Capítulo 82

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Jesus. 23 de Noviembre a las 11.00pm.
°
Entro en el pub, me acerco a la mesa donde me espera y estrechamos las manos. Nos sentamos, pido una copa y rie.
~
-Te veo bien Oviedo. -bromea.
-Al grano, tengo una muy buena mercancía y tu tienes mucha pasta. -digo serio.
-Sí, pero me has tocado los cojones y eso no me gusta. -ataca.
~
Toso, bebo de la copa y rio amargadamente.
~
-Mis trabajadores son muy buenos, nose de que te quejas cuando tienes a patosos bajo tu mando. -contrataco.
-Oviedo, te quedas sin la pasta. -defiende.
-Te quedas sin la droga. -ataco.
~
Suspira presionando su puño y rio.
~
-Atrevete a golpearme, tienes muy buena imagen para dañarla. -digo riendo.
-Callate. -advierte.
-Bueno ¿me vas a dar tu pasta? Es que tengo asunto pendientes más importantes. -digo desinteresado.
~
Se mantiene en silencio, me pongo en pie y al salir del pub me empuja contra una pared.
~
-Mucho tardabas. -me rio.
-¿Te crees más que yo? -pregunta el hombre.
-Sí. -aseguro.
-Sin mi no serías nada. -dice serio.
-Tengo más clientes, muchos más. -me rio.
~
Le revienta que me tome a broma todo sobre él ya que tiene demasiado orgullo como para aceptar que está en banca rota por su adiccion a las drogas y las prostitutas.
~
-Eres un simple traficante. -dice sin más.
-Tú eres um hombre de treinta años drogadicto, putero y solo. -ataco.
-Más solo que tu no hay nadie. -intenta ofenderme.
-Tengo una bella mujer a la que me follo cada noche, una hermosa bebé de dos añitos que me ama y otro bebé en camino ¿estoy solo? -pregunto.
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Comenza a intentar golpearme, lo voy esquivando aunque me llevo varios golpes que me hacen sangrar. Me voy de allí ya que corre huyendo de mí y conduzco hasta casa suspirando al ver que son las doce y media ¿cuanto tiempo me he estado dando de ostias?
Entro sigilosamente, me alarmo al ver la luz de la cocina y veo como bebe un té sentada sobre la encimera.
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-¿Me esperabas? -pregunto.
-Hayati. -se alarma al ver mis golpes.
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Suelta la taza, se acerca a mi y toca mi mejilla.
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-Son rasguños, estoy acostumbrado. -digo dulce.
-Pero mi vida. -suspira.
-Ahora mismo quiero ver a mi renacuajo. -ma agacho.
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Levanto la camiseta y le beso el vientre pegandola a mi, me rio y la abrazo elevandola del suelo.
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-Jesus ¡niño! Dejame curarte. -rie.
~
Comienza a curarme, toco su mejilla y suspira.
~
-¿Que ocurre ojitos bonitos? -pregunto.
-Aira, me preocupa, no tiene donde ir y esta realmente afectada por todo lo ocurrido. -dice.
-Eres demasiado buena. -digo dulce.
-Es mi única amiga Jesus. -digo suspirando...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora