🌙 count on you 🌙

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Terminé de ponerme bálsamo en los labios y me miré en el espejo.

Amo este bálsamo, sabe a Coca-Cola y es transparente.

Me puse algo sencillo, unos jeans blancos rasgados, tenis y una blusa amarilla. Opté por dejar mi cabello suelto.

Suspiré nerviosa, hoy iré a la casa de Aidan para terminar de hablar sobre lo que está pasando con nosotros.

No creía que un chico como él fuera capaz de enamorarse de mí... ¿por qué?

Estoy aterrada, no sé qué hacer, es decir, nunca he salido a una cita, me pone nerviosa hacer algo mal, tengo miedo de salir herida.

Me gusta mucho Aidan, y creo que estoy dispuesta a dar un paso más por él, no sé cuándo se me vuelva a presentar una oportunidad así y no quiero dejarla pasar... pero... ¿y si me cambia por Hannah?, debe ser más experimentada en todo esto.

De solo pensar en lo insuficiente que soy se me pusieron llorosos los ojos, no quiero decepcionarlo.

Michael se ofreció en llevarme, pero no acepté, prefiero ir en bicicleta.

Eché mi teléfono, las llaves y el bálsamo en la pequeña bolsa que llevo, odio los labios resecos.

Me subí a la bicicleta y comencé a pedalear lento, necesito mentalizarme antes de llegar.

Todo esto me pone muy mal, no quiero perderlo, llevo ya dos meses de conocerlo, y tal vez vamos muy rápido, pero nadie puede culparme por enamorarme así de él, es el primer niño que toma interés en mí, era obvio que iba a pasar.

¿Qué tengo que hacer cuando llegue a su casa?, demonios, yo misma me provoco ansiedad.

Paré mi bicicleta en su garage, revisé que fuera la casa correcta y bajé.

Suspiré, me subí un poco el pantalón y toqué el timbre.

Abrió Aidan con una sonrisa, saludé con la mano.

— Pasa — se hizo a un lado y entré.

Me quedé analizando la entrada, con algunos cuadros y fotos.

— ¿Quieres ir al jardín? — ofreció. — No tiene ni cinco minutos de que mi mamá salió a la tienda, no tarda en llegar.

— Claro, vamos — lo seguí, miré mis manos temblorosas, Dios esto es algo incómodo.

Salimos al jardín, nos sentamos debajo de una sombrilla grande, una mesa muy bonita con flores en el centro y al lado las sillas que tomamos era lo que ocupaba el espacio.

— Debes tener preguntas — asentí.

— Algunas... — evité el contacto visual. — Todo lo que dijiste... ¿es cierto?

— Sí — puso una lata de refresco frente mío, ni siquiera me di cuenta cuando las tomó de lo nerviosa que estoy.

— ¿Por qué yo? — frunció el ceño.

Usaba una camisa negra de MCR y unos jeans negros, combinados con unos converse.

— ¿Por qué tú? — repitió. — Clifford, eres un encanto de niña, eres amable, talentosa, risueña, tierna, divertida, te fijas más en los detalles pequeños que en lo superficial, me has escuchado siempre, así sea realmente tonto lo que tenga que decir — explicó.

— Ah... — no sé qué más decir. — Aidan, ¿Estás seguro de que me quieres de esa manera? — sonrió con dulzura.

— Más que seguro, lo juro... te prometo que no lo echaré a perder, te quiero ¿sí? — me tomó de la mano e hizo que me levantara.

take a breath || Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora