61. No puedo perderte

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Habían pasado cinco meses desde Navidad, desde que todo comenzó a... bueno ha ser verdad, comenzó a rodar, para tener una manera de decirlo.

Mi vida con Niall fue creciendo cuando volví a mudarme con él, y no solo con él, sino con Jazmín también. Sí, la hermana pequeña de Niall, con quien me había sorprendido una vez que nuestros amigos se fueron y ella salió casi dándome un infarto.

Estuve muy feliz, porque al fin conocía la parte fundamental en la vida de Niall, ya que Jazmín era la única familia que tenía. Los tres juntos abrimos los regalos y yo me apené porque no le había comprado nada a Jazmín dado que no tenía ni la menor idea de que iba a estar con nosotros, pero ella solo dijo que con tener un hermanito nuevo era suficiente.

Yo y Niall nos miramos y sonreímos como unos tontos enamorados.

Esto estaba pasando de verdad.

Al final, Jazmín terminó por quedarse con nosotros, y de aquella manera practicaba ser una madre. Admito que los primeros días fueron horribles porque Jazmín tenía las revoluciones a mil por lo feliz que estaba con su nuevo hogar. Tuvo que ser Niall quien la detuviera y decirle que tenía que colaborar porque yo no podía esforzarme tanto.

Ahora eramos como uña y carne. Quizá era la hermana de Niall, pero para mí, era como una hija que había adoptado.

Ya llevaba siete meses de embarazo. Había dejado de trabajar para Niall hace dos meses pero hoy le haría un último recado ya que estaría por el lugar. Necesitaba que recogiera un cheque de su banco y como iba a estar por las calles comprando cosas para el cumpleaños de  Jazmín , no me importó pasar.

Ya me había graduado de la Universidad y había cumplido los 23 años hace tres meses. Estaba aterrada. ¿Qué iba a ser ahora? Me sentía demasiado joven como para empezar a buscar trabajo, y ademas de que quedaban unos dos meses para que el niño naciera, no podía hacer mucho.

Tenía que recordarme que estresarme nunca era bueno, y aunque sintiera que era demasiado temprano para un trabajo como profesional y a pesar de sentir que no estaba preparada, tenía que obligarme a relajarme. Tenía muchos meses por delante antes de poder comenzar a trabajar siquiera, y la verdad, quería enfocarme en criar a mi hijo junto al amor de mi vida.

Saco el móvil de mi chaqueta mientras camino por las calles de la quinta avenida y le respondo a la llamada de Niall.

- Hola, cielo- le saludo y sonrío abiertamente.

Nunca me cansaría de decirle apodos cariñosos. Porque joder, lo amaba demasiado, y a cada rato sentía ganas de besarlo, de abrazarlo y... uff, si sigo así, terminaré llorando. Esto del embarazo y las hormonas me estaba afectado bastante. Jazmín  ya estaba acostumbrada y siempre llevaba una caja de pañuelos con ella. O me daba pena una película, o me daba pena ver un perrito callejero andando solito, o oír a un bebé me ponía sentimental. Era un horror.

Me preocupaba Niall, pero la verdad, sé que secretamente le gusta porque así puede esconderme entre sus brazos, llenarme la cara de besos, y además, nunca pierde la oportunidad de burlarse de mí.

Ja, ja, ja, que buen novio tengo.

- Hola, amor, mi cosa preciosa- saluda y yo pongo los ojos en blanco.

- ¿Ya estás cachondo, de nuevo?- me burlo y entro al elegante banco y me pongo a hacer la fila frente a un mostrador.

- Lo siento nena, pero cuando estoy aburrido ya sabes que la única manera de divertirme es pensar en ti y bueno...

- Lamento no estar ahí para...- bajo la voz, con temor de ser escuchada-, para bajártela.

Vuelvo a soltar una risilla.

Un Lindo Desconocido (Niall Horan) HOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora