Nunca más seré la misma de ayer
Una vez firmada el acta de divorcio y decretada legalmente la separación, Brenda volvió a la ciudad de México con un solo destino.
—Bren— sus ojos negros brillaron con más intensidad al verla detrás de la puerta.
—Hola.
—¿Qué haces aquí?
—Quería verte y platicar contigo.
Pero de un segundo a otro, María José recordó el cómo habían terminado las cosas entre ellas.
—No sé qué es lo que buscas, pero tampoco me interesa saber. Que te vaya bien en tu viaje de regreso— intentó cerrar la puerta.
—Te busco a ti— Brenda lo evitó.
—¿Y Javier sabe que estas aquí? Porque la última vez que me buscaste sin que él se enterara, me mandaste al carajo, directo y sin escalas.
—No, no lo sabe porque me divorcié, tal como te lo dije. Solo necesitaba un año.
—¿Y que se dice en estos casos? ¿Lo siento o no me importa?— otra vez intentó cerrar.
—Espera— detuvo la acción por segunda ocasión— la última vez que vine no fuiste tan descortés conmigo.
—Brenda, no me jodas. La última vez que estuviste aquí, había fallecido mi madre. No confundas la situación.
—Lo siento— se mostró apenada.
—Ya no quiero tus disculpas, me cansé de escucharlas.
—Sé que estas molesta conmigo y con justa razón, pero si quisieras hablar— hurgó en el interior de su bolsa de mano para extraer un folleto— estoy hospedada en este hotel— intentó entregárselo— y estaré ahí hasta mañana a mediodía. Habitación 280.
—¿Otra vez tu tonto juego?
—Ya funcionó una ocasión— intentó ser optimista.
—La última vez que hablamos te dije que no volvieras a buscarme— María José le arrebató la publicidad y sin prestarle atención, la rompió para dejar caer los trozos al suelo.
—Yo tengo otro recuerdo, la última vez que nos vimos intentaste besarme.
—Y me rechazaste, que rápido olvidas lo que no te conviene.
—Eran otras circunstancias, yo seguía casada y Javier estaba cerca.
—Es que siempre es así contigo, mientras estoy amándote como una loca, tú lo estas eligiendo a él.
—¿Podemos olvidarnos de Javier?
—Esa pregunta más bien es para ti. ¿Tú puedes?
—Ahora es parte de mi pasado porque hace meses nos separamos— sonrió.
—¡Felicidades!— le respondió con ironía— ahora si me disculpas tengo cosas más importantes que hacer, que platicar contigo y de tu fabuloso divorcio. Adiós y buen viaje.
Esta vez sí logró cerrar la puerta, pero en su mente se revolvió todo porque aún guardaba sus caricias en la caja del recuerdo y más tarde como cada tarde, Samantha la visitó.
—¿Te ocurre algo?— cuestionó al notarla diferente. Su cuerpo estaba ahí, pero sus pensamientos a kilómetros de distancia.
—Sí, solo que...— dejó escapar un suspiro al aire.
—¿Qué?
—Bren reapareció y vino a verme.
—¿Cuándo?— sin duda, se sorprendió.
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Cometas por el cielo [Completa]
Roman d'amourDicen que enamorarse es un acto reflejo, algo que no se puede aprender ni controlar, como el respirar. Yo, no creo que sea así. Yo he tenido que aprender a querer a una mujer porque me enamoré de una. Aprendí a pasear agarrada a su cintura, a desliz...