Capítulo 34

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Amira. 1 de Noviembre a las 11.00pm. Hot.
°
Jesus entra en su habitación mojado ya que la pequeña nos ha empapado mientras la duchabamos, él me sonrie y me giro al notar que mi vestido mojado hace notar mis curvas.
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-¿Que ocurre? -me abraza por la espalda.
-No está bien que veas mi curvas, mi religión no... -me frena.
-Amas, besas y dejas verte sin velo a un Cristiano. -me gira pegandome a su torso.
-Pero... -pone su dedo en mis labios.
-Por pecar un poquito más no ocurrirá nada. -dice sonriendo.
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Me giro, él desliza sus dedos por mis curvas ya que mi largo vestido está empapado y llevo mis dedos a los botones del vestido desvistiendome lentamente frente él.
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-Debo bañarme tras hacerlo. -digo.
-No pasa nada. -asegura.
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Aparto el vestido de mis hombros haciendo que caiga a mis pies, sus labios se encuentran con los mios besandome de una menera muy dulce y camina agarrando mi espalda hasta la cama.
Me tumba sobre el colchón, quita su camisa y deja un suave camino de besos hasta mi cuello.
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-Eres hermosa, joder. -dice sonriendo.
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Sus manos se colocan en mi espalda, sus ojos y los mios se enlazan al igual que nuestras piernas.
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-Tu madre.... -dice serio.
-No quiero hablar de eso ahora mismo. -murmuro bucando sus labios.
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Me besa, quita su pantalón y cierro los ojos pasando mis brazos por su cuello.
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-Te amo. -susurra sobre mis labios.
-Quiero ser tuya. -aseguro.
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Desliza sus dedos por mis piernas erizandome, moja sus labios besandome y sus manos quitan mi brasier y besa mis pechos haciéndome jadear.
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-Dime que él no te acaricia como yo. -suplica.
-Él jamas se para a acariciarme. -confieso.
-Mejor, todita para mi. -muerde dulcemente mi cuello.
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Baja mis bragas tras mirar mis ojos, baja su boxer y me besa suavemente.
Me llena completamente, ahogo un gemido clavando mis uñas en su espalda, se mueve de una manera lenta y suave. Sus labios se mezclan con los mios, gimo entre sus labios haciendo que sonria entre mis gemido ya que ha aumentado la velocidad.
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-Te amo. -gimo.
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Su cadera suena en cada embestida, su voz ronca hace que mi desesperación aumente y que mi calor aumente.
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-Te amo tanto. -murmura.
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Nuestros climax se mezclan, cae a mi lado bocabajo haciendo que bese su sudada y musculosa espalda sonriendo.
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-¿Estás bien? -pregunto.
-Cansancio. -dice sonriendo.
-Estás feliz. -aseguro.
-La mujer que amo esta desnuda en mi casa y le acabo de hacer el amor ¿no tengo motivos? -pregunta riendo.
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La masajeo suavemente y escucho el llanto de la bebe haciéndome reir.
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-Descansa hayati. -digo dulce.
-No tardes. -dice adormilado.
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Camino hacia su habitación tras ponerme la camisa de mi pequeño gran pecado ¿por qué me siento tan feliz junto a él si tan solo estamos cometiendo pecados?....

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora