Capítulo 12

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Jesus. 7 de Octubre a las 10.00am.
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Entro en casa tras estar con uno de los capullos que pasará la dogra hacia la península, más le vale que no le pillen.
Escucho su risa, entro en el apartamento buscandola y veo como la niña rie sentada en el carrito mientras ella limpia un poco el salón.
Se que esa mujer es hermosa, se que bajo esas vestimentas que noble favorecen y el estúpido velo se esconde una mujer totalmente hermosa y segura de ella misma.
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-Buenos días, señorita. -saludo.
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Su sonrisa se borra por completo, la miro extrañado y me agacho frente a la bebé.
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-¿Puedo? -pregunto.
-Claro, ella no está casada. -dice sonriendo.
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Rio ante su comentario, me toco la barriguita haciendo que ria y estornuda levemente.
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-Pero pequeña. -se agacha ella junto a mi.
-¿Está enferma? -pregunto.
-Creo que no. -dice preocupada.
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Me mira desde la escasa distancia que nos separa, sus ojos recorren cada rincon de mi rostro acabando en mis labios. Observo su pulida piel, sus labios finos pero contorneados de una manera diferente a las demás y su oscura a la vez que profunda mirada.
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-Es hermosa, señorita. -murmuro.
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Se pone en pie rápidamente, sale del salón y corro siguiendola. Acabo acorralandola en una pared de la escalera, ella acaba es uno más alto que yo pero lo subo haciendo que nuestros rostros queden a escasos centímetros.
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-Mis deseos se resumen en acaricisr tu piel. -murmuro.
-Dejeme señor, estoy casada. -dice temblorosa.
-Es imposible dejarla. -digo serio
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Delizo mis dedos a milimetros de su rostro, deseando acariciar la oscura porcelanda que tiene por piel pero ella aparta la mirada.
Corre hacia abajo escapando de mi, me siento en los escalones y cubro mi rostro frustrado ¿por qué me gusta tanto esta mujer?
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-Su madre, señor. -dice avergonzada dandome el teléfono.
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Ella se marcha de nuevo, me llevo el teléfono a la oreja mientras bajo hacia la cocina y escucho un suspiro de mi madre.
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-¿Cómo estás mamá? -pregunto.
-¿¡Cómo se te ocurre tener a una musulmana trabajando para ti!? -pregunta alterada.
-Mamá, vivo en Marruecos ¿que más quieres?
-Despidela. -ordena.
-Mira mamá, cuando comprendas que hay más religiones me llamas. -digo colgandole.
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Ella entra en la cocina, me giro observandola y Amira aparta la mirada. Coge el biberon con agua y se marcha muy rapido ¿por qué la deseo tanto? Es como si cuando estoy junto a esa mujer todo mi mundo tuviers algún sentido por primera vez...

Tú eres mi religión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora