Capítulo 1

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Habían pasado poco más de 365 días desde aquella luna de abril cuando las chicas dijeron SI mirando al mar.

Brenda junto con toda la dirección de EXA, trabajaba en una campaña de publicidad radiofónica, la cual pretendían lanzar a todo el país e incluir algunos países de Latinoamérica, el tema central era la inclusión y la diversidad y bajo el lema para una vida sin discriminación, ella debía viajar por Sudamérica junto a su jefe para promoverla y en dos semanas harían varias escalas. Un jueves por la noche y con una gran celebración en un hotel de la ciudad, todo inició.

Para el siguiente sábado, María José inició su jornada laboral atendiendo un choque sobre la avenida Insurgentes Sur. Tres autos que no llevaban la suficiente distancia entre ellos, resultaron coalicionados y con sus ocupantes lastimados.

—Hola, mi nombre es María José Miranda, soy paramédico del erum y voy a revisarte ¿de acuerdo?— se dirigió con la conductora de uno de los autos implicados— ¿cuál es tu nombre?

—Jimena— le respondió y la miró con demasiada atención— ¿nos conocemos?

—No lo creo, acabo de llegar— se colocó el cubre boca sobre su rostro.

—Siento como si te hubiera visto en otro lugar.

—Solo que tengas accidentes recurrentemente y me haya tocado auxiliarte en otra ocasión porque de otra manera creo que es imposible, esta ciudad es enorme— le respondió mientras le revisaba las pupilas— o quizá conozcas a mi hermana gemela.

—¿La tienes?

—No— sonrió, pero como tenía cubierta su boca y parte de la nariz no se percibió— y he llegado a pensar que tengo un rostro muy común porque siempre me confunden con alguien más. ¿Tienes algún malestar en el cuello?

—Me duele un poco.

—¿Me dejas ponerte un collarín?

—Sí— el artefacto rodeó su cuello— y tengo una excelente memoria, sé que ya te he visto.

—¿Qué te parece si en lo que llegamos al hospital haces un autoexamen mental y buscas mi rostro en tu base de datos?— se retiró el cubre bocas.

—¿Tú me llevarás?

—Así es ¿o prefieres que te lleven detenida en lo que las aseguradoras se arreglan?

—No, no lo permitas.

—El que no correrá con la misma suerte será tu auto porque se lo llevará una grúa y después tendrás que pagar una multa para recuperarlo.

—Pero yo no hice nada, este tío de enfrente— señalo al otro auto— se detuvo de golpe.

—Mira por el retrovisor, todos esos conductores quieren un culpable por este caos que están generado.

—Pues no es justo, yo no lo soy.

—Toda esta avenida tiene cámaras de vigilancia y con la ayuda de ellas deberán deslindar responsabilidades, pero si tendrás que pagar una multa porque las llantas de tu vehículo mancharon el pavimento— nuevamente le sonrió.

—Jefa— se acercó uno de los paramédicos que llegaron con ella— olvidó su celular en la ambulancia y su esposa le está llamando— el chico llevaba el equipo en su mano.

—González, si dejé el móvil en la unidad fue por algo ¿no crees?

—Pero es su esposa— el chico insistió.

—¿Y?

—Usted siempre le contesta.

—Pero jamás lo hago mientras estoy atendiendo a alguien y ella lo sabe.

Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora