Caen mis pulsaciones como luces en la ciudad
Había pasado casi un mes desde el accidente y durante ese tiempo, Brenda y María José se comunicaron muy pocas veces, pero una fresca mañana de viernes, volverían a verse. La cita fue en una céntrica cafetería.
—Hola Brenda, buenos días— saludó al llegar— es tarde, ya lo sé, pero a esta hora la ciudad es un caos— María José se disculpó y tomó asiento frente a ella.
—Te ves bien con uniforme— Brenda sonreía emocionada. La chica seguía siendo el recuerdo aquel que nunca olvidó.
—No tuve tiempo de cambiarme y aun así fui impuntual, pero ¿cómo has estado? ¿Cómo va tu tobillo?
—Mejor. Ya dejé las muletas y ahora camino con la ayuda de mi mejor amigo el bastón— lo mostró.
—¡Enhorabuena! Mejoras bastante rápido.
—Entre Javier y la enfermera que contrató, me han cuidado en exceso.
Se acercó la joven mesera para tomar la orden.
—Tu primero.
—Quiero un sándwich y más café, por favor— Brenda pidió.
—Yo igual— María José agregó.
La chica se retiró.
—Y cuéntame, ¿tu familia ya vino a visitarte?— reiniciaron la conversación.
—Solo mi mamá y estuvo unos días. La verdad no ameritaba que se quedara por más tiempo, pero mejor hablemos sobre ti.
—¿Qué te gustaría saber?
—¿Cuánto tiempo llevas siendo paramédico?
—¡Uff! Como doce años.
—¿Y puedo preguntarte cuántos años tienes?
—Tenemos la misma edad. Yo cumpliré treinta el 23 de enero.
—Perdón por todas las mentiras que te dije esa noche.
—Pasabas por un mal momento y las preguntas solo son de rutina. Las hacemos para mantener despiertos a los accidentados.
—E imagino que durante todo este tiempo que llevas ejerciendo, has visto de todo y gente mintiéndote es muy común.
—Deja de agobiarte con eso— ahora si se atrevió a tomar su mano que estaba sobre la mesa— y sí, he visto de todo.
—También quería disculparme contigo por cómo te trató Javier esa mañana que fuiste a verme. No lo tomes personal, pero él es así, todo quiere arreglar con dinero.
—Lo sé, lo conozco.
—¿En serio?
—Es un San Martín, son los dueños de la ciudad. ¿Quién no conoce esa familia?
—Yo, cuando llegué a aquí. Viajé con demasiada ingenuidad dentro de mi equipaje y de saberlo, creo que no me hubiera involucrado con él, pero cuando me di cuenta de quién era y de todo su legado familiar ya estaba enamorada.
—Por cierto, ¿de dónde eres?
—De Torreón*.
—¿Y llevas mucho tiempo viviendo por acá?
—Casi cuatro años.
La mesera regresó con el pedido de ambas y después de que fuera rellenada, Brenda sujetó la taza de café entre sus manos, levantó y respiró profundo para que sus pulmones y todos sus sentidos se llenaran del característico aroma de su bebida favorita.
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Cometas por el cielo [Completa]
RomanceDicen que enamorarse es un acto reflejo, algo que no se puede aprender ni controlar, como el respirar. Yo, no creo que sea así. Yo he tenido que aprender a querer a una mujer porque me enamoré de una. Aprendí a pasear agarrada a su cintura, a desliz...