take a breath || Aidan Gallagher

🌙 In love 🌙

Desperté por unas increíbles ganas de vomitar.

Jaeden se levantó de un brinco.

— ¡________! — dijo acercándose. — ¿Estás bien?

Tomé el vaso de agua que había a mi lado y le dí un trago largo.

— ¿Sabes qué?, iré por una enfermera — murmuró.

Antes de que avanzara, lo detuve del brazo. Me miró con preocupación.

— ¿Y mi familia? — pregunté desorientada.

— Tu mamá está hablando con el doctor afuera, Mike se tuvo que ir por un asunto de la banda y tu papá viene en camino con Sophi.

Me sonrojé, qué vergüenza que todos dejen de hacer sus cosas por venirme a ver.

— Harry también viene con Kiara, ambos salieron con el pretexto de sentirse mal — continuó mirando la pantalla de su celular.

— Oh, vaya...

Quedamos en silencio, Jaeden parecía tener un conflicto consigo mismo.

— ¿Pasa algo? — pregunté mirando su rostro.

Sus labios formaron una fina línea.

— Es que... no lo sé — rascó su nuca.

Lo solté del brazo para que se sentara en la camilla, palmeé suavemente a mi lado.

Jaeden asintió, se sentó mirándome.

— Dime Jae, ¿qué ocurre? — miró sus manos.

Relamió sus labios, soltando un suspiro.

— Aidan llamó — murmuró entre dientes. — Está preocupado, quiere que le regreses la llamada en cuanto antes, yo le dije que te pasaría su mensaje.

Asentí.

— ¿Sabe que...?

— No, le dije que estabas grabando, pero me dijo que había tenido un mal presentimiento y necesitaba hablar contigo — explicó.

Pero su cara demostraba que no era todo lo que quería decir.

Parecía tener un debate consigo mismo, incómodo.

— Jaeden, puedes contarme cualquier cosa, lo sabes ¿no? — dije con algo de inquietud.

Desvió la mirada, bufó resignado.

— Lo que sea que tengas que decir, yo lo escucharé — insistí.

Llevó su mano izquierda al puente de su nariz para presionar.

— ________... tú y yo, ¿estamos bien? — me miró con timidez.

— Claro que sí, ¿por qué? — solté con confusión.

— Mientras estabas medio inconsciente nunca paraste de mencionar a Aidan, y bueno... yo quería preguntarte si estás segura de querer estar conmigo, si no es así juro que yo lo puedo entender — mordió su labio.

Lo miré llena de pena.

— Lo siento muchísimo Jaeden, pero no recuerdo nada — confesé.

No me miró para nada.

— ¿Qué dije? — pregunté algo temerosa.

— Que nunca dejarías de amarlo, que es tu chico dulce, que solo eres feliz estando a su lado — enumeró.

Ay, Dios.

— Jaeden, te lo juro que yo no recuerdo nada.

Asintió con desgano.