Jesus. 4 de Noviembre a las 9.30am.
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Escucho la puerta principal, bajo las escaleras y sonrio al verla.
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-Señor ¿podría hablar con usted? -pregunta.
-Claro ojitos ¿vamos a mi despacho? -propongo.
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Subimos, ella saca de su bolso un papel y lo deja sobre mi mesa: la carta de renuncia.
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-No puedo más, señor. -deja el bolso sobre un sillón.
-Amira, sabes que este trabajo te da de comer. -digo serio.
-No aguanto, necesito alejarme de ti y no me marcho lejos porque cualquiera aleja de ti a la pequeña. -asegura.
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Me pongo en pie, agarro su brazo y niego.
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-¿Cómo hemos llegado a este punto Amira? -pregunto.
-Suelteme. -suplica.
-Parecemos unos críos, somos lo suficientemente maduros como para saber cuanto nos amamamos y nos necesitamos, podemos vivir juntos siendo felices. -digo desesperado.
-Tú eres cristiano, yo musulmana, tu madre me detesta, aún sigo casada, casarnos sería imposible, mi familia sería acapaz de matarme como se entere que me cambio la religión. -dice dolida.
-Ey no, ojitos mirame. -agarro su rostro.
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Me mira con sus dulces ojos teñidos de un doloroso rojo, sus mejillas se mojan en lágrimas y se me parte el alma.
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-No quiero que te cambies de religión, me enamoré de esta mujer, la reservada pero que en la intimidad se vuelve la mujer mas sensual que he conocido, tímida pero decidida y sobre todo con el corazón más puro que jamás conoceré. -susurro agarrando sus mejillas.
-Jamás podremos casarnos. -dice lloriqueando.
-Un papel no me va a decir quien es mi mujer, se que eres mi mujer desde el instante en que el velo calló. -aseguro.
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Me mira, agarra mis muñecas llevándolas a su cabeza y muy suavemente quito su velo dejandolo caer en el suelo. Amira quita la pinza de su cabeza, me mira tímida y sonrie coqueta.
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-Aqui está la mujer que amo, mi ojitos bonitos. -murmuro acercandome.
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La beso de una manera lenta, con ganas de sentirla cerca de mi y empezar esta nueva vida que merecemos siendo felices pese las tormentas, porque aunque las nubes nos tapen el sol, ese sol estará siempre ahi y mi sol se llama Amira.
La siento sobre mi mesa, agarra mi nuca con fuerza y meto mis manos de una manera dulce dentro dentro de su ancha camiseta.
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-¿Me permites hacerte feliz? -pregunta.
-Toda la vida. -dice sonriendo....
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Tú eres mi religión
Fiksi PenggemarUna sencilla mujer musulmana con mucho peso en su espalda ya que tuvo que aceptar las decisiones que su madre dió. Casada con un hombre que la odia pues ama a su otra esposa, cuidando de un bebé que no es suyo... Bebé que siente como suyo y, para co...