Capítulo 29

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Amira. 23 de Octubre a las 12.00pm.
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Mi madre huele las hiervas que tanto le gustan tomarse en taza con agua caliente, ella sonrie y se lleva unas especias de un color añil.
Paseamos lentamente hasta que frena en un puestecito de velos, los mira atenta y cuando volvemos a caminar cogemos aire.
~
-Mamá ¿qué pasaría si estuviera con un cristiano? -pregunto.
-¡Hija mia! ¿estás loca? Un cristiano jamás debe estar en tu corazón, además, tú eres muy feliz con Aban. -dice segura.
-¿Qué harías? -pregunto asustada.
-No pertenecerias más a la familia. -dice seria.
~
Aparto la mirada, mi pecho se encoje y mi cuerpo tiembla ¿alejarme de Jesus sería la mejor opción?
Mira los largos vestidos de otro puesto y entre telas lo veo, me sonrie y bajo la mirada nerviosa.
~
-Enseguida regreso mamá, debo llamar a mi esposo. -pongo como escusa.
-Por aqui te espero, hija. -dice firme.
~
Camino hasta el callejon que acaba en una pequela calle sin salida, él tira de mi brazo y me pega a sus labios besandome dulcemente.
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-Estás preciosa. -dice mientras quito mi velo.
-Jesús. -murmuro sonriendo.
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Me besa suavemente, lo abrazo muy fuerte y mis ojos se inundan.
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-Lo hago porque te amo, hayati. -murmuro.
-¿El qué ojitos? -pregunta secando mis lagrimas.
-Te amo. -toca mi rostro.
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Lo beso de una manera suave, lenta, sin ninguna prisa ya que soy consciente que esto es una despedida.
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-¿Qué ocurre? -pregunta asustado.
-Nuestras almas se unirán en el momento correcto, este no lo es. -murmuro.
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Me observa desconcertado, coloco mi velo tras secar mis ojos y agarra mis manos evitando que me vaya.
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-Vamonos lejos, los dos. -propone.
-Soy propiedad de mi esposo. -susurro.
-Eres una mujer. -dice flipando.
-¿Hija? -pregunta mi madre.
-Adios Jesus. -digo marchandome....

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