla hijo—le instó la madre—aunque tengo una idea de lo que es
Y para sorpresa de Lucero les sonrió.

Esto la hizo relajarse un poco y pensar que tal vez no seria tan traumático después de todo. Y que tan malo podía ser. A fin de cuentas eran los padres de Fer y seguramente les daría gusto saber que serian abuelos.

Fernando les contó todo. Desde el mismo día que se dio cuenta que estaba enamorado hasta el día en que supo que ella le correspondía.
No tubo que explicar mucho pues sus padres conocían, aunque sin los detalles, todo lo que había ocurrido.
Sus padres lo escucharon sin interrumpir y hasta dieron chance a que ella hablara y les confirmara que también lo amaba profundamente.

--Y bueno—concluyó Fernando—ahora estamos acá y tenemos una noticia que darles.
--Me imagino que me vas a decir que ya son novios—La señora los miró a los dos y sonrió nuevamente
--Es algo mucho mejor que eso—Lucero miró a Fernando y le sonrió—O no mi Fer?
--Si muchísimo mejor—le tomó la mano y la miro intensamente—Pero quiero que seas tu la que se los diga.

A Lucero se le lleno la cabeza con mil pensamientos diferentes. Se imaginó que a ellos les alegraría saber que iban a tener un nieto pero, una cosa era pensarlo u otra diferente enfrentarse a la realidad de estar frente a los padres de Fer y revelarles el secreteo que tan celosamente tenía guardado.

Le soltó la mano a Fer y les dio la espalda. Camino unos pasos hasta la ventana y corrió la cortina. El exterior estaba en penumbras y solo podía ver las luces de la ciudad.
Fernando la siguió con la mirada. La vio suspirar y finalmente dejar caer los hombros. Lo cual no era muy común en ella que siempre caminaba erguida y orgullosa.

Lucero se volvió y Fer pudo ver el brillo de las lágrimas en sus mejillas. Los padres de Fer se miraron entre si y luego fijaron la vista en su hijo buscando una explicación del llanto de Lucero.
Fer se encogió de hombros y miró a Lucero que aun permanecía en silencio. Se puso de pie y caminó hacia ella.
Justo antes de que se desvaneciera

Alguien estaba tocando su frente. Podía sentir el calor de una mano el la piel. Abrió los ojos lentamente y se encontró con la mirada de la madre de Fer. La señora le sonrío.

--Ya te sientes mejor?
--Que me paso?
--Te desmayaste querida
Lucero recordó donde estaba y lo que había ido a hacer allí. Trato de incorporarse pero la señora la detuvo.
--Espera—La sostuvo por los hombros y la obligo a acomodarse de nuevo sobre la almohada.
--Yo—su voz sonó como si no le perteneciera—Es que debo...
--Debes descansar—la madre de Fer le todo el pelo—O no querrás que le pase algo a mi nieto

Nieto?
O sea que ya lo sabía.

--Entonces ya saque que...
--Si—esta vez su sonrisa fue muy amplia—Mi Fer me lo contó todo
--Todo?
--Absolutamente—le tomó la mano a Lucero—y debo decirte que eres muy valiente
--Yo amo a su hijo señora, y haría cualquier cosa por el
--Si, eso puedo verlo—se puso de pie—y por favor dime Margarita o Maggy como prefieras llamarme.
--Está bien
--Admito que no me agradaba la idea de que mi hijo estuviera enamorado de ti. Pero no me malinterpretes—dio unos pasos por la habitación—No es que no me gustes
--Y entonces?—Lucero quería saber sus motivos aunque ya los sospechaba
--Estabas casada y yo no quería ver sufrir a mi hijo.
--Lo comprendo
--Pero ahora ya no lo estas, y no hay motivo para oponerme y aunque lo tuviera. Vas a hacerme abuela y no sabes lo feliz que soy
--Tengo una idea seño...Margarita.
La madre de Fer le sonrío con dulzura. Era una mujer especial. Ahora Lucero no entendía porque se había preocupado tanto.

--Bueno te dejo para que descanses—Se encaminó a la puerta—Al rato te mando a mi Fer para que te levantes a cenar.
Salio dejándola sola y con un nudo de felicidad en el estomago.

"Almas Gemelas" Lucero y FernandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora