86 Esta vez no digas nada

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Esta noche no me importa lo que dirán

Al día siguiente, el papá de María José pasó por Brenda para llevarla y acompañarla a una joyería cercana. La chica entró al establecimiento mientras que el doctor Miranda se quedó afuera, platicando un tema con su chofer. ​

—Buenos días— ella saludó al ingresar.

—Buen día señorita— respondió el hombre que atendía el negocio— ¿puedo ayudarle en algo?— la persona se encontraba detrás del mostrador.

—Quisiera ver anillos de compromiso, por favor— pidió.

—¿Para varón?— preguntó incrédulo.

—No, para mujer— Brenda sonrió emocionada— mañana le pediré a mi novia que se case conmigo.

—Lo siento, pero aquí no vendemos ese tipo de anillos así que le pediré que se retire. ​

—¿Disculpe?— no podía creer que el tipo le negara la atención.

—Miguel— el hombre extraño llamó al guardia de seguridad que se encontraba de pie y un costado de la puerta; este caminó hasta ellos— acompaña a la señorita a la salida— le pidió al llegar.

—¿Pero por qué?— Brenda intentó comprender la actitud tan insólita que había tomado el individuo.

El guardia la sujetó del brazo para acatar la orden.

—¡No me toques!— Brenda se liberó del agarre.​

—Por favor retírese— el otro insistía. ​

—¿Que está pasando?​— alguien preguntó.

—Doctor Miranda, buenos días— ahora el sujeto se mostraba amable y risueño— todo está bien, solo tenemos una situación con esta persona, pero ya se va. En un momento lo atiendo. ​

—No le pregunté a usted. Brenda— la observó— ¿todo bien?

—Este tipo me está corriendo y no me permite comprar el anillo para su hija. ​

—Esto debe ser un error porque la señorita— señaló a Brenda— me dijo que el anillo era para su novia, no para su hija doctor Miranda. ​

—María José Miranda es mi novia— vociferó orgullosa.

—Vámonos, te llevaré a otro lado. ​

—Doctor Miranda, esto es una simple confusión. Le ofrezco una disculpa.

—¿La agredida soy yo y le pides disculpas a él?— Brenda se defendió— aparte de homofóbico, eres un misógino*.

—Personalmente redactaré una queja al dueño de esta joyería y jamás volveré a comprar aquí. ​

—Doctor Miranda, espere por favor— el tipo insistió, pero ellos no detuvieron su caminar. ​

Salieron de ahí y volvieron al auto para buscar otro lugar donde hacer su compra y a pesar del incidente, el papá de María José parecía contento.

—Gracias Brenda. ​

—¿De qué?​

—Por defender tu amor y el de mi hija. Ella es muy afortunada de tenerte. ​

—Todo lo contrario, la afortunada soy yo. María José se enamoró de mí e hizo todo para que yo me enamorara de ella. ​

Compartieron la sonrisa y la felicidad.

—Doctor.

—¿Sí?

—¿Cree que su hija quiera casarse conmigo?

—No ha nacido otra persona con la que ella quiera compartir su vida.

​Esa noche y mientras dormía, Brenda tuvo una pesadilla y experimentó un sentimiento de pérdida y abandono, similar como el que vivió cuando vio a María José sobre aquella cama de terapia intensiva y para su mala suerte, ya no logró conciliar el sueño.

—Oye cookie, has pensando en...— Brenda intentó iniciar una conversación mientras desayunaban.

—¿En qué?— María José se interesó.

—Como te explico...— guardó silencio y comenzó a jugar con su anillo de compromiso para disimular el nerviosismo. ​

—Bren— colocó su mano izquierda sobre las de ella para intentar calmarla— ¿qué ocurre?

—¿Has pensando en dedicarte a otra cosa que no sea ser paramédico?​

—Es una broma, ¿verdad?

—No, lo que yo intento decir es...

—¿Y que seguirá después?— la interrumpió— ¿un día despertarás y te darás cuenta que ya no te gusto como soy y que me prefieres en una versión masculina?​

—No, no me refiero a que cambies por completo, si no a que desempeñes un trabajo más administrativo y menos peligroso. ¿No sé si me estoy explicando? ​

—No, no lo estás haciendo— levantó un poco su tono de voz— esto es lo que soy y no voy a cambiar solo porque a ti, ya no te gusta. ​

—Es que no te estoy pidiendo que cambies, solo...

—Brenda— la interrumpió por segunda ocasión— si yo te pidiera que dejes de ser locutora de radio, ¿lo harías? ​

—Por ti renunciaría a todo, menos a mi hija— le respondió.

—Tanto tiempo juntas y aún no entiendes que el amor no funciona así. ​

—Lo único que quiero es que comprendas el dolor que me causó verte en esa cama de hospital, rodeada de todos esos aparatos o no imaginas como estaría yo, si hubieras fallecido la noche del accidente. ​

—Orgullosa, porque habría muerto ejerciendo mi vocación— se puso de pie con la ayuda de sus muletas— y te daré un consejo, nunca se te ocurra ponerme a elegir entre tú y mi profesión porque no te elegiré. ​

El papá de María José llamó a la puerta, ella debía ir a su cita médica. ​La chica caminó despacio.

—Cookie espera— Brenda le pidió. ​

Pero María José la ignoró y recibió a su padre.

—Buenos días papá, ¿nos vamos? ​

—Si— besó su mejilla— Brenda, buenos días— la saludó a la distancia— el chofer te espera en el estacionamiento. ​

—Gracias. Los veo más tarde. ​

—¡Éxito en tu entrevista!

María José terminó de salir y cerró la puerta. ​

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*que odia o siente rechazo hacía las mujeres.

*que odia o siente rechazo hacía las mujeres

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Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora