Capítulo 26

2.2K 128 0
                                    

Jesus. 19 de Octubre a las 9.00am.
°
Bajo abotonando mi camisa, entro en la cocina esperando a verla pero me equivoco, aún no ha llegado. Voy a mi habitación para ponerme los zapatos ya que quiero salir por Agadir.
Mi teléfono suena, lo cojo serio esperando que sea uno de mis trabajadores pero su dulce voz hace que mi pecho se encoja.
~
-No podré ir a trabajar, señor. -dice débil.
-¿Qué ocurre ojitos? -pregunto preocupado.
-No importa. -murmura.
-Claro que sí. -insisto.
~
Ella suspira, escucho la voz de una mujer diciendo que no se mueva ya que está débil y frunzo el ceño.
~
-¿Dónde estás? -pregunto.
-Hayati porfavor. -susurra.
-¿Dónde? -me pongo serio.
-En el hospital. -dice.
-Lo mato. -digo sin pensar.
~
Siento como el corazon se me va a salir del pecho, ella se queja del dolor y me llevo la mano izquierda a la cabeza.
~
-¿Qué hospital? -pregunto entrando en el coche.
-¿Por qué quieres venir? -pregunta.
-¡Por qué te amo! -le grito.
-Estoy en el Hassan dos, habitacion cien planta tres. -murmura.
-En nada estoy allí, ojitos. -digo arracando.
~
Cuelgo, conduzco muy veloz hacia el hospital y corro hacia su habitación pero el ver a su esposo en la puerta me hace parar en seco.
El hombre me mira serio, yo clavo mis ojos en los suyos y rio en mi interior "ya te quedaste sin droga gratis, capullo" mi subconsciente rie.
~
-Señor. -me acerco recto.
-Largo, nose que hace aquí. -dice directo.
-Venir a ver a mi empleada. -me defiendo.
-Ella está muy bien, ahora largate. -ataca.
-Voy a verla y no me pienso marchar. -rio firme.
~
Él presiona su puño manteniendo el control y mira a otro lado.
~
-No vas a verla más, olvidate de su existencia porque se acabó eso de que trabaje para ti. -dice frio.
-No puedes hacerle eso. -digo frio.
-Y tanto que puedo. -rie en mi cara.
~
Acabo saliendo de ese pasillo y mientras camino a otro pasillo para intentar llamarla una enfermera se me acerca.
~
-Su esposo se va a las diez de la noche y no regresa hasta la mañana, puede venir a verla, la última vez que le vi lloraba por usted. -dice amable.
-Pero las visitas acaban ¿no? -pregunto.
-Yo le meto conmigo. -propone.
-Gracias, enserio. -digo sonriente.
-Le espero en el ascensor a las diez. -sonrie.
~
Salgo de ahi para ir a una floreria, comprarle flores y a una joyeria para otro regalo más lujoso, quiero que se sienta como la reina que és...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora