5 A diez centímetros de ti

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De pronto tú y yo me siento a salvo

Una tarde de miércoles y puntual a las 6pm, dio inicio una transmisión más de Tic Tac.​

—Buenas tardes queridos radioescuchas, les saluda Leonel García desde la hermosa ciudad de Querétaro y hoy, tras semana y media de ausencia, regresa nuestra estimada compañera y amiga Brenda Santillán, quien se encuentra muy emocionada por volver y nos contará el porqué de su abandono todos estos días. ​

—Buenas tardes mis adorados tictac-maniacs— la recién presentada tomó la palabra— estoy de vuelta y gracias a todos por seguir esta transmisión, gracias por su inmenso cariño y gracias por la infinidad de mensajes de apoyo que me han hecho llegar.

—Bren, bienvenida seas— continuó Leonel— todo tu público y todos nosotros estamos felices de que estés aquí y antes de que nos cuentes tus hazañas, déjame saludar a los compañeros en producción y a nuestros patrocinadores. ​

Después de la introducción, hicieron un breve corte comercial y al volver, Brenda comenzó a narrar lo sucedido. ​

—Primero que nada, quiero disculparme por no haber estado la semana pasada, pero fue una situación de fuerza mayor. Quizá alguno de ustedes se enteró del accidente ocurrido en el entronque de la avenida plan vida y fray Luis de León, justo detrás del estadio de futbol, pues déjenme contarles que los protagonistas de ese suceso fue mi amiga Natalia, su novio Paul y yo. Fue un choque bastante aparatoso porque un auto que venía a exceso de velocidad y que además se pasó el alto, nos impactó. Por fortuna no hubo vidas que lamentar, solo el coche de mi querida Nats que terminó siendo pérdida total, pero bien lo dice una canción— enfatizó— bajo la luz adecuada todo es mejor porque en medio del caos que generamos esa noche, conocí a un ser magnifico.

—¿A qué te refieres, Bren?— Leonel la interrumpió— ¿viste a Dios?— se atrevió a bromear con la situación.

—A alguien mucho mejor— Brenda continuó— esa noche conocí a los paramédicos de la Cruz Roja que casi de inmediato llegaron para auxiliarnos. Conmigo se acercó una de ellos, de nombre María José Miranda, una chica muy amable. De esas personas que tienen el don de dar tranquilidad. El verla y escucharla, me hacía sentir paz— se sumergió en el mar de los recuerdos— y por esa misma razón, me siento mal con ella.

—¿Qué le hiciste a esa chica misteriosa?

—Le mentí.

—¿Qué le dijiste?

—Me preguntó un par de cosas y yo falseé mi información. Quizá por el golpe o el sobresalto del choque, se desacomodaron mis ideas y terminé diciendo un sinfín de mentiras, pero es que en ese momento pensaba en todo y a la vez en nada. ​

—¿Qué te preguntó?— Leonel y el resto de la producción se encontraban intrigados con la historia.​

—Cuando preguntó mi nombre, le dije que me llamaba Brenda San Martín y no, me llamo Brenda Santillán Martínez. San Martín es el apellido de mi novio Javier. ​

Todos rieron. ​

—Después preguntó mi edad y le respondí que iba a cumplir 33 años— volvió a reír— y no es cierto, mi hermana Alicia tiene 33, yo cumpliré 30 el próximo 17 de septiembre.

Continuó el regocijo dentro de la pequeña cabina radiofónica.

—Y la peor mentira fue cuando preguntó a qué me dedicaba y le dije que era maestra de preescolar. ¿Alguien es capaz de imaginarme cuidando a un montón de niños? ​

Las risas no cesaron.

—Mi madre fue asistente escolar. Yo, como todo mundo ya lo sabe, dirijo este hermoso programa de radio— al terminar se escuchó el sonido de los clásicos aplausos pregrabados— y por favor, si alguien conoce a María José Miranda, paramédico de la unidad 28 de la Cruz Roja, díganle que me siento muy apenada y que me encantaría contactarla para invitarla a comer o cenar o donde ella quiera porque deseo enmendar mis errores— suspiró— estoy muy agradecida por lo que hizo por mí.

Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora