🌙 the truth 🌙

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Desperté aún con el dolor de cabeza punzante, es obvio, no tomé nada hace rato.

La resaca es aún peor de lo que imaginé.

Mi mamá entró a mi habitación con el uniforme en manos, encendió la luz y gruñí enojada.

— ¡Apaga la luz!, me lastima — me quejé.

Sólo empeoró mi malestar.

— Es tarde, te sacaré una hora antes de la escuela, ayer ya no fuiste a tu consulta por estar dormida — dejó la ropa en la cama.

Miré el calendario, estamos a 24...

¡Ayer mi hermano y su banda lanzaron canción!, les prometí a sus fans subir un cover, después veré eso.

— Está bien mamá — me dió un beso en la mejilla para salir de la habitación.

Me levanté tan rápido como pude, tomé el botellón de Aidan y lo escondí en mi armario, mamá no puede verlo, si lo descubre iba a hacer muchas preguntas y yo no me creo capaz de seguir mintiendo.

Con la cabeza matándome salí a hurtadillas de mi cuarto, fui al de Mike, entré sin hacer ruido, necesito una de sus pastillas para la resaca.

Mi amigo dormía en una cama junto de la de mi hermano, Michael tenía un pie fuera de su colchón y la boca entreabierta, Harry en posición fetal abrazando su cobija.

Los amo.

Evitando burlarme, salí lo más rápido que pude, debo ponerme el uniforme y su alarma no tarda en sonar.

Agarré el vaso de agua de mi mesita de noche para darle un buen trago y poder pasarme la pastilla, una vez ya ingerida, me cambié.

¿Por qué Aidan me mintió?, ¿qué necesidad tiene de hacerlo?

Mi pecho punzó.

Oh cariño... ¿desde cuándo comenzaste a mentirme?

No sé qué hacer pero debo enfrentarlo, aparte, tengo que regresarle su botellón, aún así se dará cuenta de que lo dejó olvidado.

— ¡Baja a desayunar! — gritó mi madre desde la planta baja.

Tan solo de escuchar la palabra "desayuno" mi estómago rugió, no, solo comeré fruta.

Suspiré mientras me hacía una coleta alta, me veo horrible así, odio que no nos dejen ir con el cabello suelto, tengo la cara hinchada y los ojos irritados.

— ¿Estás bien? — preguntó una voz ronca detrás mío.

— Sí — mentí. — ¿Por? — bostezó mirándome.

— Dormiste mucho... ¿segura?, debes estar hambrienta — pasó a sentarse a mi cama.

Me acerqué y acaricié su cabello.

— De hecho no, no tengo hambre — puso los ojos en blanco.

— No me mientas Clifford, no se te olvide que te conozco, vamos, comamos el rico desayuno que tu mamá está cocinando — me tomó de la mano.

— Harry — me quejé, — no quiero — me soltó.

— Sí quieres, no soportaré verte enferma sabiendo que pude hacer algo, no es pregunta, vamos — bufé.

— Sigues en pijama, ¿no irás a la escuela? — negó mientras se levantaba.

— Hace como una hora fue tu mamá a darme una pastilla para bajarme la temperatura, me siento muy mal pero no puedo permitir que te vayas con el estómago vacío — se acercó a besar mi mejilla.

take a breath || Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora