Capítulo 27

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Jesus. 19 de Octubre a las 10.00pm.
°
La doctora me sonrie, entramos en el ascensor y me guía hasta la puerta.
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-Hermosas flores. -dice sonriendo.
-Gracias. -sonrio.
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Ella me deja en la puerta, llamo suavamente y su débil voz me indica que puedo pasar.
Sus ojitos brillan al verme, sonrie realmente débil y yo, tras dejar el ramo y el colgante en una mesita, me acerco a ella rapidamente.
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-Ojitos. -toco su inflamada mejilla.
-Estoy bien. -susurra débil.
-No mi vida. -digo.
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Ella me sonrie débil, la beso muy suavemente pero freno al ver que intenta levantar el brazo.
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-Me pesa el cuerpo, soy incapaz de moverme correctamente.
-Estás muy golpeada, es normal. -digo preocupado.
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La beso muy suavemente ya que no quiero hacerle daño "quitame el velo" murmura a centímetros de mis labios. Acepto su orden dejando el velo caer a la par que su cabello, la beso enredandome en su melena y me acerco a por los regalos.
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-Hayati, no hacía falta. -dice sonriendo.
-Quiero verte feliz. -miro sus ojos.
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Le abro la cajita del colgante ya que ella no puede, un colgante plata con una media luna hacia bajo, un colgante sencillo pero perfecto.
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-Ponmelo. -dice sonriendo.
-Tu esposo.... -digo preocupado.
-No importa. -insiste.
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Me siento a un lado del colchón, agarro sus brazos ya que ella quiere acariciarme pero no tiene fuerzas y baja la mirada.
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-Me ha prohibido verte, tengo que dejar de trabajar para ti. -murmura.
-Lose. -respondo.
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Me mira confundida y sonrio encogiendo mis hombros.
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-He venido esta mañana y casi me muerde. -ella rie.
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La beso acabando en un largo abrazo el cual corto al sentir sus lagrimas.
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-Mirame, ojitos. -digo serio.
-No quiero estar ahí, es una carcel Jesús, ya no puedo verte y eres con el único que me siento feliz. -solloza.
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La pego a mi pecho, beso su cabeza y agarro suavemente su rostro.
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-Te llamaré cada noche, avisame cuando salgas al mercado y nos veremos. -digo serio.
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Baja la cabeza, agarro su barbilla intentando que me mire y suspiro al notar su miedo.
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-Yo también tengo miedo, ojitos. -confieso.
-¿Tú? -se rie irónica.
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Seco sus lágrimas, la beso muy lentamente y sonrio.
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-Jamás he tenido una relación seria con una mujer, nose que mierda siento pero Amira, hay algo que me asegura lo enamorado que estoy de tí. -digo sincero.
-Tumbate a mi lado. -sonrie.
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Me hace hueco, se apoya en mi realmente débil y suspira.
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-Aban dijo algo que me ha dejado algo descolocada. -susurra.
-¿Qué, pequeña? -pregunto.
-Que un tio no pasa, nose el que pero estaba muy enfadado. -dice asustada.
-Tranquila. -la pego a mi.
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Sabía que detrás de todo estaba la falta de droga, joder, en parte soy culpable que ella esté aqui, no Oviedo, no tienes culpa.
Ese hombre está realmente loco ¿qué hará por quitarme mercancía?...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora