26 Tu pelo

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¿Dónde quedan hoy tus miedos?

No había salido el sol cuando María José despertó. Observó la hora en su reloj; eran las 7 de la mañana. Salió de la cama y levantó del suelo toda la ropa que dejaron caer la noche anterior y se detuvo unos segundos para olfatear la de Brenda quien aún permanecía dormida. Le seducía su olor y escuchar su respiración y cuando descubrió que despertaba y que con su mano la buscaba en la otra mitad del colchón, regresó a la cama.

—Buenos días, hermosa— besó la punta de su nariz.

—Hi monster cookies. ¿Qué tal dormiste?

—Maravillosamente bien, a tu lado todo es perfecto. ¿Y tú?

—Igual. Eres buena compañera de cama.

—¡Qué halagador comentario!— la besó— ¿tienes hambre? ¿Quieres que te prepare algo para desayunar?

—Los otros días te has escapado al amanecer, pero hoy, quédate un minuto más.

—Qué guapa estás, al despertar. Tan despeinada y sin arreglar. Me hace feliz verte a mi lado y pienso en ti— le cantó.

—Siempre despierto horrible— intentó cubrirse el rostro con la sábana.

—Si supieras que sin maquillaje estas mucho mejor.

—¿Puedo confesarte algo?

—Solo déjame acomodarte este mechón de cabello que cubre tu carita— lo acomodó por detrás de su oreja— ahora sí, dime.

—Así soñé mi primera vez contigo.

—¿Soñabas con este momento?

—Te mentiría si negara hoy, que desde hace mucho solo sueño contigo.

María José sonrió feliz y emocionada.

—A veces quisiera que no existiera el tiempo, quisiera detener estos momentos.

—Yo igual cariño y muy pronto estaremos mucho más tiempo juntas, pero antes de que eso ocurra, déjame tomarte una foto porque hoy estás más preciosa que nunca.

La chica alcanzó su celular y capturó la imagen.

—Déjame verla— pidió.

—Espera.

María José realizó unos movimientos en su móvil antes de mostrarlo.

—Soy tu fondo de pantalla— sonrió apenada.

—Y si me das un beso, lo dejo todo el fin.

—Si son dos ¿lo dejas toda la semana?— negoció.

—Mmm— pensó— si me das tres, lo dejo por siempre.

Brenda le dice que sí, dice sonrojada que sí y se esconde en sus brazos.

Para el mediodía se despidieron. Brenda debía ir a trabajar y María José saldría a carretera; ese fin de semana visitaría a su madre en la ciudad de México y después de casi tres horas de conducir su auto, llegó hasta la casa de sus padres. Su madre y la señora que trabajaba con ellos y que por muchos años contribuyó en su crianza, fueron las únicas que se alegraron de verla y mientras pasaba un día espectacular con la señora Maite, a Brenda no le iba tan bien.

—Hola Bren, ¿puedes venir? quiero mostrarte algo— le dijo Álvaro al verla llegar.

—Hoy no Al. Estoy de excelente animo como para que lo arruines con tus memes de humor negro.

—No es nada de eso. Queremos que mires un video y nos des tu opinión periodística. Es algo que pasó hace unos días en Cancún*.

Brenda accedió y se acercó hasta dónde estaba Álvaro y el jefe de este. El chico inició la reproducción de un video a través de su móvil, a la par que iba explicando el suceso.

—Son unas chicas que corrieron de un centro comercial por estarse besando.

Un segundo después de escuchar ese comentario, Brenda comenzó a sentirse incómoda con el contexto.

—En esta parte se están dando sus besitos— Álvaro continuó con la narración— de pronto se les acerca un guardia de seguridad, le dice algo y las chicas se van.

—Suficiente, no quiero seguir viendo— intentó alejarse.

—Espera, se pone mejor— el chico detuvo su huida— porque aparecen otra vez en un piso inferior y el mismo guardia se vuelve a acercar, pero ahora la gente empieza a agredirlas a tal grado que logran sacarlas del lugar.

—¿Quieres mi opinión? Este mundo se ha vuelto intolerante a todo lo que es diferente. Ya no hay empatía, mucho menos respeto hacia el prójimo. No todos tenemos los mismos gustos, ni nos agradan las mismas personas.

—Ayer las entrevistaron en un noticiero local e hicieron una denuncia pública. Míralas que hermosas están, que desperdicio de mujeres y esta pelirroja, me recuerda a María José, ¿a ti no, Bren?

—No, no se parecen, ni tantito.

—Por cierto, que ha pasado con esa tía— ahora habló el jefe de Álvaro— ¿ya te la...?— no se atrevió a terminar la pregunta porque Brenda seguía a un lado y sabía que eran amigas.

—Nunca tiene tiempo para salir conmigo mucho menos para follar.

—Y ni lo tendrá— Brenda habló en su representación—patanes como tú, la buscan a diario.

—Y tú pegada a ella, me dejas sin posibilidades.

—Que prefiera pasar su tiempo libre conmigo a estar contigo, no es mi culpa— sonrió triunfante, sabía que había ganado el duelo— sorry my friend (lo siento amigo). ¿Ya me puedo ir?

—No, todavía no.

Álvaro continuó reproduciendo más videos del suceso mencionado, pero ahora entre sus comentarios agregó uno que otro innecesario.

—A estas chicas lo que les hace falta es un acoston con un hombre para que conozcan el verdadero placer— fue una de sus opiniones y fue la que terminó con la paciencia de Brenda.

Ella decidió dar un paso hacia atrás para marcar distancia entre los chicos.

—Déjame decirte algo, Álvaro. Si tu vida sexual se limita a solo coger, entonces estas teniendo pésimas relaciones— hizo énfasis en sus últimas dos palabras.

La chica decidió no seguir escuchando, ni mirando y emprendió su retirada.

—Hay que organizar un trío. Tú, María José y yo— dijo él en voz alta— y con gusto te demuestro que no soy tan malo como piensas y hasta van a suplicar por más, te lo aseguro.

Brenda enfureció al escuchar el nombre de su amada saliendo de la boca de Álvaro y regresó con él.

—En tu miserable vida, vuelves a decir algo así sobre ella. ¿Entendiste?

—¿Quién carajo te crees? ¿Su representante? ¿Su novia?

—Ten cuidado con lo que preguntas porque quizá no te guste la respuesta.

Ella debía mostrar orgullo, cuando sólo sentía horror y en su interior seguía siendo como una niña que temblaba de miedo, miedo causado por el vídeo y la gente agrediendo a la pareja de mujeres que lo único que hicieron fue demostrarse un poco de cariño en un lugar público.

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*ciudad ubicada en el oriente de México.

*ciudad ubicada en el oriente de México

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Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora