take a breath || Aidan Gallagher

🌙 silly girl 🌙

Domingo

Sollocé abrazando mi almohada.

¿Cómo me permití perderlo?, Aidan era lo mejor que tenía.

No dejaré que se convierta en un recuerdo, simplemente no puedo.

Mi teléfono vibró indicando una llamada, lo tomé con rapidez creyendo que era el chico que me trae loca...

Pero no, solo era Jaeden.

Aclaré mi garganta y limpié mis mejillas, respondí antes de que se pasara.

— ¿Hola? — hablé primero.

— Hola _____ — respondió Jaeden. — ¿Estás bien? — preguntó al percatarse de mi voz ronca.

— Sí, no te preocupes, ¿qué pasa? — sorbí.

— Quería invitarte a salir, no sé si puedas... — sonó nervioso.

— Pues... — dudé.

Podría pasar el lunes llorando o salir con Jaeden.

Suena muy atractiva la primera opción.

— Si no quieres yo lo entiendo — dijo después de unos segundos.

— Perdón, estaba viendo si no tenía tareas pendientes — mentí, obviamente no tengo nada qué hacer. — Estoy libre, claro — respondí al final.

— Está bien, nos vemos mañana en Macy's a las cuatro si te parece bien —  se apresuró a decir.

— Claro Jaeden, está perfecto —  soltó una risita.

— Espero que te recuperes pronto si es que es gripa — colgó.

Ah soy una idiota.

Miré la hora, es medio día y yo no he comido nada, hace ya cuatro días que no como bien, contando hoy.

Harry entró a mi habitación corriendo y se lanzó a la cama, cayendo a mi lado y me sonrió.

— ¿Ya te invitó a salir? — preguntó emocionado.

— ¿Cómo lo sabes? — fruncí el ceño, él pasó su dedo debajo de mi ojo, limpiando el rimel que me puse esta mañana.

— Venía a pedirte tu cámara prestada y como tenías la puerta abierta, escuché que hablabas con Jaeden, a parte, él me lo dijo — explicó. — Te descuido un rato y ya estás llorando — me lanzó una mirada de desaprobación.

— Es que... — hice una mueca. — Perdón — pasó un brazo por mi cintura y me atrajo hacia él, recargué mi cara en su pecho.

— No te disculpes por llorar tontita, me enoja que sea por ese imbécil, pero tienes que liberar todo — besó mi frente.

— Te amo Harry — rió.

— Y yo a ti, eres mi mejor amiga — sonreí con desgano.

— No sé cómo pudimos distanciarnos, sigues siendo el mismo chico amable del que me enamoré alguna vez — confesé, él solo suspiró.

— No te preocupes por lo que ya pasó, ahora estamos juntos y es lo que importa — acarició mi cabello.

Ahora que lo dice, lo de Aidan pasó el jueves, hoy es domingo...

— ¿A cómo estamos? — le pregunté.

— A 19 — contestó confundido, — ¿por qué? — me miró.

— Estoy retrasada — respondí algo asustada.

— Sí, bueno... así aprendí a quererte — sonrió, le dí un sape.