27 La chica del espejo

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Que te comes a besos la vida

Al día siguiente, María José seguía en casa de sus padres y después de desayunar con ellos, decidió hablar con su madre, pero no encontraba la manera de iniciar con la conversación.

—Hija ¿tienes algo que contarme?— la señora Maite le ayudó al notar su indecisión.

—¿Por qué lo preguntas?

—Has estado muy alegre y no paras de sonreírle al teléfono. Si no supiera que estas con Damián, pensaría que te enamoraste de alguien más.

—¿Tanto se me nota?

—Si estornudaras en este momento, llenarías la casa de confeti.

La chica sonrió al sentirse descubierta.

—De hecho, sí. Si hay algo quiero contarte, pero antes debo hacerte una pregunta.

—¿Cuál?

—¿Hay algo en esta vida que pudiera hacerte sentir decepción de mí?

—¿A qué te refieres?

—Que consumiera alguna droga o algo similar. Solo imagina el peor escenario.

—Hija, te conozco desde que tenías ocho semanas de gestación. Te vi por primera vez a través de una pantalla y tenías forma de todo, menos de una personita y ya me parecías lo más hermoso de este mundo. A partir de ese momento, comencé a amarte. He tenido la fortuna de verte crecer y convertirte en la mujer que hoy eres. ¿De verdad crees que exista algo que me haga cambiar de opinión respecto a ti? ¿Qué me haga dejar de quererte? Absolutamente nada, además sé la educación que te di, tú podrás ser todo, menos una mala persona.

María José respiró y se tranquilizó. Contó hasta tres antes de empezar porque, aunque ella y su madre nunca se habían ocultado nada, ahora le causaba un poco de conflicto hablar sobre el nuevo rumbo que tomaron sus emociones.

—Hace unos meses conocí a alguien— inició— con el paso del tiempo y el trato continúo, de manera inconsciente e inexplicable me enamoré— volvió a llenar de aire sus pulmones y oxigenó sus ideas— me he enamorado con todo mi amor.

—¿Y Damián? ¿Ya no estás con él?

—Sí, aun seguimos juntos, pero ese no es el punto importante de esto— empezó a hablar más lento mientras intentaba acomodar sus palabras— porque esa persona que conocí es una chica— se tomó unos segundos antes de terminar— estoy enamorada de una mujer.

La señora Maite sonrió cautivada. Ella aún era capaz de recordar la primera vez que su hija la llamó mamá y esa mañana, pero treinta años después, María José hablaba casi con la misma dificultad de cuando era un bebé, solo que ahora le contaba que sentía amor por una mujer. No hizo preguntas. Se acercó a su hija para abrazarla, porque para ella, seguía siendo su pequeña.

—¿Estás decepcionada?

—No— retiró de sus ojos las lágrimas que amenazaban con salir en próximos segundos— al contrario, cada vez me haces sentir más orgullosa.

—¿En serio?

—Eres la chica más valiente del universo y si, si existe algo que me pudiera hacer sentir decepción y es que renuncies a lo que quieres solo por miedo.

María José se refugió en los brazos de su madre.

—¿Y qué pasará con Damián?— reanudaron su conversación.

—Necesito hablar con él y tiene que ser pronto, no puedo seguir engañándolo. No lo merece.

—Y esta chica que te tiene tan enamorada, ¿cómo se llama?

Cometas por el cielo [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora