Capítulo 21

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Jesus. 15 de Octubre a las 9.00am.
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Camino por mi habitación mientras el capullo que ayer se coló en el registro de la poli me explica lo que vió.
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-¿No estaba mi droga? -pregunto.
-No había ningún registro de ese día y de días posteriores o anteriores. -dice.
-No era la primera vez que nos pilla en una frontera. -me extraño.
-Nada señor, ahi lo hay ratro de su droga. -dice.
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Cuelgo, pataleo la silla frustrado y miro por la ventana. Ella baja del coche donde la trae su esposo, Aban baja y la agarra del brazo tirando de ella obligandola a besarlo. Imbecil, si tuviera idea que su esposa es más mia que suya se le bajarían los humos.
Aban se queda con mi droga, cada vez que me ha parado en la frontera él roba toda mi mercancía ¿acaso ese loco se droga gratis a mi costa?
Escucho la puerta, bajo con el pantalón de deportes, descalzo y sin camiseta a saludarla ya que se puso nerviosa después lo los besos.
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-Buenos días preciosa. -entro en la cocina.
-Buenos días señor -dice tímida.
-Ey ojitos. -agarro su barbilla con dos dedos haciendo que me mire.
-¿Ojitos? -rie.
-Porque tienes los ojos más hermosos de todo Marruecos. -alago.
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Sonrie tímida, beso su mejilla y me acerco a su oreja.
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-Deja la vergüenza. -murmuro.
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Me alejo un poco para que siga con mi café, ella pone la cafetera y se acerca a mi un poco.
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-No es vergüenza. -dice.
-¿Te ha hecho algo? -pregunto.
-No, señor, pero tengo miedo a las consecuencias de este pecado. -me mira.
-A veces el pecado es la entrada al paraíso. -murmuro.
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Se aferra a mi nuca, choca con la encimera siendo acorralada por mi cadera para que finalmente calme sus miedos con un dulce y lento beso.
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-Tuteame ojitos. -digo riendo.
-Debo acostumbrarme. -dice sonriendo.
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Mis manos recorren cada esquina de su rostro, ella me mira con esa maldita mirada que me tiene loco ¿por qué me siento seguro y feliz junto a ella?
La cafetera suena indicando que el café está listo, salimos del hermoso trance y me siento en la mesa de la cocina esoerando que acabe.
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-¿Tú esposo tiene un comportamiento raro? -pregunto.
-Él es raro. -dice.
-Que bien me lo pones. -me rio.
-¿Por qué preguntas? -me da la taza.
-Tonterías. -digo bebiendo.
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Ella va hacia mi habitación para recogerla mientras yo no paro de pensar en donde puede estar mi mercancía ¿acaso Aban se droga con lo que me quita en la frontera y de ahí viene esa fuerza contra Amira?....

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora