Capítulo 89

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Jesus. 13 de Enero a las 12.00am.
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Mi pequeña suspira tirada sobre mi pecho y beso su cabecita.
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-Eres la mejor hija del mundo entero. -digo dulce.
-Y tu el mejor papi de todos. -besa mi mejilla.
-Bichito ¿Sabes algo de mami? -pregunto.
-La tita dice que pronto viene. -dice triste.
~
Suspiro frustrado ya que el no saber nada de ella y no quieran decirmelo me jode muchisimo.
Aira entra, coje a Sadira para llevarla a cambiarse y la agarro.
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-¿Dónde está mi mujer? -pregunto.
-Jesus, relajate. -dice.
-¡Quiero saber dónde está! -alzo la voz.
~
Mi hermano entra, Aira sale con la pequeña y me agarra.
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-Quiero verla. -exijo.
-Bro, relajate. -dice.
-Porfavor hermano, dime donde está. -suolico desesperado.
-Estás débil. -dice.
-Ella me hace fuerte joder, quiero verla. -suplico.
-Ella está en una habitación de aquí cerca, aun desmallada, no reacciona desde el día del tiro, los bebés están bien pero ella no. -anuncia.
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El tiempo se frena, mis ojos se hinundan y un fuerte dolor en la herida me hace gritar.
Los medicos me inyectan un fuerte calmante haciéndome dormir.
°
Aira.
Salgo de la habitación de mi amiga viendo como Sadira juega a las palmas con Daniel, rio dulce y toco mi barriga.
Sus castaños ojos chocan con los mios y sonrio tímida, desde el primer día que me miraron esos profundos ojos castaños me intimidan en cada instante que están sobre mí.
Se levanta dejandola jugar con su muñeca y se acerca a mi
~
-¿Se portan bien? -toca mi barriga
-Por ahora si, espera que nazcan. -rio.
-¿Vamos a tener custodia compartida? -pregunto.
-Claro, pero puedes ir a verlos siempre, eso si encuentro piso. -digo dulce.
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Agarra mi mano, da un leve suspiro y toca mi labio con su otra mano.
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-En nuestra casa siempre habrá hueco para ti. -dice serio.
-Puedes llevarte a tu chica. -comento.
-Perdí a mi chica, porque fui un estúpido y le fui infiel ¿sabes lo peor? -pregunta susurrando.
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Lo miro con un nudo en la garganta, alza las cejas y cojo aire.
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-Responde. -murmura.
-No lo sé. -respondo.
-Que la he perdido, a mi mujer de pelo rizado, a la camarera que me volvió loco y se convirtió en mi suerte cada mañana. -susurra.
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Sus ojos se clavan en mi, se aproxima a mis labios lentamente pero la vocecita de Sadira nos separa.
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-Tengo sueño tito. -dice tirando de su pantalón.
-Pero si son las doce y media niña. -rie.
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El doctor sale de la revisión a Amira y nos mira serio...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora