Capítulo 50

2K 110 0
                                    

Jesus. 26 de Septiembre a las 10.00am.
°
Mi madre sonrie, encojo los hombros y guarda la foto.
~
-Me gustaría que hablaras con tu hermano. -dice.
-Él me odia. -reprocho.
-Quiere lo mejor para ti y ese trabajo que te buscaste no lo es hijo. -dice.
-Si Daniel no quiere nada conmigo yo no pienso arrastrarme. -digo.
-Pues seguro que por alguna mujer te has arrastrado. -me echa en cara.
~
La miro, frunzo el ceño y rio.
~
-No mamá, no sabes nada. -digo serio.
-Parece que estoy hablando con un desconocido ¿dónde está mi hijo el que montaba a caballo? ¿Y el que todo lo hacía con su gemelo? -pregunta dolida.
-Hablamos en otro momento mamá, parece que no es nuestro día. -digo dandole el dinero del desayuno ya que estabamos en un bar.
~
Salgo de ahí, conduzco hacia mi casa rápidamente ya que lo único que quiero es verla, abrazarla aunque me fuerce y sentir que ese el verdsdero Jesus: enamorado de una mujer prohibida y padre de una hija que no es suya.
Cierro la puerta subiendo veloz buscándola, entro en mi habitación viendo como quita el polvo y la pequeña está sobre mi cama dormida y tapadita con mis mantas.
~
-¿Qué le pasa? -pregunto asustandola.
-Lo siento señor, estaba muy malita pero no quería faltar al trabajo, pensaba que no le importaría y... -la freno.
-¿Tiene fiebre? -pregunto.
-No, un dolor muy fuerte de barriga. -dice.
~
La pequeña se remueve, suspira y Amira se sienta junto a mi sobre el colchon atenta.
~
-Papi. -dice sonriendo.
-¿Cómo está mi bichito? -pregunto.
-Me duele mucho. -dice débil.
-Mami acaba pronto de trabajar y vamos a casa. -dice Amira.
~
Se pone en pie, la sigo para después frenarla por el brazo.
~
-Quedaros, no limpies. -propongo.
-No importa señor, me queda poco. -dice.
-Porfavor, lo ultimo que quiero es que le pase algo. -digo.
~
Baja la cabeza intimidada, sonrio y agarro su mejilla.
~
-Marchate con ella a casa, pero dejame darte mi número para que me llames necesites lo que necesites sea la hora que sea. -digo.
-¡Mamá, papá! -se queja Sadira.
~
La agarro un segundo antes de que vaya a atenderla, toco sus labios con mis dedos mientras recorto suavemente las distancias con ella "el teléfono es para la bebé y para ti, veinticuatro horas" susurro suavemente....

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora