Un Lindo Desconocido (Niall Horan) HOT

Epilogo

****LEER NOTA DE AUTORA AL FINAL IMPORTANTE****

Niall Horan'S POV

*6 años atrás*

- Nos vemos, nena- digo mirándola de arriba a abajo mientras se dirigía al elevador contoneando las caderas. En cuanto se abren las puertas de metal, al tiempo que ella entra, mi padre sale con su cara alargada.

Me tomo lo que me queda de scotch y le sonrío sarcásticamente a mi padre.

- Debes dejar este habito, hijo. Es desagradable ver siempre a una mujer distinta salir de tu departamento- me reprocha al tiempo que digo las mismas palabras en voz baja. Siempre era lo mismo.

- Viejo, soy un adulto ahora, esta es mi vida, ya no puedes seguir mandándome- replico con mal tono y me volteo sin prestarle mucha atención.

Esta era mi vida, me encantaba el sexo y eso no era un secreto. Acababa de terminar los estudios, y desde que me entregaron el diploma mi padre ha estado siempre sobre mí, insistiendome de que venía siendo hora de aprender el trabajo de la familia.

- Exacto, eres un adulto ahora, y tienes responsabilidades. Tener libertad no significa que puedas hacer lo que quieras cuando quieras, tienes que empezar a hacer tu vida como un hombre, es tiempo de que tomes las cosas en serio.

- Papá, joder- mascullo masajeandome las sienes-. Tienes que dejarme en paz, estoy harto del tema. No me apetece seguir tu camino, me gusta mi vida tal cual está.

- Llegará un día en que tendrás que casarte, así que sí, es hora de poner en orden tu vida.

Yo suelto una carcajada. Tenía veintitrés años, ¿y mi padre ya me hablaba del matrimonio?

- Como si no me conocieras, padre- pongo los ojos en blanco-. Los compromisos no me van, así que dudo que llegue ese tan esperado día en que me ponga un anillo en el dedo- le digo sarcásticamente.

En ese entonces, claro, no sabía lo que dentro de poco ocurriría. No sabía que sin tener más opción, me vería obligado a tomar el control de la empresa de mi padre, la cual casi la llevé a la quiebra. También ignoraba lo que sucedería un año y medio mas tarde, en ese bar, donde descubriría la identidad de la única mujer que logró anclarme al suelo.

***

*En el presente*

Todavía reproducía esa conversación con mi padre en mi cabeza, y me reía. Me reía de la escena, del destino, de lo irónico que todo resulta ser.

Miro hacia la foto de mis padres y sonrío con tristeza.

- Yo sé que estarías orgulloso de mí ahora, padre- murmuro intentando suprimir los recuerdos-. Lamento que aquello sucediera demasiado tarde- confieso y bajo la mirada hacia mi mano izquierda donde repasaba la alianza dorada.

Sabía que debería guardarla y pasársela a Sophia, la organizadora de bodas que luego se lo pasaría a Jazmín, quien llevaría los anillos al altar, pero no podía evitarlo. Me gustaba, tenía que admitirlo. Me gustaba verme en el espejo y ver un anillo en mi dedo. Es cuando me río de mí mismo, porque yo mismo le había asegurado a mi padre que este día jamás sucedería, pero estaba pasando. Tan solo faltaban un par de minutos para que fuera la hora de ir al altar y esperar a mi prometida.

Tan solo pensarlo se me infla el pecho de orgullo y emoción. Joder, parecía un crío, pero estaba enamorado, eso era lo que pasaba. Tenía una necesidad inmensa de hacerle saber al mundo que estaba tomado por la mujer más hermosa del mundo, y que yo había sido lo suficientemente afortunado por haberla hecho mía.