Daniel. 11 de Enero a las 9.40.
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Llamo a su puerta pasandome la mano por el tupé, ella abre y se pone nerviosa al verme.
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-Hola bonita. -sonrio.
-Daniel. -dice.
-¿Puedo? -pregunto.
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Se aparta de la puerta, entro haciendo que Sadira corra a mi emocionada
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-Tito. -grita.
-Muñequita. -la cojo.
-Tito, me aburro mucho, mis papás no están y mami me ha dicho que la tita no puede jugar porque tiene ahí a mis primitos. -dice pesadamente señalando el vientre de Aira.
-¿Juegas con el tito? -pregunto.
-Sí. -grita.
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Ella se sienta en el sofá, agarra una tarrina de helado de chocolate y rie cuando me pilla observandola.
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-Los antojos. -dice riendo.
-Estas hermosa. -susurro.
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Sadira me obliga a jugar con ella durante horas, Aira la baña mientras yo me sirvo un poco de vino y baja suspirando.
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-Como salgan así los gemelos me pegaré un tiro. -bromea.
-Serán más tranquilitos, o eso espero. -la hago reír.
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Ella abre el congelador agarrando el helado que queda y comienza a comer.
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-Me mataré en el gimnasio cuando de a luz. -dice pasando su lengua por la cuchara.
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Me acerco cuando suelta la tarrina, me mira fijamente ya que me estoy acercando demasiado a ella y aparto el helado de sus labios con mis dedos llevandolo a los mios.
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-Esto será lo más parecido a un beso que tendré de tus labios. -susurro.
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Me mira cuando delizo mis dedos por su piel herizando cada centímetro de esta, lleva su mano a mi mejilla y sonrio.
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-Te ves hermosa. -susurro.
-Bésame. -murmura.
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La pego a mi mezclando ambos labios, su mano se enreda en mi nuca a la vez que los mios tocan su barriguita. Nos separamos y ella me parta rapidamente.
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-Ha sido un error, no debería haber pasado. -dice nerviosa.
-Ha sido magnífico. -confieso.
-Marchate, porfavor. -dice con la voz agitada.
-Nena... Perdoname, regresa conmigo. -se acerca a mi.
-Porfavor Daniel, vete. -llora.
-Si eso quieres... Te amo muchisimo, cualquier cosita llamame nena. -digo dulce.
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Me marcho, golpeo una pared de la calle frustrado y me apoyo rompiendo en llanto ¿por qué destrozo todo lo que me hace feliz?...
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Tú eres mi religión
Fiksi PenggemarUna sencilla mujer musulmana con mucho peso en su espalda ya que tuvo que aceptar las decisiones que su madre dió. Casada con un hombre que la odia pues ama a su otra esposa, cuidando de un bebé que no es suyo... Bebé que siente como suyo y, para co...