Lucero llegó a la televisora alrededor de las 10 de la mañana, iba vestida con una chaqueta roja que le llegaba a las rodillas, pantalones jeans y botas altas de cuero negro. Llevaba el pelo recogido en una coleta y sus ojos iban ocultos tras unas elegantes gafas de sol. En el pasillo se topó con varios colegas actores que la saludaron al pasar.El día anterior había vuelto a tener un encontronazo con su marido, a éste no le hizo mucha gracia que fuera a realizar ese personaje de malvada que seguramente incluía una que otra escenita subida de tono. Desde la novela de Carla el había cambiado con ella y ya casi nunca conversaban en buena lid. Ella se esforzaba por entenderlo pero no podía. Y lo peor era que en realidad no estaba segura de querer arreglar las cosas.
Nick la recibió con una sonrisa.
--Querida, que alegría que aceptaras venir
--Fernando me llamo para contarme.
--Entonces harás el papel?
--Depende bajo que condiciones, no quiero dejar a mis niños solos mucho tiempo.
--Por eso no hay problema, la mayor parte de las escenas las haremos acá en la ciudad.Entonces le contó todos los detalles de la trama y le dijo exactamente lo que quería de aquel personaje.
--Y bien, aceptas?Lucero guardo silencio un instante. Sus ojos marrones parecían ponderar la situación y tras una pausa dijo:
--OK acepto.Lo que pasó después fue muy rápido. Entre reuniones, prueba de vestuarios, imagen y ensayos se les paso la mayor parte del tiempo. La telenovela causo mucha curiosidad en todos pues la historia era un tanto diferente de las clásicas telenovelas mexicanas.
Pero, lo que mas revuelo causo fue el papel de la antagonista.
Lucero hizo un trabajo magistral, que demostró de que estaban hechas las verdaderas estrellas. Ella más que la villana era la figura principal y a quien todos querían oír. Tanto así que el primer crédito se lo dieron a ella y no a la heroína de la historia.
La actriz que haría de protagonista junto a Fernando era una chica que venía de otra empresa televisora y su rol quedo relegado a un segundo plano ante la presencia imponente de Lucero. Todos los medios se concentraban en ella y en todas las entrevistas, era el centro de atención.
Y Fernando no paraba de mirarla. Estaba embobado y al borde del colapso nervioso.
Se había puesto tan linda que mataba. Y ese papel de mala le quedaba tan sexy que su paz mental se vio varias veces en riesgo.El problema eran sus piernas.
No podía dejar de mirarlas y sudaba cada vez que la veía caminar. Esas piernas lo habían cautivado desde la primera vez que las vio. El bromeaba diciendo que eran de "pollo" pero en realidad eran preciosas y últimamente estaban divinas.
Y para completar el cuadro, estaban sus ojos. Esos hermosos ojos adornados por sus cejas que ella tenía la costumbre de levantar para acentuar cualquier cosa que estuviera diciendo. Ahora llevaban un maquillaje marcado y resaltaban como lámparas.
A Lucero la divertía hacer las escenas de pelea con Fernando, eran tan intensas que mas que odio era deseo lo que transmitían. Tanto que a veces parecía que estuvieran a punto de besarse. Y, como todos ignoraban lo que había pasado entre ellos, lo tomaban de forma normal.
Pero ahora estaba enojada.
Y alguien debía pagar por eso.
Esa chica que protagonizaba la novela le sacaba la piedra. Estaba interesada en Fernando y Lucero lo podía ver claramente.Sabía que se estaba comportando de forma irracional, pero no soportaba ver como se le acercaba y le hervía la sangre cuando la veía tocarlo. Era tal melosa que empalagaba y lo peor era que a el parecía gustarle. Le sonreía y era demasiado amable con ella. Y claro ella aprovechaba las escenas de beso para comérselo.
Estaban en medio de una escena donde ella debía besar a un actor que hacia el papel de su amante. Fernando andaba por ahí y ella sintió ganas de desquitarse.
Lo miro a los ojos y lo besuqueo de forma muy sugestiva. Lo acaricio y le sonrío seductoramente.Fernando la vio tocarlo y sintió que algo oscuro lo recorría. Odiaba verla besar a alguien de ese modo...
Ya sabía que era actuación, ya sabia que eran besos fingidos pero de todas formas lo odiaba.Se dio la vuelta y salio del foro.
En la hora de descanso, Lucero se fue al camerino. No había visto a Fernando y seguramente, ya no lo vería en todo el día.
Se equivocaba.Abrió la puerta de golpe y Lucero lo vio parado frente a ella.
Estaba lívido y sus ojos chispeaban de furia.
El cerró y se acercó.
La tomó por el brazo y la pegó de la puerta.--No vuelvas a hacer lo que hiciste!—le dijo apretando los dientes.
--Hacer que cosa?—Lucero se hizo la inocente
--Mujer, le colmas la paciencia a un santo.
--Que demonios te pasa eh?
--No vuelvas a besarlo así delante de mi!
--Ah ya claro!—Lucero también apretó los dientes—Que me reclamas tú, si haces lo mismo con esa mujer!
--No juegues a esto conmigo!
--Estas celoso?
--Y tu?
Sus dedos la apretaban y ella sintió pánico de repente
--Me estás lastimando sabes?De pronto el se dio cuenta de lo que hacia y aflojó un poco la mano pero sin soltarla.
Ella suspiró aliviada y Fernando la miró a los ojos. De pronto su expresión se suavizó. Su aroma se filtró hasta su cerebro llenándolo de sensaciones indescriptibles. La furia que sentía se borró, dando paso a algo más peligroso aún. Ella estaba tan cerca que sus labios casi se tocaban.
Era tan fácil bajar la cabeza y dejarse llevar por el deseo, pero y después? Esa mujer le trastornaba los sentidos y con una sola mirada, mandaba su coherencia de vacaciones.
Los ojos de ella lo miraron atentos, expectantes...anhelantes y el... se rindió.Con un dedo le acaricio la cara y le rozó el labio inferior con ternura. Entonces acercó su boca a la de ella y la besó. Ella se quedo inmóvil y entonces su lengua la reclamó impaciente. Ella no tuvo la fuerza para negarse a lo que su ser le pedía a gritos. Le rodeó el cuello con las manos y abrió la boca para dejarlo entrar.
Fernando profundizo el beso dejando que la pasión lo guiara hasta donde quería estar. Quería sentirla, quería fundirse con ella para siempre. Le subió las piernas alrededor de su cintura y la apretó más contra su cuerpo. Ella acarició su espalda y enredó los dedos en su pelo.
Se besaron con el corazón, se besaron con el alma y con todos sus sentidos. Era dulce e intoxicante a la vez.
Sentirse así era el cielo...De pronto, alguien tocó a la puerta y el hechizo se rompió.
Se separaron y se miraron un instante. Respiraban agitados y Fernando la dejo deslizarse suavemente hasta que sus pies tocaron el suelo.
--Contesta—Le dijo el tocándole los labios con los dedos, estaban hinchados por sus besos.
--En un rato salgo!—Gritó ella al que llamaba.Fernando le dio la espalda.
Lucero se miro al espejo, sus mejillas estaban rojas y su ropa algo arrugada por la faena. Se compuso lo más que pudo y abrió la puerta.
--No vienes?—le pregunto a Fernando
--Al rato, yo... ya sabes... primero debo...
--Entiendo.
Ella salio y cerro la puerta con una sonrisa.