🌙 can't have you 🌙

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Lunes

Ni siquiera dormí, los nervios me mantuvieron despierta toda la noche.

El espejo me mostraba mi reflejo, realmente miserable, un asco.

Y los espejos no mienten.

Mis ojos están rojos, tengo ojeras exageradas, mi piel se ve pálida, parezco un zombie.

Traté de disimular todo con maquillaje, como lo he estado haciendo.

No estoy lista para ver a Aidan, pero no puedo dejar de ir a la escuela solo por él.

Con todo el pesar de mi cuerpo, avancé tomando mi mochila, es demasiado temprano, no quiero topármelo en el estacionamiento o en el pasillo... lo cual es totalmente estúpido porque vamos en el mismo salón de clases.

Salí de mi habitación justo cuando Harry salía de la de Mike, me sonrió, traté de devolverle la sonrisa, sin embargo, me salió una mueca.

— Te ves muy hermosa — se acercó a darme un beso en la frente. — Buenos días.

Me dió un abrazo que juro que por un momento, sentí como mi corazón ardía de amor, cerré los ojos evitando derramar una lágrima, fue demasiado tarde, ya estaba sollozando.

Llorar se me ha hecho una muy mala costumbre.

Harry trató de tranquilizarme besando mi cabeza, lo cual me hacía sentir más patética.

— Perdóname por ser tan llorona — susurré sorbiendo por la nariz.

— Corazón, limpiaré siempre cada una de tus lágrimas — me miró directamente a los ojos. — No importa cuántas veces llores, haré lo posible por mantenerte bien, te amo mucho — besó mi mejilla.

— Te amo Harry — solté un suspiro largo.

Sonrió sin mostrar sus dientes.

— Vamos preciosa, no querrás encontrarte con ese imbécil tarado — dijo con desprecio.

— No lo llames así... me duele — pedí.

Me miró sin ninguna expresión.

— Está bien — asintió levemente, me tomó de la mano y me ayudó a bajar las escaleras.

Nos sentamos en el comedor, permanecí callada todo el rato, Harry platicaba muy animado con mi mamá.

Solo me dediqué a cortar mi omelette en pedacitos pequeños, de vez en cuando me llevaba el tenedor vacío a la boca para disimular, ninguno de los dos se dió cuenta.

— Mmmh — llamé la atención de ambos mientras tomaba mi jugo. — Acabé, estuvo delicioso mamá — mentí, estaba todo hecho casi papilla.

— Me alegro que te haga gustado mi amor — se levantó para retirar mi plato. — Sigue en pie lo de tu cambio..., por si te animas — volvió a ofrecer.

Negué.

— No te preocupes, estaré bien — fingí una sonrisa.

Asintió sin estar convencida, bajó Mike aún con pijama, nos mostró las llaves del auto, indicando que es hora de partir.

Primero dejamos a Harry, se despidió de Mike con la mano y a mí me dió otro beso en la mejilla.

Llegando a la escuela, varias chicas se le quedaron viendo, unas muy emocionadas, otras en shock, muchas coqueteando.

Es obvio, es impresionante que inclusive con el cabello hecho un desastre, sin rasurarse y con pijama siga viéndose muy apuesto.

Al menos yo por más que me arregle soy una porquería.

take a breath || Aidan GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora