Capítulo 63

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Jesus. 8 de Noviembre a las 10.20pm.
°
Seco a la pequeña rodeadondola entre mis brazos con una toalla, la llevo a su habitación y le reparto la crema por el cuerpecito.
~
-¿Y mamá? Quiero un besito de mami. -dice sonriendo.
-Está cansada en la habitacion. -digo. ~
La visto y corre hacia la habitación, entra, trepa hasta subirse encima y salta a su madre quedando sobre ella. ~
-Mami no llores. -la abraza.
-Ve a dormir, es tarde. -dice con la voz rota.
-Pero mi mamá está llorando. -dice triste.
-Mami mañana estará mejor. -susurra. ~
La abraza muy fuerte, sonrio tierno haciendo que me mire y aparte sus ojos en instantes.
~
-Vamos papá. -me agarra la mano.
~
La acuesto, ella suplica que le cante hasta que quede dormida y cuando se queda profundamente dormida bajo para agarrar el teléfono y llamar a la que creía que era mi madre.
~
-Hijo mio. -dice dulce.
-¿Tienes la cara de llamarme hijo? -reprocho.
-Jesus. -dice aterrada.
-No ¿quién te crees para inventarte cosas y decirselas a mi mujer? -alzo la voz.
-Seguro que te has acostado con más. -asegura.
-Desde que ella apareció en mi vida jamás he tocado a otra, nose que estupidez es esta, creía que querias mi felicidad pero por lo que veo me detestas. -digo serio.
-Detesto a esa y la mocosa. -dice.
-Esa es mi mujer y la mocosa mi hija, más te vale respetarme mamá. -digo serio.
-Que pena hijo mío, con lo bueno que eras de crio. -dice.
~
Le cuelgo por impotentecia, golpeo la mesa y escucho un suspiro.
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-Relájate, despertarás a la pequeña. -dice suavemente.
-Ojitos. -me acerco a ella.
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Lloro, toco su mejilla y sus inchados ojos miran hacia el suelo.
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-Hay aún un poco de helado, la pequeña insistía que había que dejarle a su mami porque le encanta. -susurro sonriendo pese que mis ojos están inundados.
-Tan dulce y genorosa como... -la freno.
-Como su madre. -sonrie.
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La pego a mi enredandome en su cabello, la abrazo y suspiro.
~
-Nunca hubo otra, jamás creas lo que mi madre diga. -digo.
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Baja la cabeza, beso su frente y cierra los ojos.
~
-Estoy acostumbrada a que haya otras, Aban tenía otra esposa. -dice susurrando.
-En mi vida solo sois tu y mi bichito. -digo seguro.
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Me besa de una manera suave, corre a la cocina riendo por el helado a la vez que el teléfono suena nuevamente.
~
-No me apetece hablar mama, quiero disfrutar de Amira. -digo serio.
-Os invito a una cena, aqui en casa, a los tres. -propone...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora