Álvaro soltó un grito y pisó fuertemente el freno. Por suerte, había esquivado el coche de milagro.
- ¿Estás bien? - preguntó mientras intentaba recuperarse del susto.
- Si, estoy bien - contesté llevándome una mano al pecho - ¿ Qué hemos hecho para merecernos tanto sufrimiento, Álvaro? - pregunté mirando por la ventanilla- ¿Por qué no podemos ser felices de una vez ?
- No tengo ni idea- se limitó a contestar.
Álvaro volvió a arrancar el coche, que no había sufrido ningún daño, y retomamos el camino. Ninguno de los dos volvió a mencionar el incidente ocurrido, es más, lo poco que nos quedaba para llegar al pueblo lo hicimos en silencio.
Nada más llegar al pueblo, localizar la casa nos fue fácil, no había cambiado nada, bueno quizás la parte trasera había sido modificada para dar cabida a una piscina, pero el resto seguía tal y como lo recordaba.
Bajamos del coche en silencio, cada uno cogió una maleta y nos dirigimos a la entrada de la casa, dónde no fue necesario llamar a la puerta pues Blas y Vero nos abrieron la puerta cogidos de la mano.
- ¡Por fin ¡- exclamó mi amiga lanzándose a mis brazos - Te dejé a solas con Álvaro para que despidierais la casa como era debido- susurró en mi oído.
- Déjame entrar anda- dije de mala manera.
- Vaya humos - soltó Vero a mis espaldas.
No le hice caso, no estaba de humor y tampoco quería pagarlas con nadie ¿ por qué cojones Álvaro no me dirigía la palabra?, en fin nunca entenderé a los hombres.
- ¡Mami! - gritó Laura soltando de golpe el mando de la tele - por fin has llegado -
- Si cariño, ya he llegado, ¿no me das un beso?- pregunté con cara triste haciendo que la pequeña me comiera la cara a besos.
- Ey ¿y para mí no hay nada?- preguntó Álvaro entrando en el salón - yo también quiero besos -
Dejé a la niña con Álvaro, cogí mi maleta y la llevé a la que sería mi nueva habitación, la verdad es que no tenía mucha prisa por colocar las cosas pero no tenía muchas ganas de estar con la gente, necesitaba estar sola y pensar en lo sucedido.
Una vez que llegué a la habitación coloqué la maleta en la cama y me acerqué hacia la ventana, desde allí se veía la parte trasera de la casa y el jardín de la casa de al lado, por lo menos nos había tocado una habitación alejada de la carretera, un punto a mi favor.
- Álvaro me ha contado lo ocurrido - dijo una voz a mis espaldas, me giré y allí apoyada contra el marco de la puerta estaba Vero.- ¿Quieres hablar?-
Sin pensármelo ni un segundo me lancé a sus brazos y comencé a llorar, tenía que reconocer que estaba empezando a temer por su vida, todo esto le estaba empezando a superar y si no se lo contaba a alguien terminaría explotando..
- Tengo miedo - las lágrimas salían a mares - todo esto me está superando- me aparté de mi amiga - quiero ser fuerte, quiero luchar pero me estoy quedando sin fuerzas -
- Anny, sabes perfectamente que no estás sola, tanto Blas como yo estamos en la misma situación que vosotros, pero por algún otro motivo Ana se ha cebado con vuestra familia- Sé que Vero me intentaba tranquilizar pero en esos momentos no tenía la cabeza como para escucharla - Anny, mírame - me cogió la cabeza con sus manos - tienes que tranquilizarte, pensar en otras cosas, ahora tú prioridad es el bebé que viene en camino, tu y yo tenemos muchas cosas que preparar, además tenemos que entrenar a los futuros papis - esto último consiguió sacarme una sonrisa que pronto desapareció.