Capítulo 22

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Aunque Álvaro intentaba por todos los medios tranquilizarme, no lo conseguía.  No me fiaba de la pelirroja esa y mucho menos después del intento de atropello dias atrás, por que sí que era ella quien conducía el coche, los chicos me lo confirmaron ese mismo día.

Estaba tan pero que tan nerviosa, que en más de una ocasión intenté localizar a Vero, pero no daba señales de vida, a saber lo que estaría haciendo con Blas. Desesperada intenté salir de la habitación e ir a por la niña pero Álvaro me lo impidió.

-         Anny ya, confía en mi por una vez- me dijo con voz serena- Ana no se atreverá a tocar a Laura, no mientras esté trabajando.

-         No me fío de ella y lo sabes Álvaro, es un bicho malo y es capaz de cualquier cosa- dije suspirando y acurrucándome con él en la cama.- Estas camas son incomodísimas , no sirven para nada- dije resignada

-         Bueno para algo si...- susurró Álvaro en mi oído mientras una de sus manos se deslizaba hacia mis muslos.- Te necesito tanto....

-         Álvaro ¿ nuestra hija está con una loca que a saber lo que le está haciendo y a ti lo único que te preocupa es follar?- pregunté enfadada, había conseguido enfadarme con sus estupideces.

-         Anny joder, te he dicho que a la niña no le pasará nada ¿vale? Si tuvieras un poco de confianza en mi....-

-         Mira Álvaro como veo que vas a lo que vas, será mejor que me valla, - dije levantándome de la cama y cogiendo mis cosas- Tú no te preocupes por tu hija, total no lo has echo en los últimos cinco años... ¿porque hacerlo ahora?- pregunté abriendo la puerta y largándome de allí dejando a  Álvaro con la palabra en la boca.

Definitivamente la había cagado, entendía que quisiese sexo pero que  no mostrara preocupación alguna por su hija me molestaba bastante .

Había sido una tonta al pensar que el Álvaro adicto al sexo había sido substituído por un Álvaro familiar, no había cambiado en absoluto.

Salí de aquel hospital dispuesta a irme a mi casa, necesitaba hablar con Vero, necesitaba desahogarme con alguien. Me dirigí al parking del hospital, entré en el coche y cuando arranqué noté que algo no funcionaba bien, pero no le hice mucho caso al asunto.

Era un día de mucho tráfico en Madrid, los días de lluvia eran los peores pues la gente en vez de utilizar el transporte público y así evitar atascos sacaban los coches.

Odiaba conducir por Madrid, me deseperaba ir tan lento.

Al cabo de una media hora aproximadamente, llegué a mi urbanización, no había muchos coches circulando pues a esas horas la gente estaba en el trabajo.

Aparqué justo delante del recinto de la piscina, dejarlo en el garage me parecia una tonteria ya que un rato más tarde tenía que ir a recoger a Laura al colegio.

Fui caminando lentamente hacia el edificio, por el camino me encontré con varios vecinos que me saludaron efusivamente, la verdad es que todos eran muy cariñosos.

Cuando por fin llegué a mi destino, estuve un buen rato buscando las llaves en el bolso, siempre me pasaba lo mismo. Introduje las llaves y entré en el edificio, el suelo estaba todo mojado – Ya ha debido de pasar la señora de la limpieza- pensé. Con cuidado de no resbalar me dirigí a mi piso, nada más abrir la puerta llegaron a mis oídos unos gemidos brutales.

-         Si nena, no pareeees, más más maaaaaas- gritaba Blas desesperado mientras Vero cabalgaba encima de él.- Ufff estoy a punto de explotar-

-         A-aaaa-aaaaaaah Blas joder!, no sabes como me pones, a-aaa-aaaah siiiiii- gemía Vero mientras el miembro de Blas entraba y salía de su interior- Como sigas así me corroooooo-

Lo que nos deparará el destino (Álvaro Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora