45 Coronel

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¿Quién había ganado qué?

Al día siguiente, María José llevó a la familia de Brenda hasta el aeropuerto y después de despedirlos, regresó al departamento para recoger las pocas cosas con las que viajó de Sinaloa y emprendió el viaje a la ciudad de México. Durante el trayecto, ella reflexionó sobre las decisiones que había tomado; renunciaría a la Cruz Roja, no volvería con Damián, pero tampoco se quedaría en Querétaro, eso, era en lo único que podía pensar en ese momento, ya después se ocuparía de planear el nuevo rumbo que tomaría su vida.

Cuando llegó a la casa de sus padres, la recibió su mamá y Karina, la señora que llevaba toda la vida trabajando para ellos y grata sorpresa se llevó cuando se dio cuenta que ahora su madre y varias veces al día, necesitaba colocarse en el rostro una mascarilla, la cual le proporcionaba oxígeno. Hecho al que le restó importancia porque la misma señora Maite le dijo que era algo preventivo por el tema de sus problemas cardíacos. Ellas estuvieron conversando durante todo el día y María José le contó sin muchos detalles lo que había pasado en su vida los últimos meses, incluida la ruptura de su relación con Damián, pero decidió omitir la parte del casamiento de Brenda, todavía no se sentía lista para hablar sobre ese tema ya que ni ella sabía en qué iba a terminar todo eso y por la noche, cuando ya se encontraba en su habitación, recibió una visita.

—Señorita María José.

Alguien le llamó desde afuera; Era Karina. Abrió la puerta.

—¿Qué ocurre?— le intrigó la manera tan extraña de como miraba a su alrededor, pareciera que no quería ser descubierta.

—¿Puedo pasar? Necesito platicar con usted.

—Adelante— retrocedió para darle espacio.

Entró.

—Solo quería contarle algo que ocurrió poco después de que usted se fue a Sinaloa.

—Dime.

—Su madre sufrió un paro cardíaco y estuvo una semana hospitalizada.

—¿Qué? ¿Cuándo ocurrió eso?— la intranquilidad se adueñó de su persona.

—Usted tenía unos días de haberse ido.

—¿Y cómo pasó?

—La señora Maite hizo un esfuerzo excesivo mientras arreglaba su jardín.

—¿Por qué no me lo dijeron?

—Su mamá no quiso hacerlo. Dijo que, si le contábamos, usted se regresaría y ella no quería hacerla volver.

—¿Por eso usa oxigeno?

—Así es y me atrevo a contárselo para que tenga cuidado e intente no discutir con su padre el tiempo que esté aquí. Los médicos ordenaron tranquilidad absoluta.

—Gracias por decirme.

—Solo no le diga a su mamá que lo hice porque por una extraña razón, pidió que guardáramos el secreto.

—No te preocupes, no lo haré.

—Que tenga buena noche— Karina salió de la habitación.

Ahora, un tema más invadía su mente y con ese, tenía los suficientes como para no dormir durante noches enteras.

A la mañana siguiente y al salir de su habitación, encontró a sus papás desayunando juntos y decidió hacerles compañía.

—Buenos días— los saludó. Besó la mejilla de su madre y tomó asiento a su derecha.

—Buen día hija— le respondió la señora Maite y su padre también lo hizo, pero él omitió el sustantivo.

Karina sirvió sus alimentos.

Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora