19 días antes.
Esa noche en el municipio, la revolución se desarrollaba en completo silencio, mil ochocientas treinta tres personas marchaban por la avenida principal. Antorchas y velas iluminaban su camino, algunas personas caminaban con pancartas y fotografías de sus familiares desaparecidos. Denisse Meléndez marchaba con las dos manos en alto sosteniendo un cartel en el que había escrito con un rojo fosforescente «vivo se lo llevaron, vivo lo queremos». Dalia llevaba consigo una enorme foto en la que se podía apreciar a un Sebastián sonriente. Karla y Emiliano también se habían unido al acto de protesta, ambos llevaban en los labios una equis compuesta de dos tiras de cinta adhesiva negra, la joven periodista iluminaba el camino con una antorcha, el fotógrafo documentaba con imágenes el melancólico suceso.
Hilario era quien iba al frente de la marcha, más de una semana había pasado desde que vio por última vez a su hijo, ya no recibió más llamadas, nadie solicitó un rescate, la búsqueda continuaba para encontrar a Sebastián con vida... o muerto. A su lado Carlos también marchaba en silencio y con un letrero que decía «justicia para todos» a la cartulina le había pegado una fotografía de él junto a Sebastián que Hilario les había tomado en el cumpleaños dieciséis del muchacho. Horas antes el registro de candidatos a la presidencia municipal se llevó a cabo, Hilario se registró, pero él no hizo una fiesta de celebración por el inicio de su campaña como sus contrincantes lo hicieron, él pensó que había mucho que denunciar y poco qué celebrar; la marcha de esa noche reflejaba, y en carne propia, los motivos por los que Hilario luchaba.
Gracias al blog de anónimo de Karla, la desaparición de Sebastián se hizo viral, por lo que medios de toda la república llegaron al municipio para cubrir los hechos; Emiliano y ella estuvieron de acuerdo en que era muy extraño que la prensa nacional se interesara por el caso de desaparición del hijo de un aspirante a la alcaldía de un pequeño municipio, sus sospechas de que todo olía a podrido, aumentaron cuando la principal y más importante televisora en México comenzó a sacar reportajes diarios sobre la desaparición de Sebastián. Esa noche la reportera más famosa del canal de noticias cubría paso a paso la marcha desde distintos ángulos y rodeada de camarógrafos.
—Qué conveniente —dijo Emiliano en voz baja cuando llegaron al punto final de la marcha y pudo quitarse la cinta de los labios—, comienzan a hacerle caso a un desaparecido de entre cientos justo cuando el escándalo de corrupción del secretario de educación estaba en su punto más álgido y llevándose todas las notas.
—Al parecer los altos mandos del gobierno han echado a andar la operación "caja china" —dijo Karla una vez que se quitó la cinta—. Harán de esto un circo para que lo del alto funcionario se olvide.
—Ya tienes una nueva nota de la que hablar mañana en el blog —pronunció Emiliano mientras tomaba más fotos.
—En verdad no tolero a estos pseudo periodistas fantoches, mira que atreverse lucrar y burlarse del dolor ajeno de esta forma y todo para encubrir a las verdaderas calañas —Karla tuvo que contenerse para no gritar por respeto a la marcha.
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Trilogía Amor y Muerte I: El Hijo Pródigo
RomanceUn amor prohibido, dos almas dañadas destinadas a salvarse. Nuevamente gratis. *** Cuando Sebastián Meléndez regresó a su hogar luego de cinco años, pensó que el dilema más grande al que tendría que enfrentarse sería el poder sincerarse con su fami...