Capítulo 7

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Jesus. 3 de Octubre. 8.30am.
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Miro el techo de mi habitación, toco mi abdomen suspirando y cierro los ojos serenando mis pensamientos.
Mi hermano jamás querrá saber nada de mi, él se lo buscó siendo un egoísta y estupido que dejó de pensar en su propio hermano solo por mi forma de ganarme la vida ¿actualmente le irá bien? Yo siempre fui un chico solitario pero él es mi gemelo y pese todo quiero que sea feliz. Mi madre siempre intenta que solucionemos las cosas, ella es muy cristiana y sé que reza por mi todos los días ya que apenas nos llamamos. Mi padre ¿como estará? Él se mantuvo firme contra mí obligandome a irme de casa, así llegue aquí, papá siempre fue un cabezota como mi gemelo y duele que tu propia familia te menosprecie por intentar ganarte la vida de cualquier manera.
La puerta principal se cierra haciendo que salga de mis pensamientos y caiga en la conclusión de Amira esté en casa, bajo las escaleras veloz y la veo preparandome el café primeramente.
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-Buenos días señorita. -saludo.
-Buenos días señor. -responde notablemente cansada.
-¿Se encuentra bien? -pregunto.
-No podré ir al viaje. -dice cambiando el tema.
-¿Su esposo? -pregunto.
-No importa. -dice.
-Quiero que venga conmigo, yo solo una semana en una casa sin usted no podré vivir. -digo haciéndola reir.
-Lo siento, señor Oviedo. -murmura.
~
Salgo de la cocina, mi telefono suena y veo que es mi madre ¿sucederá algo?
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-Mamá. -digo extrañado.
-¿No puedo llamar a mi hijo? -pregunta riendo.
-Claro ¿cómo estás? -pregunto.
-Bien hijo ¿y tú? -pregunta.
-Bien, mamá. -digo serio.
-¿Te va bien por alli? -pregunta.
-Claro mamá. -digo.
-Tan dulce y amable como siempre. -dice irónica.
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Rio ante su comentario, veo como Amira me observa un poco a escondidas y cuando capta que la he pillado se marcha ¿que hacía ahí?
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-Llamame más hijo, te dejo que tu padre está a punto de irse a trabajar. -dice amable.
-Adios mamá. -cuelgo.
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Ella regresa con la bandeja de mi desayuno, me la deja sobre la mesa y le echo azucar al café.
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-¿Puedo separar las mesas de la cena del otro día o va a tener otro evento? -pregunta.
-Puede separarlas, gracias. -digo amable.
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Ella se gira para marcharse pero mi voz la frena.
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-Señorita ¿su esposo va a recogerla? -pregunto.
-Supongo. -murmura.
-Que se espere segundos en la puerta, debo hablar con él. -digo.
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Ella se gira, me pongo en pie riendo y ella baja la cabeza.
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-Voy a intentar que te deje venir conmigo, yo respeto su fidelidad. -defiendo.
-No lo intente. -su voz tiembla.
-Debo hacerlo señorita, pagaré cuanto esté en mi mano. -digo serio.
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Ella se marcha a hacer sus tareas y me siento a desayunar ¿por qué teme tanto a su marido?...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora