Tú eres mi religión

Capítulo 30

Jesus. 24 de Octubre a las 12.00pm
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Llamo a mi madre mientras muerdo una manzana, me siento en mi sofá pero me tenso al escuchar la voz de mi gemelo.
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-Daniel. -digo nervioso.
-Mamá, tu hijo. -dice desperdiciándome.
-Bro tio ¿cómo estás? -pregunto desesperado.
-No te interesa mi vida. -dice firme.
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Noto como le pasa el telefono a mi madre, ella suspira y yo frunzo el ceño.
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-¿Cómo estás? -pregunto.
-Bien, hijo. -dice.
-¿Está allí Daniel pasando el día? -pregunto.
-Con Juan Carlos. -responde.
-Pasadlo bien mamá, te llamo en otro momento. -digo tenso.
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Cuelgo, me llevo las manos al rostro y suspiro. Decido llamarla, se que ella sabe relajarme, su voz consigue que la paz reine en mi ser.
Un pitido, dos, tres, cuatro... Así hasta el contestador ¿le ocurrirá algo?
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Amira.
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Me siento en la cama cierro los ojos serenando mis pensamientos, es pronto y ya no aguanto más. Me he obligado a no cogerle el teléfono y la bebé no aparece.
Escucho la puerta y corro hacia abajo viendo como la otra empuja un carrito con la bebé encima.
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-Más te vale cuidarla bien hasta dentro de unas semanas, que se la llevan. -dice.
-No, no se la llevan. -digo segura.
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La pego a mi pecho, la pequeña llora y se me parte el alma.
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-¿Con quién la has mandado? -le grito.
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Tira de mi cabello brutalmente y al ver que es Aban agarro más fuerte a la bebé.
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-A mi esposa no se le grita ¿me oyes? -alza la voz.
-Yo tambien soy tu esposa. -reprocho.
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Suelta mi cabello y rie a carcajadas.
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-Corre arriba, más te vale tener a la mocosa perfecta. -dice serio.
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Subo con ella en brazos, me siento con ella encima en mi cama y me abraza llorando.
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-Mami. -dice costosamente.
-Pero pequeña. -lloro pegandola a mí.
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Ella lleva sus manitas a mi rostro secandome las lágrimas y yo beso su rechoncha mejilla haciendola reir ¿cómo es posible que una bebé sea mi mejor compañera?....