Capítulo 11

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Amira. 6 de Octubre a las 8.25am.
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Mi esposo besa mis labios, me coloca mejor el velo y me mira.
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-Echame de menos. -mumura.
-Lo haré, habibi. -respondo.
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Cojo a la bebé, bajo del coche para sacar del maletero mi maleta y entro en su casa viendo las suyas.
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-Señorita, muy puntual. -baja abotonandose su camisa.
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Se acerca, sonrie al ver a la bebé que duerme tranquilamente sobre mis brazos.
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-¿Puedo saber su nombre? -pregunta.
-Sadira. -respondo.
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Sonrie, abre la puerta sacando varias maletas a la par que yo coloco a la bebé en el carrito.
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-Dejeme ayudarle. -propongo.
-Quédese pendiente de la bebé. -dice.
-Ella está dormida señor. -insisto.
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Niega rotundamente, las coloca en el maletero mientras yo la pongo sobre una sillita en el coche y me siento en el copiloto.
Comienza a conducir, todo está en silencio y eso me incomoda a la vez que me relaja. Miro por la ventanilla, su reflejo choca en el cristal viendo como sonrie de una manera hermosa; Jesus es realmente guapo. No Amira, jamás vuelvas a pensar así ¿qué me sudece?
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-¿Nunca llevas ropa ajustada? -pregunta.
-Tan solo mi esposo ve mi figura. -respondo.
-Lo amas mucho ¿no? -pregunta.
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Lo miro nerviosa, bajo la cabeza y suspiro agobiada.
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-Claro. -miento.
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12.00pm.
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Entramos en el apartamento, Jesus me acompaña a la que será mi habitación y sonrio al ver una cuna.
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-Es un detalle que haya incluido una cuna. -digo.
-No fue nada, le dejo intimidad para que se acomode. -dice sonriendo.
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Coloco mi ropa, deslizo mi velo hasta quitármelo y agarro el cepillo. Lo peino desenrredano mi lisa y morena melena, me cambio colocandome algo mas cómodo para trabajar pero freno observándome en el espejo cuando estoy en ropa interior.
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-Solo eres de tu esposo, él es la unica persona en la que puedes fijarte, Amira. -me digo.
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Me visto con la olgada ropa, coloco mi velo y bajo tras dejar a la bebé dormida.
Veo como está mirando serio su teléfono, con la camisa desabrochada haciendo que vea como su abdomen brilla del sudor, me escondo un poco y mis dientes capturan el labio inferior al ver como sus dedos remueven su tupé. Alza la mirada, me voy rápidamente a la habitación y me siento en la cama incomodada por mis sentimientos ¿por qué me siento así con mi jefe?

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora