Aquella fotos nos la habíamos sacado días antes de echar nuestro último polvo en el ascensor, en ella Álvaro aparecía con toda la cara manchada de nata, parecía un payaso recién salido del circo. ¡Cómo añoraba esos tiempos en los que nadie se interponía en nuestra relación! por un momento deseé volver al pasado y remediar cada una de las cosas que había “roto”.
Tras varios minutos mirando la foto fijamente decidí leer la nota que la acompañaba:
“Una parcela de cielo en la tierra,
el mundo entero en tu regazo,
una puerta por la que siempre pasar,
un billete de ida para huir de la rutina,
un mirador con vistas al infinito,Esta la última y definitiva nota una vez descubras de qué lugar se trata, está en tus manos el ir hacia allí y descubrir mi identidad.
PD: TE QUIERO “.
Había cosas que el corazón no podía ocultar, cosas que quedan marcadas para siempre en lo más profundo de tu ser y que muy a mi pesar siempre me acompañarán. Al leer esta nota no tuve dudas, Álvaro estaba detrás de todo esto, sólo él sabía todas las cosas descritas en las notas, sólo él era conocedor de mi lugar secreto, mi oasis.
Ahora todo estaba en mis manos ¿debía olvidar todo lo ocurrido e ir a su encuentro? aún no se si estaba lo suficientemente mentalizada para dar este paso, aún no pero Laura y su futuro hermano se merecían un padre, ya había vivido un embarazo sin el apoyo fundamental de Álvaro ¿estaba dispuesta a apartarlo otra vez de mi vida?
Decidí tirarme a la piscina de cabeza sin importarme la caída, no tenía nada que perder ¿o sí? Con las pocas fuerzas que me quedaban me dirigí hacia aquel lugar donde había pasado las mejores tardes de mi vida. En ese momento me arrepentí de no haber cogido el coche, mi baja forma y mi embarazo cada vez más notable no me ayudaron.
Tardé como unos veinte minutos, tardaría muchísimo menos si mis condiciones físicas fueran mejores, ante mí se alzaba un precioso mirador que yo conocía muy bien.
Me senté en un banco cerca de la borde, delante de mis narices tenía las mejores vistas de Madrid si te parabas a mirar podías localizar los lugares más emblemáticos de la ciudad. Sin embargo, ese lugar tenía un mayor significado para nosotros dos, allí, en el mismo banco en el que me encontraba, Álvaro y yo nos besamos por primera vez, encima de ese mismo banco perdí la virginidad. Si cerraba los ojos podía sentir la tensión sexual que crecía por momentos, podía escuchar la voz de Álvaro susurrándome en mis oídos que no me preocupara, que no me haría daño.
Inmediatamente abrí los ojos, algo me decía que él estaba cerca, quizás fue el ruido de una rama al quebrarse o las pisadas que se escuchaban cada vez más cerca, me quedé inmóvil, quería que fuera el quien diera el primer paso.
Alguien se paró detrás del banco, ese alguien llevaba consigo un ramo de flores, su perfume flotaba en el ambiente, cerré los ojos e inspiré el olor – Rosas – pensé para mis adentros, traían un ramo de rosas, mi flor favorita.
FLASHBACK.
- ¿Te puedo hacer una pregunta? - me preguntó Álvaro después de tener una noche de pasión en su bañera.
- Desembucha – respondí besando su pecho desnudo. Soy toda oídos.
- ¿Cuál es tu flor favorita? – volvió a preguntar mientras jugaba con uno de mis pezones.
- Ummm- murmuré revolviéndome del gusto – la rosa-.
- Con eso no me dices nada – contraatacó Álvaro mientras bajaba una de sus manos a mi entrepierna y comenzaba a frotar –
- Aaaah –gemí- si paras te lo digo – repliqué – depende de para que la uses – dije después de que él cesara con los frotamientos – Las rosas rojas son símbolo del amor, las rosas blancas son el símbolo de la pureza y de la inocencia...
- Vaya, te lo sabes todo – dijo Álvaro soltando una carcajada - ¿y cuando quieres pedir perdón? – preguntó curioso.
- Cuando quiere tranquilizar a alguien, es mejor regalarle rosas azules que transmiten libertad y franqueza.-
FIN DEL FLASHBACK
A lo largo de nuestra relación Álvaro me regaló todos los tipos de rosas asique tenía claro que el ramo que tenía entre las manos era un ramo de rosas azules, mis favoritas, aunque esto él no lo sabía.
Continué en silencio esperando algún movimiento por su parte, podía notar su colonia, One Million, mi perdición, si había algo que me atraía de los hombres eso era su colonia.
- Anny – su voz me hizo volver a la realidad – yo no sé qué me p... joder no sé cómo pude hacerte eso –
Me levanté y decidí mirarle a la cara, aunque no fue muy buena idea. No había rastro de la sonrisa que me enamoró, el Álvaro alegre y risueño había sido sustituido por un Álvaro serio y gastado.
- Álvaro – comencé a decir mientras acercaba una de mis manos a su cara – yo... yo no debería haberte dicho todas esas cosas, todo ha sido culpa mía.
- Ni se te ocurra decir eso – dijo Álvaro levantando la voz – aquí el único culpable soy yo. Yo soy el que no se preocupa por vosotras, el que se toma todo a broma, el que antepone el ocio sobre mi familia.... Soy un desastre – había empezado a llorar – No te merezco Anny, comprendo que te quieras alejar de mí, había preparado todo esto para impedir tu marcha pero a medida que iba escribiendo las notas me fui dando cuenta de todo lo mal que te lo he hecho pasar –
- Álvaro mírame – le dije levantando su barbilla – Volvería a repetir contigo cada uno de los momentos que hemos vivido juntos, me has dado una hija maravillosa, me has dado una familia, unos amigos que verdaderamente vale la pena – Álvaro me miró fijamente con ojos cristalinos - empecemos de cero , olvidemos todo esto, vayámonos una temporada lejos de aquí –
- ¿En tu estado? – preguntó el cogiéndome de las manos – no puedes viajar, no pienso ponerte en peligro –
- Está bien, nada de viajes – dije a regañadientes – qué facilidad tienes para hacerme cambiar de opinión.
- Tengo mis encantos- replicó él mientras juntaba nuestros cuerpos cada vez más – Te quiero - .
- Y yo – dije besándolo con pasión.
Fui demasiado blanda, tenía que haberlo rechazado pero mis sentimientos dominaron la situación, no obstante a partir de ahora yo pondría los límites.
- ¿En qué piensas? – preguntó mientras nos dirigíamos al coche.
- En las ganas que tengo de tirarme en cama- contesté entre risas- estoy muerta, tu jueguecito me ha destrozado los pies.-
- Si es que solo a ti se te ocurre no coger el coche – dijo Álvaro entrando en el coche –
- Eres tonto – repliqué.
- Pero me amas – contratacó con una sonrisa – amas a este tonto.
- Ummm, tengo que pensármelo –
- ¿A sí? – preguntó levantando una ceja – ¿te resistirás al beso?
- ¿Qué bes? – no me dio tiempo a terminar de preguntar, la lengua de Álvaro pidió entrada salvajemente.
- ¿Ves? , soy irresistible- dijo sobre mis labios mientras con una mano desabrochaba los botones de mi camisa.